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Más barata y “pomposa”, la flor china ha generado un problema a los productores nacionales, explica Leonardo Beltrán, experto de la UNAM

Cempasúchitl, ¿nacional o chino?

Cempasúchitl nacional y la flor china, que ha ganado espacio en el mercado nacional. Competencia desleal. (Foto: Ernesto Navarrete / Diseño Bárbara Castrejón)

Apenas termina el mes de octubre y México adorna sus altares de Día de Muertos con el cempasúchitl. La flor nos acompaña en esta tradición cultural e histórica de gran importancia para los mexicanos, incluso considerada Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

La presencia del cempasúchitl en los altares tiene una significado particular, se le puede encontrar adornando coronas, en forma de ramos o incluso algunas personas lo colocan como un camino que las almas siguen hacia el altar, guiados por el olor y color de estas flores.

El doctor Leonardo Beltrán Rodríguez, adscrito al Laboratorio de Etnobotánica Ecológica y Curador Científico de la Colección Etnobotánica del Jardín Botánico de la UNAM, destaca que justamente un blanco de acción que motivó intervención humana a través de la domesticación del cempasúchitl fue mejorar su olor y color. “Para que hubiera caminos de un color más intenso y con un aroma que permitiera a nuestros familiares finados ver este camino de luz y seguirlo”.

Gracias a su uso durante el Día de Muertos, cada año se cultivan y venden en México grandes cantidades de cempasúchitl. Datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural destacan que en 2021 la superficie de siembra de la planta fue de 1,198 hectáreas, mientras que en 2022 fue de 2,289 y en 2023 de 2,448.

Asimismo, en 2022 la producción nacional fue de 16 mil 307 toneladas de flor de cempasúchitl, 2 millones 313 mil plantas y 490 mil 786 manojos. En 2023, se produjeron 21 mil toneladas de dicha flor, más de 2 millones 451 mil plantas y más de 509 mil manojos. Así, miles de productores mexicanos encuentran en esta tradición una oportunidad para obtener ganancias.

PLANTA ENDÉMICA.

Se conoce como cempasúchitl a un complejo de especies cuyas características particulares son su color y olor. Pertenecen al género Tagetes de la familia Asteraceae, dentro de la cual encontramos otras como el girasol y muchas plantas medicinales más que a nivel nacional proceden de esta familia.

En México, existen 36 de las 58 especies de Tagetes que se han documentado para el continente americano de donde es endémico, y en donde se le puede encontrar desde México hasta Sudamérica.

El cempasúchitl que normalmente utilizamos en los altares de Día de Muertos es de la especie Tagetes erecta L. Es una planta compuesta por un tallo con hojas alargadas y una cabezuela color naranja o amarilla muy “globosa”.

“En toda esta familia de plantas lo que vemos es la flor, que en realidad es una inflorescencia, en donde cada uno de esos petalitos es una flor y le llamamos flores liguladas”, explica el doctor Beltrán.

Cada uno de esos petalitos del cempasúchitl es una flor. Inflorescencia. (Foto: Ernesto Navarrete / Diseño Bárbara Castrejón)

¿NACIONAL O EXPORTADO?

Una de las problemáticas a las que se ha enfrentado el cempasúchitl en los últimos años es que cada vez hay más de este tipo de flores proveniente de países como China, que aunque tiene costos más baratos que el nacional o sus flores pueden ser más “pomposas”, hasta el momento no tienen otro tipo de mejora, por ejemplo, como una mayor duración.

“El productor mexicano con semilla todavía nativa no puede dar los precios que da un productor cuando procede de una plantación en China, los costos son mucho más baratos, como ocurre generalmente con la industria China, y no es posible que alcance esas cantidades de abaratamiento de costos y por lo tanto es mucho más probable que uno vea plantas de origen chino vendiéndose”.

Las empresas chinas no llevan muchos años de selección y cultivo de la semilla, y a pesar de ello actualmente su dominio en cuanto a producción de cempasúchitl supera considerablemente a lo que se produce en nuestro país, sobre todo a nivel de uso agrícola.

Comenta que las semillas nativas que se siembran en México tienen la característica que durante años han sido seleccionadas con el fin de mejorar las características de la planta, es un mejoramiento continuo con el que han trabajo los agricultores campesinos.

“Esas semillas es posible que hayan llegado desde hace muchos años, heredándose, y quizá muchas de ellas actualmente ya se pueden estar mezclando con aquellas semillas que vienen de China. O incluso si ya hubo algún proceso de cruza de una planta China con una mexicana, ya no se va a poder reconocer su origen. Eso es algo que pone en peligro esta variabilidad genética de las propias semillas”.

Por ello, el biólogo enfatiza que es importante no demeritar las mezclas de semillas nativas con introducidas o mejoradas, porque esto puede llevar a una pérdida de la información genética que por miles de años ha habido gracias a la selección humana.

De esta manera, el cempasúchitl es una planta que por su colorido y mística ha permitido que durante generaciones esté presente en miles de hogares mexicanos. Sin embargo, es necesario no sólo ver esta planta como parte de las festividades del Día de Muertos, sino recuperar el mercado mexicano en cuanto a su uso industrial en el sector avícola.

*Colaboración de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM

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