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Académicos, amigos y familiares se reunieron en El Colegio Nacional para realizar un homenaje al jurista, en conmemoración del centenario de su nacimiento

“En estos tiempos, Fix-Zamudio nos recordaría que ni siquiera lo malo es para siempre”

El Colegio Nacional El homenaje se realizó en el Aula Magna de El Colegio Nacional el pasado miércoles.

El jurista Héctor Fix-Zamudio fue “creador de un saber que no debe someterse a la ocurrencia o a deleznables militancias”, dijo el lingüista Luis Fernando Lara, presidente en turno de El Colegio Nacional, durante el homenaje dedicado al abogado mexicano en el centenario de su nacimiento.

Realizado el pasado miércoles y coordinado por los colegiados José Ramón Cossío y Diego Valadés, el evento, celebrado en el Aula Mayor de la institución, contó con la participación de María Cristina Fix Fierro, hija del homenajeado; Mónica González Contró, directora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, donde el jurista trabajó por varios años y Sonia Venegas Álvarez, directora de la Facultad de Derecho de la UNAM, de la que Fix-Zamudio fue egresado y profesor de diversas materias.

Tras la proyección de un video, elaborado por José Daniel Chávez, joven discípulo de Fix-Zamudio, el abogado José Ramón Cossío, miembro de El Colegio Nacional, destacó: “Fix-Zamudio no hacía concesiones: si algo le parecía bien, lo decía, si algo le parecía mal también lo decía, y este rasgo, además de su potencia como ser humano, como intelectual y como jurista, es extraordinariamente importante recordar”.

Transformador del Derecho procesal e introductor de nuevas perspectivas, sobre el Derecho mexicano, que era “tan nacionalista, tan cargado hacia los símbolos de la Revolución”, dijo Cossío. Fix-Zamudio incorporó dos elementos transformadores: “Primero, considerar a la Suprema Corte como un tribunal constitucional, y segundo, deconstruir la noción política de la Constitución para introducir una visión normativa o jurídica de ella, por extravagante que esto nos pueda parecer hoy”.

Cossío recordó que Fix-Zamudio impulsó la figura del ombudsman y la Reforma de 1994, y añadió: “En la crisis tan importante que vive actualmente el constitucionalismo mexicano, en particular en el Poder Judicial, me he preguntado muchas veces que estaría pensando el maestro, cómo estaría tratando de resolver los problemas, cómo afrontaría esta crisis y, sobre todo, cómo podríamos salir de esta situación cada vez más profunda”.

José Ramón Cossío. Alumno y amigo.

Al hablar de su padre, María Cristina Fix Fierro destacó que, junto a la rigurosidad académica y la pasión por el trabajo, Fix-Zamudio “fue un hombre que disfrutaba todo en la vida: su trabajo era su mayor diversión, pero también le gustaba viajar en compañía de mi mamá, y no perdonaba los festejos de su cumpleaños, que ella preparaba con mucho esmero, especialmente en los menús”.

Sin duda, aseguró, “puedo decir que, en su vida diaria, valores como el respeto, la congruencia, la ética, la fidelidad, la honestidad y la compasión no fueron aspiraciones o discursos vacíos, sino que los practicó y los predicó con el ejemplo en sus acciones diarias. Héctor Fix-Zamudio, con su ejemplo de vida, nos dejó un enorme legado y un compromiso de seguir ese camino basado en los más altos valores morales”.

María Cristina Fix Fierro exhortó a honrar la memoria de su padre mediante la defensa de las instituciones y el Estado de Derecho: “Instituciones que hoy se consideran inútiles y onerosas, pero que en el fondo sabemos que son la base para el sostenimiento de la democracia y del Estado de Derecho en nuestro país; instituciones indispensables para que las nuevas generaciones, quienes quizás ahora carecen de la experiencia o los conocimientos necesarios para visualizar su necesidad a futuro, pero que nosotros, las generaciones más veteranas, valoramos como esenciales para una vida comunitaria en paz y ordenada”.

SABIO.

Miembro de El Colegio Nacional desde el 23 de octubre de 1974, Héctor Fix-Zamudio, recordó el también colegiado Diego Valadés, carecía lo que podría considerarse “defecto intelectual o humano, a menos que podamos considerar como tal su tolerancia, generosidad y benevolencia incluso hacia quienes incurrían en desviaciones de los principios, no hacia él, sino hacía su amada ciencia del Derecho”.

La arbitrariedad, las desviaciones del poder, las deficiencias en la justicia, la corrupción, eran un dolor constante para el jurista: “Cuando veníamos a este Colegio, siempre pasaba yo por él, y nos enredábamos en largas conversaciones. Lo mismo al regresar, uno de nuestros temas recurrentes era el deterioro de la vida institucional del país, que comenzó ya hace algunas décadas y se agravó con un sistema presidencial que nunca se actualizó y que nos ha llevado a la situación en que hoy nos encontramos”.

“Estoy seguro de que él, en tiempos como los actuales, tendría palabras sabias de consuelo y también de esperanza, y nos recordaría que ni siquiera lo malo es para siempre. Recordémoslo como un hombre optimista, generoso y sabio”, propuso.

Diego Valadés. Contemporáneos.

HONESTIDAD INTELECTUAL

La actual directora de la Facultad de Derecho, Sonia Venegas Álvarez, destacó la labor generosa que Héctor Fix-Zamudio desempeñó como maestro: “Que haya sido mi guía, mi asesor de tesis, fue privilegio enorme, porque era, prácticamente, tener clases privadas con don Héctor Fix-Zamudio”.

“Él ya un jurista de renombre internacional, tenía la oportunidad de ser invitado a congresos y a su regreso siempre con su maletín cargado de libros, muchas veces nuevos, recién desempacados. A sus becarios, a sus tesistas, nos prestaba y a veces nos regalaba esas obras, que ni él mismo había tenido tiempo de leer todavía. ‘Este libro le servirá para el capítulo tal’, me decía y comenzaba a dar la clase. Mis sesiones de asesoría de tesis fueron verdaderas cátedras magistrales, a pesar de la enorme carga de trabajo que tenía el doctor”.

Desde el ámbito jurídico, agregó Venegas, Fix-Zamudio revolucionó numerosos temas: “el Derecho procesal en su conjunto, desde sus primeras obras, en 1956, año en que obtuvo el título de licenciado en Derecho, con su tesis titulada La garantía jurisdiccional de la Constitución mexicana, ensayo de una estructuración procesal del amparo. Posteriormente se publicaron sus primeros trabajos académicos: Derecho Procesal Constitucional, El Proceso Constitucional, Estructura Procesal del amparo, La aportación de Piero Calamandrei al Derecho Procesal Constitucional y El Juicio de amparo, que es una obra clásica”.

La abogada destacó a Fix-Zamudio como “el verdadero creador de la figura del ombudsman en cualquiera de sus versiones: la Comisión Nacional de Derechos Humanos, las comisiones locales, la Defensoría de los Derechos Universitarios y la misma Procuraduría Social de la Ciudad de México, que inicialmente fue pensada y estructurada desde el Instituto de Investigaciones Jurídicas, en un equipo liderado por el doctor Fix-Zamudio”.

Mónica González Contró destacó la labor académica de Héctor Fix-Zamudio cuya reflexión “se proyectó en la creación de instituciones muy concretas”, y destacó su “fidelidad a su vocación”.

“Por eso es que, además, sus memorias lo describen como un universitario en toda la extensión de la palabra. Una vez que se profesionalizó y asumió el rol de primer director del Instituto de Investigaciones Jurídicas, nunca quiso dejar la Universidad, a pesar de que recibió numerosos ofrecimientos para ser ministro de la Corte y ocupar otros cargos importantes”.

Mónica González Contró. Integridad y legado.

Modesto, siempre atribuyéndose poco mérito, Fix-Zamudio “transformó el Instituto de Investigaciones Jurídicas. Bajo su gestión, la carrera de investigador, que ahora ejercen muchas personas, se convirtió en una opción profesional, más allá de la docencia, con un impacto propio”.

“En efecto, en aquel tiempo apenas había jóvenes investigadores, y él comenzó a formar escuela para dejar un instituto con masa crítica, capaz de realizar investigaciones de alto nivel, que respondiera a los grandes problemas nacionales. La única función que aceptó fuera de la UNAM fue la de juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ya que era compatible con su labor en el Instituto de Investigaciones Jurídicas”, recordó.

Fix-Zamudio, estimó González Contró, “fue una persona con una gran integridad, y honestidad intelectual. Además, su fidelidad a su vocación era absoluta; nunca se dejó seducir por nada que no fueran lo que realmente él disfrutaba hacer y que hacía muy bien, demostrando que es posible llevar una vida académica digna, con una vocación comprometida que también incluía la divulgación”.

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