Opinión

Ciencias y desarrollo

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La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Ante la pregunta sobre sus principales preocupaciones, en una de sus últimas entrevistas antes de desaparecer, decía Carl Sagan que le preocupaba muchísimo que Homo sapiens hubiera sido capaz de construir toda una civilización tecnológica global fundada en conocimientos científicos, en tanto que solamente un puñado de especialistas los comprende, así como cómo traducirlas en las maravillas tecnológicas que disfrutamos hoy día. En contraste y salvo honrosas excepciones —continuaba—, los tomadores de decisiones políticas, sociales, empresariales, corporativas o financieras son verdaderos analfabetas en cuanto a cultura científica se refiere.

Así las cosas, en general se adoptan decisiones equivocadas que impactan de manera negativa el entorno ambiental y el desarrollo humano en el futuro predecible. La pérdida de biodiversidad y el cambio climático ejemplifican claramente a dónde nos llevan decisiones fundadas en la avaricia y el orgullo humanos, que típicamente rechazan las advertencias de quienes sí saben.

Desde la primera Cumbre sobre medio ambiente humano y desarrollo organizada por las Naciones Unidas, en Estocolmo 1972, fueron necesarias más de cuatro décadas de batallas de la comunidad científica implicada, así como de los bien informados, para que todos los gobiernos del mundo reconocieran, en el Acuerdo de París, que la variable humana es la fuerza conductora del cambio climático en curso. La aspiración explícita es evitar que la temperatura superficial promedio de la Tierra se eleve más allá de los +2 centígrados este siglo XXI. Sin embargo, los compromisos anunciados por todos los países Partes de la Convención de cambio climático solamente suman el 25% de lo necesario para alcanzar el objetivo.

En relación con la biodiversidad, en diciembre 2016 tendrá lugar la 13ª Conferencia de las Partes (COP13) en Cancún. Buena oportunidad para que los ambientalistas y demás interesados en frenar la degradación de nuestros ecosistemas, fragmentación de hábitats y pérdida de biodiversidad difundan la gravedad de la situación (la sexta gran extinción de biodiversidad en la historia de la Tierra) y logren algunos avances sustantivos. Pero, desafortunadamente, la percepción pública sobre la pérdida de biodiversidad está muy lejos de ser equivalente a la ya lograda respecto del calentamiento global. A pesar de que la pérdida de biodiversidad es un problema mucho más grave; el cambio climático es una sintomática «calentura» que anuncia la verdadera «enfermedad»: un desorbitado crecimiento poblacional de una especie de primates con hábitos depredadores y despilfarradores, que se apropiaron de los recursos de la biosfera.

Parafraseando a Nicolás Georgescu-Roegen (quien desarrollara, desde la perspectiva de la termodinámica, la crítica definitiva al pensamiento económico dominante), quizás Homo sapiens es una especie que prefiere vivir intensamente poco tiempo (ecológico y evolutivo), consumiendo rápidamente los bienes terrenales que la biosfera le ofrece, en vez de utilizarlos de manera racional y perdurable para asegurarse un más largo plazo en términos ecológicos y evolutivos. Ajustar el desarrollo humano futuro en función de lo que las ciencias naturales nos indican, nos permitiría prolongar nuestra permanencia en la Tierra.

«La grandeza de la ciencia está en su constante autocorrección. Nada es tabú ni dogma. Por supuesto, tiene filtros para no dejar entrar cualquier tontería y revisar con precisión los ajustes que admite». Así empezaba uno de sus últimos artículos de divulgación científica, Luis González de Alba, en el que abordaba la posibilidad de que exista una quinta fuerza en el universo (Milenio Diario, 21 de agosto 2016). Enamorado de la cultura, la libertad, las ciencias naturales, la vida y los buenos amigos, Luis nos abandonó, muerte elegida, este domingo 2 de octubre 2016. Uno más de nuestros entrañables amigos y camaradas que se nos han adelantado. Nos hará mucha falta. Nuevo motivo para que el 2 de octubre no se olvide…

*Coordinador Editorial del Centro
Interdisciplinario de Biodiversidad y Ambiente.
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