Opinión

¿Y dónde quedó la lealtad?

¿Y dónde quedó la lealtad?

¿Y dónde quedó la lealtad?

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Hace unos días me llamó la atención una declaración de Joe Namath, el legendario e icónico quarterback de los Jets de Nueva York. Durante una entrevista radiofónica, el llamado “Broadway” Joe, fue claro al señalar que si los Jets terminan en la última posición en la presente temporada y por ende tienen derecho a la primera selección colegial del Draft 2021, debe ser completamente una certeza de que irán por Trevor Lawrence, el fantástico pasador de los Tigres de Clemson y quien de hecho se proyecta para ser no sólo una novedad, sino un mariscal de esos que se dan cada generación.

Sin embargo, lo que asombró fue el total apoyo de Namath a Lawrence en caso de que el egresado de Clemson rechace jugar para los neoyorkinos si es que lo elijen.

Y lo anterior es de destacar porque Namath sabe lo que representa ser la imagen y figura de un equipo. Él lo vivió en los 60, y hoy, con más de 80 años de edad, parece increíble pero sigue siendo un referente de los Jets.

Namath siempre ha sido muy crítico respecto al manejo que se ha hecho de su ex equipo, manejo que lo ha mantenido en el olvido por largo tiempo, no obstante, apoyar que un atleta se niegue a jugar para el equipo que lo seleccione (el peor equipo elige al mejor jugador colegial cada año) sólo porque no le augura un futuro exitoso es de considerarse como un traición a los valores deportivos.

La realidad es que si la paridad en la NFL es de verdad, se debe a sus reglas de selección que permiten que los peores equipos seleccionen primero al talento disponible.

PRINCIPIOS Y TRAICIÓN

Aun así, Namath cree que esos tiempos románticos han pasado de moda, y en parte tiene razón por la enorme cantidad de movimientos que hoy día se hacen por la vía de la agencia libre, una movida que brinda mayor atractivo para los fanáticos pero que acaba con la lealtad que por décadas distinguió a la NFL.

Si alguien no lo cree, tan sólo hay que analizar lo bizarro que habría sido ver cambiarse de equipo a Roger Staubach de los Vaqueros a los Pieles Rojas, Walter Payton de los Osos a los Vikingos, Dick Butkus de los Osos de los Empacadores, Terry Bradshaw de los Acereros a los Petroleros como siempre lo quiso y admitió el coach “Bum” Phillips o Tony Dorsett de los Vaqueros a los Acereros tal como se llegó a especular en algún momento. Es una locura, ¿verdad?

Sin embargo, el escenario propuesto por Namath no está nada alejado de la realidad cuando recordamos casos tan aislados pero significativos acontecidos ya hace varias décadas. Quizá el más sonado sea el de John Elway, el QB super estrella de la Universidad de Stanford que fue seleccionado por los Potros de Baltimore en 1983, y que en ese momento era uno de los perores conjuntos de la Liga.

Elway fue claro y chantajeó a la NFL al amenazar con irse a jugar béisbol a la MLB en caso de que no fuera cambiado a otro equipo. La Liga no podía darse el lujo de perder una figura como él y fungió como intermediario para que Elway se fuera a los Broncos de Denver. Nadie se arrepintió, Elway fue una joya para la NFL y los Broncos llegaron a cinco Super Bowls con él al mando.

Años más tarde, en 2004, Eli Manning, de la Universidad de Misisipi y hermano menor de Peyton Manning, también se negó a jugar para los Cargadores de San Diego, por lo que tras un acuerdo con los Gigantes de Nueva York, éstos reclutaron a Phillip Rivers y posteriormente los intercambiaron. El resultado fue el mismo que con Elway: un par de triunfos en Super Bowl.

LOS CIMIENTOS

Es verdad que los Jets parecen no tener un plan definido para alzar el vuelo, y aunque todo parece indicar que serán el peor conjunto del año y que de ser así tomarían a Lawrence, no se puede alentar a esa rebeldía que tal vez el mismo Trevor ni siquiera ha pensado hacer.

Mucho de ello tendrá que ver con las decisiones de la directiva, el despedir al coach Adam Gase que ciertamente nada ha hecho y montar un buen proyecto para quien sea elegido como la primera selección colegial del 2021.

Después de todo, no siempre es tan fatídico como se vislumbra, y un ejemplo contemporáneo bien puede ser el caso de Joe Burrow con los Bengalíes de Cincinnati.

Hasta el año anterior, los Bengalíes eran un pésimo conjunto, pero armaron un buen paquete con un entrenador joven, talentoso, como Zach Taylor y algunas selecciones colegiales de años anteriores como Joe Mixon, lo que le dio cierta certeza a Burrow de que había algo serio. Ahora Cincinnati es un equipo que ya compite y que se nota en una ruta de auténtico progreso.

De cualquier manera, la agencia libre en mucho ha acabado con ese honor por defender los colores del equipo que seleccionó a tal o cual jugador, un honor que ha sido reemplazado por el valor del dinero y del éxito inmediato.

LAS DOS CARAS DE LA MONEDA

En muchos casos dio frutos como con Ken Norton junior que ganó tres Super Bowls consecutivos con Dallas y San Francisco al cambiarse entre ambos equipos o el mismo Deion Sanders que dejó al errático cuadro de Atlanta para ganar dos Super Bowls con San Francisco y Dallas.

Sin embargo, qué decir de los que no les funcionó la mudanza de equipo como a los ex Acerereos LeVeon Bell y Antonio Brown. Ambos se sienten únicos y vemos que han pasado ya dos años desde su partida y nada han hecho. Bell pasó de noche con los Jets. Ahora con los Jefes llega a un equipo donde malamente para su vanidad no será la estrella ni centro de atención, pues es territorio de Pat Mahomes.

Por su parte, Brown se ha convertido en una pesadilla por su inestabilidad mental. Fue echado de los Raiders en 2019 después de mil excusa absurdas para no jugar, con los Patriotas fue cortaron tan sólo una semana después de debutar y con los Bucaneros tiene a dos muy buenos receptores como los titulares (Mike Evans y Cris Godwin). La realidad es que ambos, de haber continuado en Pittsburgh, quizá ya habrían ganado un título.

Y así como ellos hay muchos que en vez de formar un equipo y construir para ganar por largo tiempo, se pierden en cambios por dinero o por creer que ellos serán la diferencia. Ejemplos: Stephon Diggs de Minnesota a Buffalo, Kalil Mack de Oakland a Chicago, Melvin Gordon de San Diego a Denver, o casos un poco añejos pero que ejemplifican a la perfección lo anterior como el del corredor De Marco Murray que por un mejor contrato dejó a Dallas en la cúspide de su carrera sólo para perderse en el olvido en Filadelfia, o el que quizá sea el más elocuente, el del receptor Terrell Owens, quien en San Francisco era prácticamente imparable haciendo dupla con el mariscal Jeff Garcia bajo el mando del coach Steve Mariuci.

Con su nada inteligente manera de hablar dividió el vestidor de los 49ers al inventar mil rumores y problemas. Su accionar lo llevó a vagar por muchos equipos: Filadelfia, Dallas, Buffalo. Aunque fue inducido al Salón de la Fama, Owens habría sido un verdadero inmortal de haber permanecido en el equipo que lo hizo: los 49ers.

Por esa razón, ojalá que los jugadores volvieran sentir esa lealtad por el equipo que los elije para buscar ganar en ese sitio y no donde a ellos les conviene. Después de todo, en eso aplica una frase de Joe Theismann, quizá el mejor quarterback de los Pieles Rojas en su historia: “Cuando entenderán estos jóvenes que jugar en la NFL no es un derecho, es un privilegio”.