Fibras de origen biológico pueden representar un mayor riesgo para la salud de algunas de las especies más importantes del planeta que los plásticos convencionales que pretenden reemplazar.
Así lo demuestra un nuevo estudio, según un un nuevo estudio publicado en la revista ‘Environmental Science and Technology’. El estudio se llevó a cabo como parte del proyecto BIO-PLASTIC-RISK, dirigido por investigadores de la Universidad de Plymouth y la Universidad de Bath.
La investigación ha llevado a los científicos a sugerir que los materiales que se proponen como alternativas al plástico deberían probarse exhaustivamente antes de usarse ampliamente en una variedad de productos. En concreto, probó los efectos de las fibras de poliéster convencionales y dos fibras de origen biológico (viscosa y lyocell) en las lombrices de tierra, una especie fundamental para la salud de los suelos a nivel mundial.
Así, la investigación encontró que en altas concentraciones de fibras, el 30% de las lombrices de tierra murieron después de 72 horas cuando fueron expuestas al poliéster, mientras que las expuestas a las fibras de origen biológico experimentaron una mortalidad mucho mayor, de hasta el 60% en el caso del lyocell y el 80% para la viscosa.
Un segundo experimento, en el que se utilizaron concentraciones de fibras ambientalmente relevantes, indicó que las lombrices de tierra alojadas en suelos que contenían fibras de viscosa mostraron una reproducción reducida en comparación con las expuestas a fibras de poliéster. Las lombrices de tierra en suelos que contenían fibras de lyocell mostraron un crecimiento reducido y también mayores tasas de excavación dentro del suelo en comparación con la exposición a los otros tipos de fibra.
Los investigadores cuentan que el estudio resalta la naturaleza compleja de los esfuerzos globales para reducir la amenaza de la contaminación por microplásticos y la importancia de probar nuevos materiales que se recomiendan como alternativas a los plásticos antes de lanzarlos al mercado abierto.
La doctora Winnie Courtene-Jones, autora principal del nuevo estudio y ahora profesora de contaminación marina en la Universidad de Bangor, declara en un comunicado: “En 2022 se produjeron más de 320.000 toneladas de fibras de origen biológico y biodegradables en todo el mundo y las investigaciones muestran que cantidades sustanciales de ellas acabarán en el medio ambiente. Sin embargo, faltan pruebas de sus impactos ecológicos. Nuestro estudio ha demostrado que las fibras de origen biológico tienen una serie de efectos adversos sobre las lombrices de tierra, animales que son fundamentales para el funcionamiento del medio ambiente. Destaca la importancia de recopilar más pruebas antes de que las alternativas a los plásticos convencionales estén disponibles de forma aún más amplia“.
El nuevo estudio sigue a una investigación publicada a principios de 2024 que destacó que la exposición a los materiales utilizados en las bolsitas de té biodegradables puede provocar que las poblaciones de lombrices experimenten hasta un 15% más de mortalidad y tener un efecto perjudicial en la reproducción de las lombrices. Se ha publicado apenas unas semanas antes de que las Naciones Unidas reúnan a los líderes mundiales en Busan, Corea del Sur, para la ronda final de negociaciones sobre un posible Tratado Global sobre Plásticos.