Opinión

Segundo informe, de panzazo

Segundo informe, de panzazo

Segundo informe, de panzazo

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Con un balance claramente favorable entre realizaciones y pendientes, un amplio respaldo popular no obstante sus patentes defectos y deficiencias, el zancadilleo de la oposición y la extensa lista de asuntos de corrupción cuya madeja está aún por devanar, así llega el Presidente López Obrador a su segundo Informe.

Más allá de la favorabilidad que le reportan las encuestas, es evidente que la 4T alcanza la segunda aduana en buenas condiciones y por méritos propios. Pero, también, por la virtual desaparición —asimismo por méritos propios— de sus antagonistas, cada vez más confundidos, deslegitimados y desdeñados por los ciudadanos.

Reprobado desde sus inicios en el rubro de la seguridad tanto nacional como pública, debido a la calca del plan antinarco emprendido por Felipe Calderón y continuado por Enrique Peña Nieto, la administración del tabasqueño presenta evaluación satisfactoria a secas en prácticamente todos los órdenes.

Ofrece —por ejemplo— resultados aceptables en la atención de la pandemia. En términos generales, ni mejores ni peores que los obtenidos por el resto del mundo —potencias incluidas— frente a un enemigo desconocido y todavía poderoso e irreductible.

Alrededor de 63 mil muertos configuran, por donde se mire, un desastre de salud pública. Mas este saldo pavoroso preserva su relatividad ante el resultado global de los esfuerzos del gobierno y la dimensión de la catástrofe que pudo haber causado el SARS-CoV-2.

Considérese, además, que todas las medidas adoptadas por el equipo de Jorge Alcocer Varela y el vocero de la estrategia anti-covid-19, Hugo ­López-Gatell, operadas por heroicos trabajadores de la salud, están siendo combatidas —por mezquindad y politiquería y mediante un poderoso aparato de perifoneo— por una oposición que en su actitud lleva la penitencia del repudio popular.

De los momentos de inicio y fin de la cuarentena, el cubrebocas vuelto fetiche, las pruebas clínicas como ariete y la cantidad y calidad del personal médico y de su indumentaria, a la disponibilidad de respiradores, la capacidad hospitalaria, la inexistente vacuna, el número de defunciones y el manejo de los cadáveres… todo ha sido motivo de cuestionamientos.

Con decir que se objetó con gran alharaca incluso el socorrido recurso internacional de la contratación de médicos cubanos. ¿Sería quizá el temor de que estos facultativos, al momento de la intubación, inoculasen comunismo por la tráquea, como al parecer presume que ocurre la senadora Lilly Téllez?

El campo económico presenta, ciertamente, un estado ruinoso, con desplome brutal del crecimiento y el consecuente impacto sobre el empleo, la producción, el ingreso, el consumo y otros indicadores. Así y todo, se necesita mala fe para atribuirlo al desempeño de la administración federal. Basta para entender esta realidad un acercamiento honesto a las cifras internacionales, en particular las de la OCDE, el club de los países ricos, cuyo desplome promedio fue de 9.8 por ciento en el segundo trimestre del año.

De abril a junio el Reino Unido cayó 20.4 por ciento, España 18.5 y en tercer lugar México, con 17.3 por ciento, seguido de Francia (13.8) e Italia (12.4). Además, Alemania experimentó una contracción de -9.7 por ciento y Canadá de -12.0, mientras que en Estados Unidos la reducción fue de 9.5 por ciento.

Analistas que tiran la piedra y esconden la mano se afanan en culpar al gobierno de la polarización imperante. E intentan ocultar algo que le consta a la nación entera: durante lustros, algunos de ellos, se han dedicado en cuerpo y alma a infundir en la sociedad un odio cerval contra el actual mandatario, incluso mediante la propalación de costosas mentiras con tal de salirse con la suya.

Así, hemos escuchado que el político de Macuspana aborrece a los empresarios, que están en puerta expropiaciones de empresas, que cunde en el mundo la desconfianza de inversionistas en nuestro país y que se dilapidan los recursos públicos en dádivas al pobrerío y obras superfluas, mientras el aparato productivo se halla abandonado a su suerte.

Se entiende en semejante ambiente que al impacto de la pandemia se añadan los efectos económicos de tales patrañas. A menos, claro, que alguien haya conocido siquiera un caso —uno solo—de confiscación o despojo empresarial como el que algunos buscan hacer creer que se consumará con AHMSA.

Atinada ha sido igualmente la conducción de la política educativa, en especial el regreso a clases mediante la televisión, ante el cúmulo de carencias de todo género que, voluntarismo aparte, imposibilitan la exploración de otros recursos como el uso de Internet.

Pedagogos recomiendan diferenciar entre simple escolaridad y educación integral, y convienen en que nada sustituye a la enseñanza presencial, pues ésta, mediante el juego y la convivencia, hace factible entre otras cosas la sociabilidad de niños y jóvenes, imprescindible para la adecuada formación y desarrollo del individuo.

La presencia en las aulas, sin embargo, todavía está lejana por cuenta del maligno bicho. Y las deficiencias en el acceso a las nuevas tecnologías —insuficiente conectividad, falta de equipos y, más aun, de equipos modernos, realmente útiles para el proceso de enseñanza-aprendizaje; precaria capacitación de maestros y alumnos –las destrezas de éstos se agotan en el aprovechamiento de videojuegos— dificultan el empleo de internet.

Baste mencionar, de acuerdo otra vez con datos de la OCDE que, en materia de acceso a la red, México se ubica en el último lugar entre los integrantes de este grupo de países y se equipara a las naciones menos desarrolladas de América Latina.

Las dificultades, reconozcámoslo, son por ahora insalvables en cuanto a

tiempo y recursos económicos, salvo que se pretenda impartir una educación diferenciada en lo cualitativo, de primera, segunda y tercera en función del grupo social de los educandos.

Positivo es también rumbo al Segundo Informe el saldo en lo tocante a la libertad de expresión, aun si se considera el autoexilio de Brozo, el pleito entre socios de Radiópolis dizque para expulsar a Carlos Loret de Mola, o lo que algunos tienen por ataque a Héctor Aguilar Camín y la revista Nexos y la balconeada a medios que reciben abundante financiamiento, aun del extranjero, entre otros episodios de pretendida censura.

La verdad de las cosas es que los medios, tanto modernos como convencionales, están saturados de críticas al Jefe del Estado, la mayoría en un tono absolutamente desconsiderado y hasta grosero, desconocido por estos lares, sin que se haya sabido de una sola queja o reconvención desde el poder público.

En el punto del combate a la corrupción, la 4T afronta su mayor desafío. No sólo porque se trata de su programa insignia, sino porque conjunta la mayor cantidad de expedientes abiertos. Incluido el que constituye la prueba del ácido para el Jefe del Ejecutivo: la recepción en lo oscurito de dinero presuntamente público para fines políticos, cuyos protagonistas son Pío López Obrador y David León Romero, este último especie de agente doble en el mundo del espionaje político.

Si la corrupción es un problema de moral, no de economía, los videos difundidos por Loret de Mola —periodismo de investigación le llaman algunos al hecho de cachar materiales lanzados por manos aviesas e interesadas— tienen valor equivalente a las videograbaciones del caso Lozoya.

Aunque, en realidad, no hay escándalo que se compare con el hecho de ver a siete decenas de políticos y exfuncionarios jugando al “Tú la traes”, en que un niño persigue a otros hasta tocar uno con la mano, quien a su vez perseguirá a los demás. Juego, en este caso, nada inocente, sino para hacer escandalosas imputaciones de corrupción. López Obrador llega bien a su Informe, pero hay poco para entusiasmarse; está pendiente el tramo más sinuoso del recorrido.

aureramos@cronica.com.mx