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Cómo se fraguó el asalto al Capitolio: Crónica del discurso sedicioso de Trump

TRUMP. El presidente saliente de EU ha sido señalado desde amplios sectores de la sociedad estadunidense como responsable de la violencia golpista, y el FBI ya está investigando el acto que el mandatario celebró para azuzar la ira de sus seguidores contra el Congreso.

Cómo se fraguó el asalto al Capitolio: Crónica del discurso sedicioso de Trump

Cómo se fraguó el asalto al Capitolio: Crónica del discurso sedicioso de Trump

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Las once de la mañana del miércoles 6 de enero de 2021. Una multitud de seguidores de Donald Trump se forma en el jardín elíptico situado frente a la Casa Blanca. Está previsto que una hora después el mandatario ofrezca un discurso en el marco de la “Marcha Salvemos a América”. Entre tanto, hablan varios de sus acólitos: Rudy Giuliani, o su hijo Donald Trump Jr. El mandatario toma la palabra finalmente a las 12 del día, apenas una hora antes del inicio de la sesión en el Congreso para certificar el triunfo electoral de Joe Biden.

El discurso del mandatario pasará a la historia de Estados Unidos como una incitación a la insurrección civil armada contra el gobierno y las instituciones del país más poderoso del mundo.

Lo que ocurrió después es conocido, y el Buró Federal de Investigaciones (FBI) ya está investigando el rol que Trump jugó en unos hechos que suponen lo más cercano a un intento de golpe de Estado que ha vivido Estados Unidos. Así lo afirmó el jueves el fiscal interino del Distrito de Columbia, Michael R. Sherwin, quien garantizó que investigan a todos los actores en la jornada y que el presidente forma parte del compendio de los hechos.

EL CALENTAMIENTO

“Esta gente ya no lo va a soportar más: Llegaron desde todas partes del país y quiero ver qué hacen”, empieza Trump, aunque acto seguido trata de desviar la atención añadiendo: “Quiero ver cómo (los medios) reportan esto (la marcha”. Desde el minuto uno de discurso, que se alargó hasta llegar a la hora y cuarto, el mensaje es frenéticamente belicista. El mandatario insiste en que los demócratas le robaron la elección y lo pone en tiempo presente: “Lo están haciendo”, en referencia a la votación que estaba por empezar en el Congreso.

Pronto, el mandatario empieza a repetir que sus seguidores deben “luchar”, por el país, por su victoria y contra el robo –que está ocurriendo en tiempo real—. Inmediatamente, el público grita: “¡Luchemos por Trump, luchemos por Trump!”. El tono belicista del mandatario es marcado durante todo el discurso, en el que pronto empieza a atacar a los “republicanos débiles”, incluyendo a Mitt Romney, de quien dice que fue “descuartizado” en las elecciones de 2012, que perdió ante Barack Obama. Trump insiste en que ellos deben ser “fuertes” y que Mike Pence debe ser “fuerte” y atreverse a revertir la elección, como le había pedido ya en Twitter.

CONSTRUYENDO EL MOMENTUM

De esta manera, Trump dirige la furia no solo hacia los demócratas, sino también hacia su vicepresidente y hacia todos los legisladores republicanos que rechazaron seguirle el juego del fraude electoral. Todos ellos, reunidos a solo 3 kilómetros de distancia. Es en este contexto en que el mandatario sube el tono y lanza una amenaza directa a Pence: “Si Mike Pnece hace lo correcto, ganamos esta elección. Tiene todo el derecho de hacerlo, y se supone que debe proteger nuestra Constitución” y remata asegurando que le advirtió a su número dos que, en realidad, lo más peligroso que podía hacer era “no hacer nada”. Una contundente amenaza velada, que repite ante un público que lanza un grito: “¡Cuelguen a Pence, cuelguen a Pence!”. En este punto, el vicepresidente está absolutamente sentenciado.

Trump trata ahora de dar a la masa una sensación de legitimidad y de respaldo desde el poder militar, con el que la mayoría en la marcha simpatiza y se identifica. ”Si esas decenas de miles de personas pudieran –el ejército, el servicio secreto, la policía, están haciendo un gran trabajo—, me encantaría que les dejara venir con nosotros”. Algunos reportes de prensa aseguran que Trump quería incrementar la presencia de policías y militares en su mitin con la excusa de protegerse del antifascismo, pese a que ningún reporte de inteligencia pronosticaba presencia de manifestantes. Blanco y en botella. Pero sigue, reproduciendo las palabras, con un tono de voz que recuerda a la severidad castrense, que alguien le dijo: “Señor, las elecciones fueron un robo” y que le prometió que en 2024 volverá a ser presidente.

Tras esto, Trump regresa sobre sus acusaciones de fraude y asegura que la gente que está en el Capitolio no debería estar allí, y que “lo que están haciendo (en el Cpaitolio) es destruir Estados Unidos, y no lo vamos a permitir”. Con estas palabras, deliberadamente ambiguas y en presente, Trump pone en la mira a Biden, a los demócratas, a Pence y a muchos legisladores republicanos. Tras esto, el mandatario dice a su público lleno de supremacistas blancos: “Ustedes son la gente real, la gente que construyó este país. No los que lo están echando abajo”.

LA ORDEN DIRECTA

Después de desatar odio, acusaciones y empoderamiento supremacista, Trump dice ahora a sus seguidores, en el momento clave del parlamento: “Después de esto (el discurso), vamos a marchar hacia abajo, y yo estaré con ustedes, vamos a marchar, da igual por qué calle, pero creo que hacia allí –y en este punto mira hacia donde se encuentra el Capitolio— y vamos a celebrar a nuestros senadores y legisladores valientes, y probablemente no tanto a algunos de ellos, porque nunca recuperaremos el país con debilidad. Ustedes deben demostrar fuerza, y deben ser fuertes. Sé que pronto todos estarán marchando hacia el edificio del Capitolio para pacíficamente y patrióticamente hacer que sus voces sean escuchadas”.

Trump se asegura de mencionar la palabra “pacíficamente” en un discurso lleno de belicismo y odio, llamando a la marcha a “luchar” a desatar un “infierno” a levantarse “en todo el país”.

“Hoy es un gran acontecimiento, porque allí –señala hacia el Capitolio— justo allí, vemos el evento que va a tener lugar, y yo lo estaré viendo, porque vamos a hacer historia”. “Si (los republicanos) no hacen lo correcto, no deberíamos olvidarlo nunca. Nunca”, agrega; y ante una masa enfurecida con sus legisladores, repite su amenaza velada, ahora para todos los republicanos: “Porque creo que, en realidad, es ser más valiente no hacer lo correcto”.

GLORIA

Para entonces, pasada a la una de la tarde, los primeros centenares de trumpistas se agolpan en la escalinata del Capitolio, donde, dentro, la sesión del Congreso ha empezado. Al terminar su discurso, Trump sigue los acontecimiento por televisión dentro de una carpa en los jardines de la Casa Blanca mientras suena “Gloria”, de Laura Branigan. Y el resto es, literalmente, historia.