Cultura

Carmen Boullosa novela la otra versión de "Eva, la primera mujer"

“La pregunta mayor de esta obra es: ¿por qué esta división de géneros cuando existe algo más grande que es el ser humano? Y plantea que, en realidad, lo que se envidia es el clítoris, así como la maternidad, y no el pene”.

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Carmen Boullosa novela la otra versión de "Eva, la primera mujer"

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Después de que tu hijo viola a tu hija, de que tu compañero de vida es el semillero de la violencia que convierte a Caín en asesino de Abel, de que te conviertes en la cocinera de un borracho que también roba tu historia y se llama Noé ¿cómo recuperas esa alegría que es la lengua, esa especie de puente perpetuo con el otro que es la palabra?, cuestiona la escritora Carmen Boullosa apropósito de su reciente novela El Libro de Eva.

En su trayectoria de vida, Eva vive experiencias traumáticas desembocadas de la envidia, el rencor y la violencia, sin embargo, al contarnos su versión ya se recuperó y está llena de vida otra vez. “Esta novela es la pausa de recuperación de Eva, en la cual fue capaz de recobrar su voz. Los papeles secretos de Eva han ido pasando de mano en mano y esto parecería la ayudó, incluso sus críticas, porque todas las escritoras que han pasado por su figura la han ido ayudando a terminar de contar su historia”.

LIBRO. A lo largo de 91 pasajes, la escritora Carmen Boullosa recupera a Eva del génesis bíblico y cuenta la versión de la mítica mujer original en el Libro de Eva, donde señala que ella no fue creada por un pedazo de costilla ni es la causante del pecado original, sino que plantea la entrada a la Tierra junto a un compañero con, quien al principio, va avanzando a pico de lanza, destacó la escritora.

“La pregunta mayor de esta obra es: ¿por qué esta división de géneros cuando existe algo más grande que es el ser humano? Y plantea que, en realidad, lo que se envidia es el clítoris, así como la maternidad, y no el pene”.

Eva decide ser mujer y, por un lado, el clítoris le va a dar la entrada a un cierto tipo de placer que no ha obtenido con la manzana y, por otra parte, le va a dar la posibilidad de engendrar hijos. Al nacer el clítoris, rebrota con él, todo el aparato reproductor femenino”.

Esto no le ocurre a Adán, quien quiere lo que Eva ya tiene, agregó. “Él, envidiando esta instancia de placer que ella ha sido capaz de obtener, la busca de afuera para adentro y provoca un abismo entre ellos dos”. No obstante, la experiencia erótica es una experiencia interior y una relación propia con el mundo externo.

Por tanto, la experiencia erótica es la muestra de la suprema libertad, añade. “Con ella, Eva logra escaparse de lo que cualquiera puede agarrar, vender, platicar, etcétera. Esto, se comprendería también porque en el nicho del ‘universo femenino de nuestra cultura occidental’ las mujeres estaban relegadas por ser el 50% de la población que había sido creada de la costilla, lo que las condenaba a estar al servicio del otro y a complacerlo”

Lo anterior, también “es replanteado por la Eva de la novela al dividirse en binario, porque esta división es diferente, para empezar: quien obtiene su identidad erótica por imitar al otro es Adán y, algo muy importante, es que los creadores de su propio cuerpo, son ellos”.

Boullosa explicó que la vida nos da muchas cosas, pero en ellas no laboramos nuestra propia identidad, es decir, todos tenemos un cuerpo, pero hay muchos otros elementos que conseguir para la creación o apoderamiento de uno mismo.

RECUPERAR LA PALABRA. La trayectoria de Eva desde la creación del caos hasta la caída de la Torre de Babel está permeada por la violencia y la versión que Adán repitió una y otra vez, misma en que Eva es la culpable y él, el protagonista de las hazañas que les han permitido crear el fuego, la palabra, una familia, una sociedad, etcétera. No obstante, mientras Eva escucha estos relatos, permanece en silencio.

“Eva se quedó callada porque, si uno le creyese a la versión de la Eva de la novela, era muy difícil que ella articulase la historia tremenda que le pasó a su familia, en la que había una enorme violencia intrafamiliar, sexual, de género… Por eso, ella cae en una especie de tristeza e imposibilidad de remar cuesta arriba en el río del odio”

Mientras Eva vive todas estas violencias, no consigue recuperar la palabra, sino que lo hace muchísimo después. “Eva no puede hacer lo que hacen nuestras admirables antígonas de México que se atreven a alzar la voz porque han perdido al hijo e inmediatamente salen a buscarlo. Eva no puede con esta experiencia, la troncha y le troncha lo más querido de la vida que es la palabra; evidentemente también troncha su sensualidad y su sexualidad, queda tronchada y consigue recuperarse cuando sale de ahí, cuando se va”.