Jean Dubuffet (1901-1985), el Art Brut, el movimiento Co.Br.A., la arquitectura radical de Juan O’Gorman (1905-82) y el actual auge del Arte Outsider han generado oposición crítica a la civilización moderna actual al revalorar el arte de niños, individuos marginados, sin formación artística o afectados mentalmente.

Yishai Jusidman reflexiona en Tamayo, su Idea del Hombre: “Para Warhol, el sujeto es un ente social; para Beuys, uno creativo; para Picasso, uno dominador. Si para Bacon el sujeto es un torbellino y para Giacometti una espiga precaria, para Tamayo el sujeto habría de ser, pues, un monigote”. (29SEP1999, El Ojo Breve, Reforma). A partir de la infantilización desde los años sesenta de las figuras de Rufino Tamayo (1899-1991), pueden localizarse en México las raíces de este efecto en Alfredo Ramos Martínez (1871-1946), Diego Rivera (1886-1957), los estilizados niños de Gustavo Montoya (1905-2003), etc.

En el arte contemporáneo, ¿Se puede separar el sarcasmo sociológico adolescente de John Currin, George Condo, Lisa Yuskavage, Paul McCarthy, Franz West (1947-2012), Lily van der Strokker, etc. y el amanerado arte de Fernando Botero, Bernard Buffet (1928-99), Marisol Escobar (1930-2016) y Margaret Keane pintora de niños que nos chantajean con sus enormes y llorosos ojos?.

¿Estas dificultades se replican en el arte actual mexicano?; como en Sa La Na, A Yuum, iasis/Laissez Faire-Laissez Passer, 2019, escultura del colectivo Biquini Wax sobre la ballena Keiko crítica al neoliberalismo, así como la reciente exposición de Paloma Contreras Lomas en Salón Silicón, y la actual práctica artística de Israel Urmeer o Wendy Cabrera Rubio. ¿El arte aniñado ha sido una estrategia comercial y de inserción hacia el mercado y el mundo del arte ya que promueve una actitud inocente, inofensiva y políticamente correcta?. Ante la pobreza de ideas e imaginación crítica, estética y formal, ¿sólo queda someterse al curador, mercado e institución?, ¿El arte actual está entrando en una parálisis crítica?.

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