Opinión

Invictos o el valor de un jugador indispensable

Invictos o el valor de un  jugador indispensable

Invictos o el valor de un jugador indispensable

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Quizá nadie lo habría vaticinado al iniciar la temporada de la NFL, pero tras ocho semanas atestiguar que a media temporada sólo hay un equipo invicto y que sea el de los Acereros de Pittsburgh sí que es de llamar la atención por todas las cosas que eso representa.

Como primera instancia pongamos el parámetro de que estar con 7-0 no sucedía desde 1978, año en que llegaron al Super Bowl XIII y lo ganaron a los Vaqueros de Dallas. Curiosamente, enfrentarán el domingo entrante a los Vaqueros, y dada la situación por la atraviesa el cuadro de Jerry Jones, lo más seguro es que el cuadro de Mike Tomlin se ponga con marca de 8-0.

Hablar de que al momento ha sido el conjunto más constante y que por esa razón se mantiene inmaculado sería quizá redundante, más no así, si lo abordamos desde otro aspecto: desde la perspectiva de que un solo hombre puede ser la diferencia entre tener una gran temporada o una campaña regular o mala.

En los deportes de conjunto suele decirse que no existen elementos indispensables, y hasta cierto punto existe algo de razón en ello, aunque hay piezas clave que hacen la diferencia; sin embargo, es en el futbol americano donde esa regla se rompe.

Se diga lo que se diga, no existe deporte de equipo donde un jugador pese tanto como un quarterback en el deporte de la tacleadas, y eso es precisamente lo que esta temporada en especial nos ha hecho comprobar con el regreso de Ben Roethisberger al mando de la ofensiva de los Acereros.

Sin buscarle tanto, ni tratar de hacer un análisis estadístico de lo que tanto gustan algunos comentaristas, baste decir que este equipo es prácticamente el mismo que el año anterior tuvo una temporada de regular a mala, sólo que ahora la diferencia es que tiene, no sólo a su pasador titular, sino a su líder natural.

Puede que Roethlisberger no sea el tipo más carismático, pero de que es efectivo y eleva el nivel de juego de sus compañeros ni dudarlo. Digamos que es de esos mariscales que no necesitan los grandes números para liderar un equipo y saber que el éxito del conjunto depende de él.

Y es que siendo sinceros, Pittsburgh no tiene ni un ataque terrestre, ya no digamos efectivo, sino decente. Sus corredores son jugadores anónimos. Se fue LeVeon Bell y no han encontrado un verdadero ariete. De su cuerpo de receptores sucede lo mismo. Desde que perdieron a Antonio Brown, los que quedaron no dejan de ser jugadores promedio por más que traten de vender a JuJu Smith Schuster como un jugador estrella.

No obstante, es ahí cuando destaca el papel que juega el llamado Big Ben: los hace dar ese extra para salir adelante.

Casos para ejemplificar lo anterior sobran tanto en el pasado como en el presente, y es por eso que es imposible negar que la posición de quarterback es la más importante en este deporte, por más que existan personas que digan lo contrario. Sin un gran buen pasador difícilmente se podrá ganar.

Ejemplos actuales: ahí están los Patriotas de Nueva Inglaterra, que a pesar de sus carencias se mantendrían como un equipo competitivo si Tom Brady continuara en el equipo. Por su resultara poco fiable esto, tan sólo baste con mirar a los otrora inconsistentes Bucaneros de Tampa Bay de años anteriores. Ahora con Brady se mantienen en la pelea.

Otro caso son los Empacadores de Green Bay con y sin Aaron Rodgers. Su ataque terrestre es regular, sólo posee un receptor de calidad en Davante Adams, y aun así son competitivos si Rodgers está sano.

Pero esto es algo cíclico y lo hemos visto a través de las épocas. Quizá los casos que mejor representan lo anterior sean los Cargadores de los 80 y los Delfines de los 80 y 90. Con Dan Fouts en plenitud, no importaba si San Diego tenía una defensiva que era una coladera, siempre estaban en la pelea. Con Miami, bastaba con soltar a Dan Marino, que a pesar de que jamás tuvo un corredor de respeto, ni siquiera decente, mantuvo a su equipo en la pelea por años.

Es más, si nos fuéramos más atrás en el tiempo, los mismos Acereros de los 70 e inicios de los 80 eran completamente diferentes con y sin Terry Bradshaw, y no se trata de comparar a Roethlisberger con Bradshaw, porque en lo personal el “calvo de oro” es una leyenda de la NFL. La realidad es que con todo y su “Cortina de Acero”, Pittsburgh no podía aspirar a ganar sin Terry en el ataque.

Así que, mientras estos Acereros puedan contar con un Big Ben sano podrán ser contendientes, porque aunque algunos no lo crean, un hombre si puede hacer la diferencia.