Opinión

Sensibles pérdidas

Sensibles pérdidas

Sensibles pérdidas

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy
Cada persona que pasa por nuestra vida es única. Siempre deja
un poco de sí y se lleva un poco de nosotros. Habrá los que se
llevarán mucho, pero no habrá de los que nos dejarán nada.
Esta es prueba evidente de que dos almas no se encuentran por
casualidad.
Jorge Luis Borges
1899-1986
En la semana transcurrida se me arremolinaron la tristeza y los gratos recuerdos, como suele pasar ante las pérdidas; esta vez, además, por doble partida. Primero la del Ing. Luis Kasuga Osaka, fallecido el
pasado 29 de octubre y, para el primero de este noviembre, la de Magda Rodríguez Doria, que como se sabe, perdió la vida prematuramente y de forma por demás inesperada. En plenitud de un éxito muy trabajado y merecido. Se dio, pues, la muerte de dos personas que de diferente forma, manera y época se vincularon conmigo por la vida animal no humana. De ambos personajes recibí cariño, solidaridad y enseñanzas. Al primero incluso le agradezco su paciencia y siempre buena disposición para educarme en su materia, el “acuarismo responsable" y hasta para caballerosamente seguirme el juego. Entre las oportunidades que me dio el inge, sigo teniendo presente el detalle con el que me describió sus “secretos" culinarios para la preparación de ciertos alimentos para las criaturas más pequeñas o
las más extrañas del para entonces recién inaugurado ACUARIO VERACRUZ, del que fue fundador y presencia activa desde su planeación, pasando por su construcción, y hasta que abrió sus puertas
al público iniciando la década de los 90, momento a partir del que como su Director lo hizo crecer y adquirir prestigio nacional, pero, particularmente recuerdo todavía con emoción, el momento-sorpresa
durante el que me presentó a la entonces estrella de la pecera oceánica: un gigante mero que me dejó boquiabierta admirándolo por buen tiempo y como así ese enorme pez, quedándoseme viendo y luciéndose, como si supiera de qué iba ese sentimiento. Desde entonces nunca puedo imaginar a un animal de ese grupo montado como platillo. Años después don Luis fue removido del cargo y ya no supe qué había sido de su vida, hasta topar con su esquela. Admito que a su salida mi vínculo con el Acuario se fue perdiendo hasta terminar totalmente en separación, cuando tiempo después y a razón de un congreso visité nuevamente las instalaciones, dando cuenta de un cambio no favorable. Para empezar, y pese a tener la inmediata posibilidad de verlos jugueteando libres en su mar, se estaba construyendo un delfinario con la intención de que se impartieran terapias asistidas con tales cetáceos. Me Pareció que con ello la Institución había perdido la brújula.

Por lo que toca a mi querida Magda, siempre sonrisa en boca, puedo resumirles que durante los años en que la traté mientras conduje semanalmente, a su cordial invitación, una sección en SU programa Con

Sello de Mujer —revista matutina de TV Azteca-canal 13— y que fueron cerca de 9 o por ahí, presentando sin repetición una especie animal por ocasión, sólo conocí a una mujer intensa, rebosante de vida, alegre,

abierta, cariñosa, compartida, generosa, al día en la moda, coqueta y apapachadora. Sólo recuerdo haber intentado reñirla en dos ocasiones, sí, solo in-ten-ta-do, porque para un pleito se requieren dos y ella de

esto no participaba. La primera por campechano motivo que contaré en otra ocasión dado el espacio que me resta y, la segunda, a partir de algo que pasó con un perro durante la transmisión de La Academia, en

la etapa en que ella era su productora y yo ya no formaba parte de sus “talentos”. A los dos reclamos reaccionó amable y pro-positiva, aunque… todavía sigo pagando por el primer evento ante los puritanos actuales, ya que lo sucedido, aunque lo intenté evitar y gracias a Dios tuvo final feliz, ha sido y sigue siendo bocado de cardenal para los jueces sociales, a casi 20 años de distancia. Sin embargo, cada que lo recuerdo o me lo recuerdan compartiéndome el video con buena intención o aprovechando para reprocharme a través de terceros, se me sale una inmensa sonrisa de complicidad con esa gran persona que fue Magda, siempre saliéndose con la suya. Envío mis condolencias a sus deudos, especialmente a su hermana Andrea, igualmente buena persona, y a su hija Andy Escalona. Que Dios las reconforte porque no las imagino sin su pilar. Saldrán adelante sin duda, por su misma unidad y fortaleza, pero no les será fácil. ¡Abrazo!

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