Opinión

Biden nos atañe

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Biden nos atañe

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

La toma de posesión, el miércoles 20 de enero, de Joe Biden como el 46° presidente de los Estados, fue la culminación de una larga carrera de obstáculos que Donald Trump y los republicanos pusieron para impedir su arribo a la Casa Blanca. El empresario neoyorquino presentó más de 60 denuncias de supuestas irregularidades en los comicios. Denuncias que fueron rechazadas en diversas instancias judiciales, incluida la Suprema Corte de Justicia.

Como medida desesperada, el 6 de enero, Trump llamó a sus seguidores a hacer un mitin en el que los enardeció afirmando que había sido víctima de un fraude electoral y los convocó a que marcharan al Capitolio. Allí, en esos momentos, se llevaba a cabo la sesión del Congreso para certificar la victoria de Biden por 306 colegios; Trump obtuvo 232. La turba (compuesta, sobre todo, por grupos de ultraderecha como los neonazis, QAnon y Alt-Rigth) interrumpió la sesión; pero fueron desalojados. La sesión se reanudó y culminó exitosamente, aunque algunos legisladores republicanos votaron en contra de validar el triunfo de Biden. Muchos dicen que el motín fue un intento fallido de golpe de Estado. Como dijo Joe Biden en su discurso de toma de posesión: “la democracia prevaleció.”

Justamente con ese tema comenzó su alocución inaugural: “El día de hoy no celebramos el triunfo de un candidato, sino de una causa, la causa de la democracia. La voluntad popular ha sido escuchada y la voluntad popular ha sido atendida. Una vez más hemos comprobado que la democracia es invaluable, la democracia es frágil. Y en esta hora, amigos míos, la democracia ha prevalecido.”

Haciendo referencia a la profanación hecha por los iracundos que irrumpieron en el Capitolio dijo que esa masa enfurecida sacudió los cimientos del recinto en el que se encontraban, pero que ahora “estaban reunidos allí como una nación, bajo Dios, indivisible para llevar a cabo el cambio de poder como lo hemos hecho durante más de dos siglos.”

Nunca mencionó a Trump por su nombre; sin embargo, hizo referencia a los estropicios causados por el mandatario saliente, sobre todo, a su intento de usar su cargo para beneficio personal, no para procurar el bien público. Trump quiso permanecer, indebidamente, en el poder echando mano de toda clase de artilugios: desmontar la democracia e imponer una autocracia populista.

El populismo entiende a la política como conflicto. En contraste, la democracia concibe a la política como conciliación. Por eso Biden dijo: “La política no necesita ser metralla graneada que destruya todo a su paso; el desacuerdo no debe ser causa de una guerra total.”

Le dio las gracias a quienes votaron por él; a quienes no sufragaron por él les pidió que lo escucharan. “Y si continúan en desacuerdo, háganlo. En eso consiste la democracia, eso es América: el derecho de disentir pacíficamente, en el marco de nuestra república. Acaso esa sea la gran fuerza de nuestra nación. Óiganme atentamente: el desacuerdo no debe llevar a la desunión.” La respuesta no está en enfrascarse en la lucha entre facciones, desconfiar de quienes no lucen como nosotros, o practican la religión en la que uno cree, o no se informa a través de los medios de comunicación que cada cual prefiere: “Debemos terminar esta guerra incivil en la que se han trenzado rojos (republicanos) contra azules (demócratas), rurales contra urbanos, conservadores contra liberales. Podemos hacer esto si abrimos nuestras almas en vez de endurecer nuestros corazones. Si mostramos un poco de tolerancia y humildad.” Biden afirmó que gobernará para todos.

El populismo se nutre de la tergiversación de los hechos y también se alimenta de la mentira: “debemos rechazar la cultura en la que los hechos en sí mismos son manipulados e incluso manufacturados.” La posverdad.

Respecto de la mentira, Biden se refirió a ella en los siguientes términos: “En las últimas semanas y meses hemos aprendido una dolorosa lección: está la verdad y están las mentiras. Las mentiras van en búsqueda del poder y la ganancia. Y cada uno de nosotros tiene una obligación y una responsabilidad, como ciudadano, como americano, y especialmente si se trata de un líder—líder que ha jurado defender nuestra Constitución y proteger a nuestra nación—defender la verdad y derrotar a las mentiras.” Frase que hace alusión directa a la falsedad que propaló y sigue propalando Donald Trump de que la elección del 3 de noviembre fue un robo. Con todo y las evidencias de que fue una elección limpia, hay gente que le sigue creyendo. Tan es así que los badulaques que irrumpieron en el Capitolio gritaban a voz en cuello “Frenen el atraco.” Ideas equivocadas pueden provocar consecuencias funestas.

En diversas ocasiones Biden hizo un llamado a la unidad para enfrentar problemas urgentes como la pandemia del Covid-19.

Agregó una cosa de suma importancia: Estados Unidos reestablecerá sus alianzas en el exterior y se vinculará con el mundo una vez más: “Nosotros retomaremos el liderazgo no meramente por el ejemplo de nuestro poder, sino por el poder de nuestro ejemplo.”

No hay duda: Biden va contra los populismos.

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