La realidad COVID alcanzará a la ceremonia del Grito de Independencia cuya celebración masiva puso en duda el Presidente López Obrador desde junio. La gobernadora morenista de la capital del país, quien ha tomado distancia desde hace tiempo de los planteamientos más optimistas del Gobierno Federal, dejó ayer claro que no habrá celebraciones masivas.

Aun cuando hay tres alcaldías de oposición, es poco probable que alguna de ellas no se sume a lo dicho por Claudia Sheinbaum. A unas semanas de que inicien los festejos patrios, la jefa de Gobierno indicó que sólo se realizará un evento simbólico, el cual consistirá en replicar la campana en Palacio Nacional sin visitantes.

Próximamente se reunirá con los alcaldes para definir cómo se llevarán a cabo las celebraciones.

La mandataria local pidió a la población abstenerse de acudir a las plazas y de esta manera evitar aglomeraciones y riesgo de contagio. Expuso que será el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien informe en los próximos días cuál será exactamente el esquema de los festejos, pero cualquier modelo que implique muchas personas quedó descartado.

Esa referencia al Presidente de la República dejó claro que la prudente jefa de Gobierno ya amarró acuerdos en Palacio Nacional, lo que evitaría que le sorprendan con algún anuncio inesperado. Sheinbaum aludió, casi con las mismas palabras que AMLO, a la necesidad de festajar, de no dejar de lado la fecha, pero

La plancha del Zócalo capitalino actualmente se encuentra cerrada al público y no se descarta la realización de operativos para evitar que la gente se reúna en este punto de la ciudad.

En junio pasado, cuando era evidente que la crisis del COVID era mucho más profunda de lo que se pensaba, el Presidente López Obrador señaló que la celebración del Grito de Independencia sí se llevará a cabo, pero que estaban pensando en la necesidad de cambiar el esquema.

“¿Cómo vamos a suspender el grito? De ninguna manera. Lo que tenemos que hacer es analizar, entonces, en su tiempo, cómo se hace la ceremonia“, dijo entonces el Presidente, “no es posible olvidar la historia”.

Las muertes por COVID alcanzaron el peor de los escenarios previstos por la Secretaría de Salud, con más 60 mil muertes y un ritmo alto de acumulación de las mismas.