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A un año del “si te hubiera querido matar, lo habría hecho” para no tipificar intento de feminicidio

A un año de la agresión, la víctima se enclaustra en casa aterrorizada durante episodios de pánico. El acusado contrató cineastas para limpiar su imagen. El MP, como siempre, inservible

A un año del “si te hubiera querido matar, lo habría hecho” para no tipificar intento de feminicidio

A un año del “si te hubiera querido matar, lo habría hecho” para no tipificar intento de feminicidio

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

El 15 de agosto de 2019, Fabiola Pozadas realizó una llamada al 911 a las 2:45 am porque M. Santander, conocido como Jaguart en el mundo del arte, había intentado axfixiarla. Ha pasado más de un año desde aquel caso que Fabiola denunció como intento de feminicidio y ella ha caído en un ostracismo doble: dentro del confinamiento de la pandemia, esta mujer suele quedarse en casa aterrorizada, con crisis de pánico. Su atacante, que libró la acusación porque policías capitalinos fueron incapaces de llenar correctamente un informe policial, decidió “transformarse” de Santander en algo así como un hombre jaguar (según su propio dicho) y publicó un libro en Amazon. Se le acusa de querer asesinar a una mujer y su vida posterior continuó, ajeno a cualquier penuria judicial, a la bobaliconería de autodefinirse como chamán-artista. Jaguart continúa negando que es un violentador y afirma que es ella quien tergiversa la historia, y además, contrató profesionales del cine para que le hicieran unos videos mostrando sus “obras” con la explícita finalidad de limpiar su imagen.

Fabiola había contado su caso a Crónica cuando este tenía poco de ocurrido (t.ly/tuk4) y añade ahora lo que fue el proceso de denuncia: “No fue nada fácil. Primero fui al Ministerio Público de Álvaro Obregón, ahí me rechazaron y luego fui al Bunker, donde me recibió la Lic. María Teresa Zaragoza Vela. Una piensa que siendo mujer va a tener empatía y… ninguna. Me acuerdo que le comenté una nunca piensa que le va a pasar y ella me miró a los ojos y me dijo es el segundo delito más denunciado en la CDMX”, relata Fabiola. Pero a pesar de eso, no quiso tomar como antecedente algo imprescindible para su caso: 21 días antes hubo una primera agresión.

La médico legista, aclara Fabiola, fue la única que cumplió con su trabajo debidamente, anotando cada golpe y marca que le dejó la agresión. Le solicitó unos estudios en Xoco, recalcando que necesitaba volver a verla pues debía emitir un dictamen final. Sin embargo, a su regreso al MP, la licenciada le negó el pase argumentando que ella debía obtener el dictamen con un médico particular; lo cual significó un obstáculo más, dado que las autoridades no toman con total validez a los médicos privados.

La denuncia fue catalogada como violencia intrafamiliar, pero Fabiola solicitó por escrito y con abogado, que se cambiara a tentativa de feminicidio, a lo cual le contestaron en el MP que “si te hubiera querido matar, lo habría hecho”.

Añade que el proceso es cansado porque hay que cargar las repercusiones psicológicas del ataque, “el shock y el estrés postraumático mezclado con el miedo paralizante que llega por momentos, hacen que incluso vivir dentro de tu propia casa se sienta amenazante; presentarse a hablar ante personas desinteresadas nuevamente sobre todo lo que pasó, no es fácil”.

Llegar al siguiente paso del proceso, el peritaje psicológico, fue todo un triunfo para Fabiola. Nuevamente con la esperanza de ser atendida con empatía, fue atendida por la perito en psicología, la Lic. Sarai Abigail Aquino Pérez. Después de esperar aproximadamente un mes, la perito dictaminó que Fabiola, quien tuvo que saltar por los techos de su casa y sus vecinos mientras huía al ver amenazada su vida, “estaba bien, sin ninguna secuela y era perfectamente capaz de seguir con su vida”.

Por si fuera poco, también le informaron que la patrulla que atendió el llamado aquel 15 de agosto, no hizo ninguna anotación en bitácora. No fue un descuido por parte de las autoridades, al contrario, Fabiola recuerda las palabras sospechosamente bien elegidas por parte del policía que se presentó. Él no dio importancia al hecho de que ella casi fue asesinada tan solo minutos antes; se quedó únicamente porque, como le dijo a M. Santander, “yo le recomiendo que aparezcan esas cosas, sino esto se vuelve robo y me lo tengo que llevar al MP”. Yo le recomiendo, casi en complicidad y, por supuesto, alejando el ataque de la tipificación de feminicidio.

Casi enseguida ella recuperó sus cosas y le indicaron regresar al interior de su casa, mientras que ambos hombres se quedaron hablando. La hija de M. Santander, quien estuvo dentro del hogar de Fabiola durante el ataque, tocó su puerta poco después y le pidió una caja con dinero que su padre tenía guardada dentro de la casa, con el que Fabiola y sus abogados creen, sobornó al policía para que no hiciera la anotación en bitácora.

Las autoridades no han sido de apoyo y continúan poniendo trabas en cada paso, han sido otras mujeres solidarias quienes siguen a su lado apoyándola y asesorándola. Hoy, Fabiola forma parte de una colectiva de sobrevivientes y lucha por justicia para su caso, pero también esperando que pueda ayudar a otras mujeres en situaciones similares.