La semilla de cempasúchil que se siembra en el suelo de conservación de Xochimilco no es china y está libre de transgénicos. Así lo afirma el laboratorio Casa de Semillas Toxinachcal inaugurado el pasado mes de febrero en San Luis Tlaxialtemalco.
Crónica presenta un reportaje sobre cómo los productores, de la mano del gobierno, cuidan esta semilla nativa de México.
En las alcaldías Tláhuac y Xochimilco, personal de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (Corenadr) acude a los campos de cultivo a recolectar semillas de cempasúchil para analizar si su ADN está contaminado o si tienen alguna ingeniería de mejoramiento.
“En redes sociales circuló que los productores de Xochimilco siembran semilla transgénica de China. Fuimos a las parcelas, colectamos flor, obtuvimos la semilla, la trajimos al laboratorio, extrajimos ADN, hicimos pruebas de PCR en tiempo real para detectar dos secuencias transgénicas que son comunes en los cultivos y el resultado fue negativo”, narra Nancy Mejía López, técnica de la Casa de Semillas.
Lo que sí se siembra en Xochimilco y en Tláhuac, además de semilla nativa es la semilla híbrida de cempasúchil.
“Las nativas son originarias de la zona, adaptadas a cada área geográfica y han sido preservadas de generación en generación. En el caso de la híbrida es el mejoramiento de semillas nativas para potenciar sus características comerciales, por ejemplo, del cempasúchil se busca es que sea una planta pequeña, con aroma, de diferentes colores y que el botón sea grande”, detalla la experta.
Ejemplo de esa planta mejorada es el cempasúchil llamado Marigold, el más vendido porque su adecuación consistió en reducir su tamaño, pasó de ser una planta alta a una planta baja.
Mejía López explica que una semilla transgénica es aquella con ADN exógeno, es decir, ADN que no corresponde a la especie, y hasta el momento no se ha detectado en el suelo de conservación de Xochimilco y Tláhuac.
El objetivo de la Corenadr es recuperar y conservar la semilla nativa de cempasúchil, agrega.
“No queremos depender de las semillas híbridas porque se tienen que estar comprando año con año, entonces vemos una ventaja en guardar la semilla de los productores. Queremos que la semilla nativa no sea desplazada ni por híbrida ni por la transgénica”.
CEMPASÚCHIL BAJO LA LUPA
Cuando una semilla es recolectada para su análisis, ésta llega a la Casa de Semillas, la cual se conforma de tres áreas: banco de germoplasma, laboratorio de diagnóstico molecular y laboratorio de cultivo de tejidos vegetales.
La semilla se prepara, es decir, se verifica que esté viva, se mide su porcentaje de humedad y se registran sus datos de cultivo: nombre del productor, poblado al que pertenece y qué uso le dan. Después se somete a pruebas de germinación.
“Si ustedes utilizaran la semilla de las variedades comerciales para sembrar otra planta, los porcentajes de germinación serían bajos porque son semillas tan comercializadas, que se han ido seleccionando tanto que se ha ‘degenerando’ la semilla”, comenta el especialista Alfredo Villa Robledo.
El responsable de la recolecta de germoplasma en el vivero forestal San Luis Tlaxialtemalco explica que las empresas creadoras de variedades comerciales de cempasúchil sólo sacan ventajas económicas.
“En cambio, con las variedades nativas tienes altos porcentajes de germinación. La intención es que, en un futuro, estas variedades se comercialicen, que las veamos adornando los lugares emblemáticos de la ciudad. Las semillas nativas son más rentables porque no tienes que estar comprando año con año, desde tu propia flor puedes sacar la cosecha para los siguientes años”, afirma.
BANCO DE SEMILLAS
Una vez que las semillas pasan por germinación, se conservan en cámaras frigoríficas de cuatro grados centígrados.
“Hay productores que ya nos han solicitado semilla, están intentando cultivar no nada más sus semillas sino la de otro productor para adaptarla a las condiciones de su parcela. A nivel académico hemos hecho investigaciones, se ha analizado el contenido de antocianinas que tienen los maíces”, explica la técnica Mejía López.
En una habitación con anaqueles sobre los que hay cientos de frascos con semillas existe una segunda cámara frigorífica a menos 18 grados centígrados y contiene la colección base de semillas de Corenadr.
“Tememos 2,333 muestras entre maíz, frijol, amaranto, calabaza, chile chicuarote, cempasúchil, romerito y huauzontle”, indica la experta.
Otro espacio es el laboratorio de cultivo en tejidos vegetales que junto con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se busca reintroducir especies en riesgo.
“Trabajamos cinco especies, son plantas medicinales, por ejemplo, la hierba del sapo y la hierba de hielo; notamos que su población va en picada, entonces hay que reintroducir la especie en el suelo de conservación”, indica Mejía López.
PARCELA
En el vivero de San Luis Tlaxialtemalco, la Corenadr creó una parcela demostrativa donde preservan el cempasúchil que trabajan productores de Zapotitlán y de San Gregorio.
“El objetivo es conservar el germoplasma nativo de cempasúchil”, indica Ángel Delgado Reyes, encargado del proyecto. En la parcela demostrativa se caracterizan los tipos de cempasúchil, en específico, de tres especies.
“Tagetes erecta que es una flor alta de corte, Tagetes patula que son los que comúnmente en el mercado le llaman clemoles y Tagetes lunulata es muy chiquita pero aromática y forma parte de las ofrendas”, especifica Delgado Reyes.
SEMILLAS VS CAMBIO CLIMÁTICO
Algo que tienen en común Rosa María Pérez Jiménez, productora del ejido de San Gregorio y Eduardo Orozco, productor de la parcela 181 en San Luis Tlaxialtemalco, es que su flor de cempasúchil no floreció lo suficiente debido a las lluvias.
Rosa María tiene 25 mil macetas de cempasúchil en 3 mil metros de tierra. “Las ventas van avanzando, apenas cargamos un tráiler de 1000 plantas para Ciudad Juárez. Nosotros mantenemos el precio para que no se les haga caro a los clientes y sigan comprando”, comparte.
La productora con más de 20 años dedicada a la siembra de esta planta narra que al inicio de mes tuvieron pérdidas por inundación.
“Les dio un hongo en el tallo como a 5 mil cempasúchiles, pero nos apoyaron los técnicos e ingenieros de Corenadr, nos dijeron qué aplicar y rescatamos más de 2 mil plantas. Si ven no están floreadas al cien por ciento porque esta planta necesita mucho calor, entonces la lluvia detuvo su proceso”, narra.
Eduardo Orozco platica que le costó trabajo sacar la producción. “A lo mejor no me inundé, pero tuvimos exceso de nublazón y agua, eso nos retrasó, observen las plantas y no están al cien por ciento floreadas. El año pasado no nos llovió, pero tuvimos exceso de sol y la planta se adelantó”.
Los factores climáticos afectan los precios de producción, agrega. “Fumigamos cada semana para la prevención de enfermedades, ahora estuvimos fumigando más constantemente porque tuvimos problemas en las flores y eso incrementó los costos de producción”.
Uno de los principales clientes de Eduardo Orozco es la Central de Abasto de la Ciudad de México, él produce 35 mil plantas en 4000 metros cuadrados, cifras que cada día van a la baja.
“Llevamos como cuatro años que hemos sufrido desabasto de gente local que quiera trabajar los campos, el año pasado llegaron muchos migrantes, nos solicitaron trabajo y se los hemos dado. Hemos bajado la producción, de 100 mil plantas a 35 mil”, comenta.
De acuerdo con Corenadr, en Xochimilco existen 380 productores de cempasúchil que generan 5.6 millones de plantas.