Opinión

Joe Biden y AMLO

Joe Biden y AMLO

Joe Biden y AMLO

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Un día después de que el Colegio Electoral de los Estados Unidos validara el triunfo de Joe Biden en los comicios celebrados el 3 de noviembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció al candidato demócrata como presidente electo de la Unión Americana (martes 15 de diciembre). Nadie entendió esa actitud remisa que contrastó con el comportamiento de la mayor parte de los mandatarios del mundo, incluidos gobernantes no-afines a los norteamericanos, como Miguel Díaz-Canel de Cuba y Nicolás Maduro de Venezuela, quienes felicitaron al exvicepresidente por su triunfo.

No se puede argumentar que esta reticencia de López Obrador haya sido porque hubiese habido un margen estrecho entre el abanderado del Partido Demócrata y el candidato del Partido Republicano, Donald Trump: la distancia entre uno y otro no dejaba lugar a dudas: 306 colegios electorales para Biden, 232 para Trump. Número igual al de votos colegiados que se ratificaron el lunes de esta semana. No se podía esgrimir “una duda razonable” para cuestionar los resultados.

Lo que hizo López Obrador, al no admitir la victoria de Biden, sólo fue secundado por Vladimir Putin de Rusia, Kim Jong-un de Corea del Norte y Jair Bolsonaro de Brasil. ¿Qué caso tenía adoptar una postura tan inútil como arriesgada?

Seguirle siendo fiel a su amigo Donald Trump y, por derivación, secundar la versión de que se había cometido un fraude con los votos emitidos por vía postal, que había habido personas que sufragaron dos veces, que el conteo en las casillas fue dudoso, que el Partido Demócrata había movido dinero por abajo del agua para comprar votos, era jugarse una carta personal en nombre de un país entero.

La política exterior debe ser la expresión institucional de un país y no el reflejo de los humores del gobernante. El problema, como bien sabemos, es que el tabasqueño es un hombre temperamental, irascible, cuyos impulsos emotivos se plasman en sus decisiones gubernamentales. En repetidas ocasiones López Obrador ha dicho: “nuestra mejor política exterior es nuestra política interior.”

Ese dicho fue el que aplicó Trump: “America First” (Primero los Estados Unidos) y a lo que dio lugar fue a una política aislacionista: echó pestes de la Organización del Tratado del Atlántico del Norte (OTAN) porque, según dijo, sus miembros habían abusado de la bondad de Estados Unidos quien durante décadas había sido el sostén económico de esa alianza militar para contener la amenaza soviética y la expansión del comunismo. A lo que dio lugar ese posicionamiento de Trump fue al abuso de su amigo Vladimir Putin; dejar que se extendieran los afanes imperiales del autócrata ruso.

También Trump se retiró del Acuerdo de París para combatir el cambio climático.

En contraste, Trump atizó el racismo y la xenofobia dentro de su país. Agarró como blanco de ataque, desde el principio, a los mexicanos: aseguró que deportaría a once millones de indocumentados y que levantaría un muro fronterizo. Nos trató con la punta del pie.

Con todo y eso, López Obrador fue a la Casa Blanca a agradecerle a Trump que hubiese mejorado el trato hacia nuestros compatriotas radicados en la Unión Americana.

Pero la pregunta sigue en el aire: ¿por qué AMLO asumió una actitud dilatoria al reconocer la legítima victoria de Biden? Considero que, además de la pataleta porque no ganó su “gallo”, está de por medio el que López Obrador sabe que el ex vicepresidente es un demócrata en el doble sentido de la palabra: 1) Pertenece al Partido Demócrata que en términos norteamericanos es un partido liberal (progresista), contrario, al Partido Republicano que agrupa a los conservadores. 2) Es un defensor de la democracia como régimen político. Por consiguiente, va a esforzarse por restañar los estropicios causados por el mal gobierno de Trump como la polarización de la sociedad y de la política en su país; tratará de recuperar el sitio que en materia internacional abandonó el magnate neoyorquino sobre todo, reestablecer el vínculo y la fortaleza de las naciones democráticas y hacerle frente a la internacional populista encabezada por Vladimir Putin y que tiene entre sus miembros al hombre fuerte de Polonia, Jaroslav Kaczynski, Viktor Orbán de Hungría y Recep Tayyip Erdogán de Turquía. Y partidos europeos como, en España, Podemos de Pablo Iglesias, en Francia, la Agrupación Nacional de Marine Le Pen, y, en Italia, el partido Cinco Estrellas de Matteo Salvini.

Ese talante democrático de Biden, desde luego, no le habrá gustado a López Obrador ni al ala bolivariana de su gobierno y de Morena junto con sus aliados de “Juntos Haremos Historia.” Entre los miembros destacados de esta ala chavista están Maximiliano Reyes, Subsecretario para América Latina y el Caribe de la Secretaría de Relaciones Exteriores, el Diputado Gerardo Fernández Noroña, Héctor Díaz Polanco, Alfonso Ramírez Cuellar y Yeidckol Polevnski.

Como decía Jesús Reyes Heroles: “En política, la forma es el fondo”. Biden le va a cobrar el desaire a López Obrador: va a poner atención en lo que diga y haga AMLO; el tabasqueño ya no tendrá la misma holgura de la que gozó con Trump.

Twitter: @jfsantillan

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