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El grave problema es que desde la guerra de agosto de ese año siguiendo parte de la misma dinámica, Israel ha vuelto a aplicar ahora lo que desde entonces se conoció como la estrategia Dahiye

“De Gaza a Líbano” , un artículo de Carlos Martínez Assad

Bombardeos en Líbano Los estragos de los bombardeos de Israel a una ciudad de Líbano. (EFE)

Líbano ha desplazado a Gaza, para convertirse en el nuevo frente de guerra de Israel. Desde el 8 de agosto de 2023, Yoav Gallant, el ministro de la Defensa israelí había propuesto “…volver a Líbano a la edad de piedra”, si Hezbolá atacaba a su país por el norte, tal como ha sucedido. La milicia libanesa tiene fuerte responsabilidad aunque Israel optó por responder no solamente a la línea de fuego que se le ofrecía sino rebasarla para llegar en este septiembre a los suburbios del sur de Beirut. Ambos contendientes rebasaron los límites del río Litani establecidos por la resolución 1701 de la ONU para el cese al fuego firmado luego del verano de 2006.

El grave problema es que desde la guerra de agosto de ese año siguiendo parte de la misma dinámica, Israel ha vuelto a aplicar ahora lo que desde entonces se conoció como la estrategia Dahiye, siguiendo el nombre de la misma zona que significa destruir toda la infraestructura. Sin electricidad, sin agua, sin combustible no pueden satisfacerse los mínimos necesarios para la vida y en el corto plazo viene acompañado por el hambre y la crisis humanitaria. Lo más significativo es el retraso que intencionalmente provoca para frenar el desarrollo del país, en Líbano con tantas limitaciones, cumpliendo la sentencia de volverlo a “la edad de piedra”.

A un año del grave asalto de la milicia armada de Hamas a Israel, el 7 de octubre de 2024, nada en las acciones ni en las intenciones parecen cambiar en Israel y en sus adversarios. La aviación de Israel continúa lanzando sus proyectiles con el apoyo de Estado Unidos, pese a los discursos que abogan por la paz o la consigna de que sus ataques no sean tan fuertes y hagan el menor daño a la población civil y, como se ha visto a la largo del conflicto, eso resulta imposible. No importa a Estados Unidos que algunos de los misiles fotografiados en tierra, sea en Gaza o en Líbano, tengan dibujada en su fuselaje su bandera de las barras y las estrellas. Pese a su discurso de limitar el armamento, los aviones estadounidenses acompañan a los israelíes en sus ataques a en Líbano, Siria, Iraq, Yemen, Irán entre los siete sitios convertidos en blanco de una guerra sin objetivos claros y menos en sus resultados.

Lejos de ser coherente en su discurso, Estados Unidos se contradice, ya ha indicado porque proporcionará un nuevo sistema de protección del espacio aéreo a Israel y al mismo tiempo se menciona el envío de tropas, lo que no significa otra cosa que el apoyo incondicional a Israel que sigue bombardeando Gaza sin miramiento humanitario; recientemente han sido atacados un campamento de médicos sin fronteras y varios hospitales, con más muertos. Asimismo en Libano, los destacamentos de la FINUL han sido el blanco en dos ocasiones.

Como se había previsto durante este año, el frente de guerra se ha desplazado inevitablemente a Líbano porque, como se dice, la milicia de Hezbolá no ha detenido sus lanzamientos de cohetes y drones que hasta muy recientemente lograron penetrar el espacio aéreo cuando un misil tocó un campamento de adiestramiento en una base militar de Haifa, matando a cuatro soldados. Lo que ha llevado a Netanyahu a exclamar en seguida que serán vengados. Como sea Hezbolá ha incrementado su capacidad de ataque y ya no solamente mantiene a la población de israelí en resguardo y temerosa con el sonido de las alarmas.

Los enfrentamientos causaron el desplazamiento de miles de personas en ambos países, obligados a dejar sus hogares, a buscar alojamientos en otros sitios con sus implicaciones en la pérdida de empleos, en la inasistencia de niños y jóvenes a las escuelas, porque nada puede funcionar en esas condiciones.

La guerra ya está en Líbano y en la primera semana de la entrada por tierra, son ya más de un millón 200 mil personas los desplazadas del sur. Israel ha pedido además el desalojo de 20 poblados del sur. En Beirut se recuerda lo acontecido en 1982 cuando Hezbolá apenas se formaba y la guerra de 2006 cuando ya existía. La fuerza de Hezbolá fue en aumento no solamente por el apoyo de la República Islámica de Irán sino por lo que significó para la lucha de resistencia de los palestinos de Gaza y el encono frente al país ocupante. Y hay que recordar que los campamentos palestinos en Líbano formados desde 1948 albergaron a los que huían sin distingos religiosos, mezclándose musulmanes de diferentes denominaciones y aun cristianos; razón por la que no apoyan en bloque a Hezbolá, aunque coincidan en el rechazo a Israel, asociado con la expulsión de sus padres y abuelos y a matanzas como la de Sabra y Chatila.Lo que resultó también en la pérdida de una alianza de los cristianos con Israel.

Ahora con la extensión del campo de batalla en Líbano, todo parece salirse de control y los propósitos Israel resultan menos claros y llevan a las peores suposiciones. Los libaneses están aterrados con el ataque de los bípers del 17 y 18 de septiembre que el antiguo director de la CIA, Leon Panetta, ha calificado de una “forma de terrorismo”, sin que otras instancias o países se hayan expresado al respecto. La angustia se incrementa con las llamadas teléfonicas del ejército israelí que les conminan a abandonar sus hogares porque el sitio será bombardeado, o con la posibilidad de que viva cerca o compartan su edificio con alguna persona de Hezbolá, porque como ya se sabe, con el pretexto de liquidarda Israel echa por tierra a edificios completos.

Hace más de seis meses se pensó en dos escenarios posibles de la guerra en Gaza, que se convirtiera en una guerra permanente o se intentara la pretensión de un Gran Israel, y lamentablemente es lo que se está presenciado, mientras no suceda algo que demuestre el interés de Estados Unidos, de Europa y los países árabes en hacer que las condiciones actuales giren en otro sentido. Y evitar el peligro que se está invocando con el uso de las potentes armas proporcionadas por las nuevas tecnologías que puedan provocar más mortandad que la del uso de la energía atomática.