Cultura

Tres escritores, al igual que Huxley, usan la mescalina para aumentar su percepción

Periplo: Tras la experiencia con mescalina, la suiza Edith Boissonnas desarrolla una serie de poemas sobre las formas de mirar; el poeta francés Henri Michaux desarrolla dibujo y Jean Paulhan decide vivir en el caos de la realidad

Tres escritores, al igual que Huxley, usan la mescalina para aumentar su percepción

Tres escritores, al igual que Huxley, usan la mescalina para aumentar su percepción

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Tres escritores se reunieron en enero de 1955 para experimentar los efectos de la mescalina, un alcaloide del peyote, los resultados fueron que la autora suiza Edith Boissonnas (1904-1989) escribiera poemas sobre las formas de mirar, que el poeta francés Henri Michaux (1899-1984) creara dibujos y que el editor Jean Paulhan (1884-1968) decidiera vivir en el caos de la realidad.

Esas experiencias se reúnen en el libro Mescalina 55 y se acompañan de fragmentos de diarios, cartas, poemas y dibujos, en la edición hecha por Canta Mares, sello independiente creado por mexicanos interesados en la literatura francesa contemporánea.

“La mescalina se obtiene de un alcaloide del peyote. A Henri Michaux le interesaba experimentar con drogas, le gustaba seguir los avances de la ciencia. No es que leyera a Aldous Huxley —quien publicó en 1954 su ensayo Las puertas de la percepción—, más bien seguía la vena científica, estaba interesado por los avances, lo que podía producir en el cuerpo y cómo podía servirse de esos avances para experimentar con las drogas y llegar a la experimentación literaria”, señala el editor Hugo Alejandrez.

Al respecto, la editora Fabiola Ruiz destaca la relación que tuvo Michaux con los laboratorios suizos Sandoz, empresa que sintetizó el alcaloide mescalina.

“Es una relación que ahora nos parece muy anómala: de una farmacéutica con un escritor, pero que justamente en ese arco histórico es una relación muy potente porque es la vinculación de la mirada científica para un proyecto creativo y su financiamiento. En el libro, Muriel Pic, menciona dos proyectos más de Michaux asociados con los laboratorios Sandoz”, indica.

La experimentación con mescalina se narra con la correspondencia entre los tres autores donde se leen las sugerencias del punto de reunión, las recomendaciones médicas en caso de que se agrave su salud, el tipo de alimentos que deben acompañarlos, las lecturas previas que realizaron y, sobre todo, las preguntas que buscan responder.

“La pregunta de Boissonnas es: ¿acaso no somos espectadores de nosotros mismos? Jean Paulhan se pregunta: ¿la mescalina me revelara un mundo nuevo? Michaux se cuestiona: ¿qué droga tomar para que la escritura se vuelva fácil? Tienes ahí tres proyectos de experiencia estética en estos acercamientos y tres realidades distintas, tres caminos”, señala Fabiola Ruiz.

A la editora le gusta pensar Mescalina 55 como un careo donde primero presentan una versión de los hechos y los demás testigos aportan ideas para aclarar o confundir a un auditorio.

“Michaux omite la presencia de Boissonnas, luego Paulhan escribe a Boissonnas porqué se perdió la segunda experimentación. Es como un rompecabezas que se va armando y que te va mostrando tres visiones de una misma experiencia pero, en el fondo, sí es una experiencia estética para los tres. Sí buscan la revelación creativa”, afirma.

CREACIÓN IRRACIONAL. El efecto de la mescalina causó en los autores diferentes agudezas sensoriales. En el caso de Edith Boissonnas fue su visión —tema que la llevó a escribir poemas sobre la mirada—, para Henri Michaux la destreza para dibujar —aunque expone también su frágil malhumor— y en Jean Paulhan la obsesión por no perder el razonamiento lógico.

“Al principio no están del todo satisfechos con la experiencia pero creo que eso va cambiando conforme pasa el tiempo, también conforme se madura la experiencia. Es una cuestión de aproximaciones sucesivas y se nota claramente en Boissonnas, en la reformulación y reescritura de sus poemas, empieza como una idea y se le van volviendo obsesiones textuales, recurrencias o recaídas en una experiencia”, comenta Fabiola Ruiz.

En Michaux, agrega, está la cuestión pictórica y algo poderoso en el hecho lingüístico y que el autor nota en repeticiones discursivas.

“La que se siente muy observada todo el tiempo y lo expresa, es Boissonnas, pero el que está todo el tiempo racionalizando la experiencia es Jean Paulhan porque se siente juzgado en la alucinación, él no puede con ese desaforo que sí lo consiguen Boissonnas y Michaux”, indica la editora.

La experimentación que realizaron los tres escritores se hizo antes del fervor psicodélico de los años 60 y 70 del siglo pasado, aclara Hugo Alejandrez.

“Ellos nos presentan tres figuras que se atreven a probar la droga y Jean Paulhan me interesa porque racionaliza, se atrevió, en la segunda toma ya dice que no participa, pero al final me parece revelador lo que dice: regresaré a mi vida cotidiana porque eso en sí ya tiene tantos problemas que no voy a renunciar a ello”, destaca.

El editor añade que este libro, publicado originalmente en francés, era una promesa de Michaux a Paulhan por entregarle los escritos sobre la experimentación a tres con mescalina.

Por último, Alejandrez comenta que otra aportación del libro es la recuperación de Edith Boissonnas, autora inédita en español. “En algún momento sus poemas fueron traducidos al español por Jorge Luis Borges, en Argentina. Los poemas que incluimos en esta edición son por primera vez traducidos para México”.