Opinión

Quino a través de mis refritos

Quino a través de mis refritos

Quino a través de mis refritos

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

I. Quino visto por mí hace doce años con algunos agregados para morbosos y otros destacados en corchetes.

Mafalda, su tiempo y su circunstancia.

A principio de los setenta, llegó a mis manos un ejemplar que recopilaba las tiras cómicas de Mafalda. El formato del libro causó revuelo entre mis amigos de primaria a quienes les prestaba el cuadernillo por un día para que lo devoraran en su casa porque yo, a mi vez, lo tenía que devolver a mi prestamista, una querida tía que me inició, en complicidad con su también querida pareja, en el culto a Mafalda. Gracias a ellos, tenía la posibilidad de obtener las ediciones conforme salían en México.

Este rito lector se extendió hasta la secundaria. Lo cierto es que para 1973, año en el que la pluma de Quino dejó a Mafalda en paz para que recorriera su propio camino, me vi en aprietos porque hermanos o primos de mis amigos (sin conocer de la noticia) solicitaban prórrogas para disfrutar de la lectura de personajes cómicos relativamente inéditos en amplios sectores adolescentes, juveniles e incluso adultos del México de entonces.

Imposible, si se fue lector de Mafalda, no sentir una profunda empatía con la niña que protestaba de todo “para que todo cambiara”. Mafalda es un personaje idealista. Su entorno histórico y cultural le permitieron a Quino la creación de un mundo único que reflejaba con nitidez y un humor que hoy podríamos, no sé si para bien o para mal, calificar de candoroso, el pensamiento transformador de aquellos años. Releer Mafalda puede ser para muchos un ejercicio de nostalgia, por todo lo que hemos perdido en tres décadas. En aquellos años su competencia natural en México eran las insulsas tiras cómicas de Charly Brown, (Peanuts) pero el niño o el adolescente mexicano que tenía acceso a los dos mundos, por lo regular se quedaba en el de Mafalda.

[En los setenta Mafalda circulaba en núcleos más cerrados, ahora es universal y simbólica. Hay Mafaldas de carne y hueso en el sentido idealista del término, porque una niña así, como decía con ironía una amiga en redes, debe ser abominable. Las Mafaldas jóvenes y maduras de hoy, plantadas en su verdadero mundo, son admirables, con una que otra odiosa. También hay Felipito/as y algunos Manolito/as que de abarroteros pasaron a negocios de miedo.]

Sobre este asunto, la “competencia” entre los personajes de Schulz (de los que había, y hay, peluches, álbumes, especiales navideños en la televisión y toda clase de suvenires) y los personajes de Quino en torno a Mafalda (que de igual manera saltaron a las pantallas con menos éxito), tengo presente un prólogo visual muy gracioso en el grueso tomo de la edición de Toda Mafalda que vale la pena describir: en el dibujo izquierdo está Felipito con su típica cara de congoja observando una escena de lo que para el lector vendría a ser el cuadro derecho, la perrera de Snoopy, con el perro acostado sobre la misma. Felipito se pregunta en voz alta: “¿Y a éste, ¿quién lo mando a infiltrarse?” Mientras Snoopy reflexiona sin inmutarse en esa ya clásica pose en la que es testigo auditivo a la par de que toma el sol con placidez: “No piensen que la CIA, plis”. [Por cierto, el próximo número de Algarabía es sobre espionaje y está buenísimo. I promise. Pronto estará en puntos de venta]

[Decía yo que para muchos la relectura de Mafalda es un ejercicio de nostalgia. Pero para las nuevas generaciones que la descubren el impacto debe ser otro, ¿cuál? No tengo ni la menor idea. Espero que la recuperación de terrenos de socialización pública y afectos perdidos.]

Los recuerdos vienen a cuento porque ayer presentó Quino en la Ciudad de México su libro Mafalda inédita. De la lectura de los boletines en línea hice una breve recopilación de [algunas flechas de ironía, rebelión y desencanto disparadas por el agudo y melancólico artista gráfico, porque eso es Quino no sólo en Mafalda sino en el resto de su obra]. Los números corresponden a una simple manía clasificatoria:

1) Me alegra que me queden pocos años de vida porque este mundo no me gusta nada.

2) Toda la juventud en aquella época (los 60 y 70) tenía ideales políticos, creíamos en los Beatles y en el Che Guevara, estaba el papa Juan XXIII, Kennedy, el mayo francés del 68. Hoy la juventud quiere estudiar, salir de la universidad y conseguir trabajo. Eso me parece terrible.

3) Botero ya me tiene harto con sus gorditos. Me gusta más Picasso, que cambiaba de estilo a veces varias veces en un día, creo yo.

4) Me da una alegría inmensa que por fin un afroamericano pueda acceder a la presidencia. Pero me asusta un poco que se lo ha tomado como si hubiera llegado el Mesías. A propósito de Obama.

5) Uno siempre debe tener fe en que la humanidad va a ir mejorando, es una obligación creerlo, aunque uno crea que es mentira.

6) La palabra sagrada la tienen las computadoras.

7) Al vino lo están emparejando con la Coca-Cola.

Letras al pie: En la presentación de ayer, Quino le rindió un homenaje a su colega Rius de quien dijo, y yo concuerdo que se debería hacer una recopilación de su trabajo para presentarlo a los jóvenes del mundo de hoy. [Creo que ya se hizo].

II. Quino hace seis años [O primer refrito].

En fin, mientras más grande se haga Mafalda, será cada vez más niña y cada vez más linda en un mundo que le resulta cada vez más adverso.

III. Quino doce años después.

Quino viviste mucho con una melancolía productiva que muchos te agradecemos porque en ella se conserva la esperanza que los imbéciles o los derrotados de cualquier numeración o color desvanecen con su falta de tino y buen humor. El tuyo es maravilloso.

Sobre el punto 1 te equivocaste considerando que dijiste eso cuando tenías 76 años. Sobre el punto 2 agregaría que no es tan extremista el asunto incluso doce años después, en todo caso lo preocupante es que la falta de solidaridad social e individual, con respecto a los sesenta, ha mermado, aunque hay picos con sinuosas caídas y momentos excepcionales. Con respecto a Botero y sus gordos casi de acuerdo. Ahora agrego un matiz: los gordinflones de Botero me enfadan menos si los paso por el mismo rasero en el que se quedan varados varios individuos que tengo que tolerar. Del punto 4 te digo que es muy posible que se vaya Trump, el último presidente estadunidense que te tocó conocer en vida y un papanatas de terror. Lo sucederá un demócrata que para muchos es el retorno a los ideales democráticos y para otros al negocio de la agenda demócrata gringa. Aunque tampoco es el mesías, como advertías de Obama. A mí me tiene sin cuidado quien gane. Son iguales. Suscribo el punto 5 sin ninguna objeción. Al punto 6 lo editaría de la siguiente manera: La palabra sagrada la tiene la siniestra inteligencia artificial. Sobre el 7 seguimos de acuerdo.

Te fuiste Quino. El mundo está más solo, menos mal que nos dejaste tu trabajo y a Mafalda.