Opinión

¿Qué le queda por hacer a Trump?

¿Qué le queda por hacer a Trump?

¿Qué le queda por hacer a Trump?

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Estamos ya a solo dos semanas de que Donald Trumpo deje por fin la presidencia. Pero el mandatario no se cansa en su intento de quedarse por la fuerza en la Casa Blanca. Al contrario, de acuerdo a sus allegados, en sus constantes rachas de enojo y furia hacia todo y hacia todos, ha llegado a considerar hasta declarar Ley Marcial y ordenar que las Fuerzas Armadas supervisen y lleven a cabo una nueva elección en la que seguramente espera ser ganador.

Ideas descabelladas en un sistema de gobierno democrático como el estadounidense, en las que nadie lo apoyó y que con toda seguridad no serán implementadas, pero que dejan claro, cómo ha dicho The Washington Post, que el presidente ha caído muy, pero muy bajo.

Todo parece indicar que Trump dejó lo peor de sí mismo para mostrarlo al último. Estamos viendo que es un narcisista, que no sabe perder y que no se va ir sin antes vengarse de su derrota. Pero, tras intentar por todos los medios darle vuelta al resultado de la elección que perdió en noviembre, igual este miércoles 6 de enero todo habrá terminado. El presidente electo, Joe Biden tomará posesión el próximo día 20.

El electorado ya habló. Los delegados electores, que bajo el peculiar sistema electoral estadounidense son quienes realmente eligen al próximo presidente, ya lo hicieron también. Solo queda el acto protocolario y ceremonial en que los miembros del Congreso confirman hoy la elección. En esta ocasión un grupo de senadores republicanos fieles a Trump, se opondrán a reconocer el triunfo de Biden, pero eso tampoco cambiará nada.

Entonces, ¿qué le queda por hacer a Trump? En realidad no se sabe cuál será su siguiente paso, además de incitar a más violencia a sus seguidores, pero una cosa es segura, aprovechará los días que le quedan con poder para borrar toda culpa y falta con un perdón, a criminales convictos, a mentirosos y a corruptos, que le fueron fiel y son sus amigos. En su mayoría bastante controversiales.

Hasta ahora el presidente, solo durante el mes de diciembre, otorgó clemencia a 65 personas, 60 de ellas, gente que de una manera u otra lo ayudaron políticamente, o que tienen un lazo personal con él. Perdones que han sido criticados hasta por algunos republicanos. Es el caso de Paul Manafort, quien fuera su jefe de campaña en 2016 y su gran amigo Roger Stone, que fueron a la cárcel por mentir y negarse a cooperar en la investigación, sobre los tratos de Trump con Rusia.

De manera particular y con gran disgusto internacional, Trump exoneró por completo a cuatro agentes de seguridad tipo mercenarios, de la compañía privada Blackwater que habían sido sentenciados a pasar el resto de su vida en prisión por el asesinato a sangre fría, de 17 civiles inocentes en una plaza de Bagdad, Irak. Masacre que incluyó a mujeres y dos menores de 8 y once años de edad.

Un perdón que ya se esperaba, fue el otorgado por el presidente al suegro de su hija Ivanka, Charles Kushner, de 66 años de edad, quien pasó dos años en la cárcel, acusado de evasión fiscal y de tomar venganza hacia un testigo en un caso que se convirtió en drama familiar, ya que la hermana del acusado y su esposo, declararon en su contra.

Como venganza, el señor Kushner contrató una prostituta y le pagó por seducir a su cuñado en un hotel de Nueva Jersey, donde se habían instalado cámaras cuyo video después le envió a su hermana.

El poder que la Constitución de este país da al presidente para conceder clemencia y perdón, es inmenso y absoluto. En principio, la idea de que el ejecutivo pueda en casos contradecir al poder judicial, es un balance de poderes, pero en la práctica, muchos mandatarios han abusado y en lugar de remediar injusticias, las han creado. Es el caso de Trump, cuyos controversiales perdones aún no terminan y se cree que incluso, podría hasta llegar a perdonarse a sí mismo.

En Estados Unidos cada vez que un poderoso es arrestado, políticos de ambos lados insisten en declarar que aquí nadie está por encima de la ley. Pero en la práctica eso no es cierto. En el caso de Trump, ya lo dijo el congresista demócrata por California, Adam Schiff: “Si mientes para cubrir al presidente, serás perdonado; si eres corrupto pero lo apoyas, también; y de igual manera si en guerra asesinas a civiles por gusto”.

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