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Daron Acemoglu, Simon Johnson et James Robinson por investigaciones que giran en torno a una explicación de las desigualdades entre países ricos y pobres

El Premio Nobel de Economía 2024 y la importancia de las instituciones

Nobel
Voces de la UAM De izquierda a derecha, Daron Acemoglu de Estanbul, Turquía; Simon Johnson, de Reino Unido y James Robinson. (Nobel Prize)

Por cuarta ocasión el Premio Nobel de economía es otorgado a economistas cuyo trabajo se enfoca en la economía institucional que considera la historia, la política, la sociología y el comportamiento humano, como elementos fundamentales para entender los cambios económicos. Este año fueron galardonados Daron Acemoglu, Simon Johnson et James Robinson por investigaciones que giran en torno a una explicación de las desigualdades entre países ricos y pobres, a partir de un análisis que parte del pasado con el fin de comprender la dinámica y construcción de las diversas sociedades, cuyo fundamento es el comportamiento humano a través de varias generaciones.

Su análisis les ha permitido comprender como la conformación de élites que controlaban el poder en Gran Bretaña o los Estados Unidos, crearon una sociedad donde los derechos políticos eran en general más distribuidos, donde los gobiernos tenían más responsabilidades hacia sus ciudadanos, donde las grandes masas tuvieron oportunidades económicas para salir adelante. Esto es ampliamente visible también en un trabajo de North y Wallis presentado en el Congreso de la World World Interdisciplinary Network for Institutional Research (WINIR) en 2016 a partir de una revisión histórica de las constituciones de los diferentes estados de la Unión Americana, donde confirmaron que en la mayoría de ellas la inclusión era un principio fundamental en mayor o menor proporción y las reglas establecidas se cumplían. Heilbroner (2015) también muestra en un análisis histórico de la economía americana, las oportunidades que en los inicios del denominado capitalismo salvaje en ese país tenía cualquier ciudadano que tuviera algún invento o iniciativa de negocio, independientemente de su origen familiar.

Uno de los trabajos más conocidos de Darel Acemoglu y Robinson es Why Nations Faill (2012) donde analizan la conformación de instituciones, entendidas como como estructuras sociales que emanan de las formas de comportamiento humano, que se van delineando a partir del entorno institucional y se transmiten de generación en generación a través de la historia. Conocer cómo se delinean, consolidan y se transmiten las formas de comportamiento humano denominadas instituciones, permite observar la fortaleza y diferencias entre países desarrollados y subdesarrollados. En los primeros desde hace muchos años la conformación de sus instituciones se ha caracterizado por ser inclusivas, debido a que sus ciudadanos se han beneficiado de la educación y oportunidades laborales, conformando Estados con instituciones sólidas o fuertes, que no tan fácilmente caen en situaciones de centralización del poder, el incumplimiento de las leyes, y donde los costos de transacción y los derechos de propiedad están mejor salvaguardados, y por tanto hay mayor certidumbre para los ciudadanos e inversionistas. Mientras que la historia en la mayoría de los países subdesarrollados se ha caracterizado por la colonización, servilismo, centralización del poder y corrupción, que en general definen como economías extractivistas cuyo resultado es un Estado débil. En ambos casos este tipo de constructos sociales o instituciones se han transmitido a través de generaciones ya que están determinados por lo que los autores denominan el path dependence o dependencia de la trayectoria, pero se han ido adaptando a los cambios sin perder su esencia.

Entender la conformación de las instituciones en cada país es fundamental, porque de éstas dependerá en crecimiento económico, la inclusión, la educación, el ejercicio del poder y en fin el bienestar de las y los ciudadanos. Uno de los problemas que plantean es que un cambio institucional, requiere forzosamente conocer el origen de las instituciones, ya que como decía Veblen (padre del institucionalismo), es más fácil romper una regla escrita que un hábito.

Los galardonados han realizado una serie de estudios comparados en diversos países. En el caso de México presentan un análisis ilustrativo sobre los dos Nogales, es decir las dos ciudades fronterizas divididas por una frontera en el norte del país donde plantean que a pesar de que hace mucho tiempo era un mismo territorio, que actualmente comparten muchas cosas como el idioma, que muchas personas que viven en la parte mexicana y cruzan la frontera para ir a trabajar diariamente y comparten la cultura ya que muchos tienen familia inclusive al otro lado de la frontera, la diferencia fundamental entre las dos ciudades reside en las instituciones, es decir las reglas de comportamiento, las cuales son muy diferentes en ambas ciudades y se manifiesta en buena medida, en la aplicación de las reglas formales, que son muy diferentes en ambas ciudades así como el comportamiento de las y los ciudadanos.

No es la primera vez que se otorga un Premio Nobel a economistas institucionalistas, han sido galardonados Douglas North en 1993, O. Williamson y E. Ostrom en 2009 lo que nos confirma que el análisis institucional está vigente debido a que proporciona herramientas sólidas para entender los cambios económicos.

Es una lástima que poco se fortalezca ese enfoque en las escuelas de economía de universidades mexicanas, por considerar más lo cuantitativo que lo cualitativo, olvidando que el comportamiento humano es el que determina muchas decisiones. Sería recomendable que la UAM en sus Departamentos de Economía fortaleciera esta línea de estudio de la economía, que como se observa ha sido reconocida en otros lugares acertadamente.

Heilbroner (2004), Los filósofos terrenales, Alianza Ed., España

Nobel Prize
Voces de la UAM Dra. Delia Montero, profesora de la UAM Iztapalapa. (Alejandro Juarez Gallardo./UAM)
  • Profesora de la UAM Iztapalapa

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