San Miguel Maninaltepec, Oaxaca.- Profesores y estudiantes de posgrado de la Universidad de Duke, Carolina del Norte, investigan desde el año 2003 los mecanismos sociales y culturales con los que comunidades indígenas y campesinas de Oaxaca han enfrentado los impactos del cambio climático.
El trabajo académico de la institución estadunidense ha documentado que en las últimas décadas se ha agravado el problema de la contaminación y pérdida de biodiversidad, pero también se ha fortalecido la respuesta de los pueblos originarios frente a estos daños, con trabajo e innovación, como explicó a los lectores de Crónica la Doctora Elizabeth Shapiro, especialista en Políticas sobre Manejo Ambiental de la Universidad de Duke, quien habló con este diario durante una visita a la Sierra Juárez de Oaxaca.
La investigadora explicó que las comunidades rurales y silvícolas oaxaqueñas comparten las decisiones y reparten en trabajo a través de asambleas que les han permitido incorporarse a procesos tan complejos como la venta internacional de Bonos de carbono, lo cual “parecía un sueño imposible hace 20 años”.
Shapiro acudió a la región boscosa de la Chinantla alta, para participar en el encuentro de seis etnias que laboran juntas en la Integradora de Comunidades Indígenas y Campesinas de Oaxaca (ICICO).
PODEMOS APRENDER
Elizabeth Shapiro Garza estudió biología y en los años 90s viajó a El Salvador para vivir con comunidades campesinas, después de la Guerra civil en ese país. Su objetivo era entender cómo afectaba al desarrollo de los pueblos salvadoreños la destrucción de ecosistemas provocada por la guerra.
“Entendí el impacto directo que tienen los problemas ambientales en la vida diaria de la gente que vive del campo. Pero también aprendí que somos nosotros, los seres humanos, los principales causantes de esos problemas”, cuenta Shapiro.
Después de esta etapa, volvió a Estados Unidos, donde estudió su Maestría en la Universidad de Yale y su Doctorado en la Universidad de Berkeley, especializándose en un campo llamado Geografía humana y Ecología política, que trata sobre el efecto de los procesos políticos, económicos, sociales y culturales en asuntos ambientales.
Cuando realizaba su tesis de Doctorado, poco después del año 2003, la Doctora Shapiro llegó a México para conocer cómo trabajaban las comunidades con los programas de Pago por servicios ambientales, que acababa de poner en marcha el gobierno mexicano, a través de la Comisión Nacional Forestal (Conafor). Así decidió concentrar su trabajo en Oaxaca por ser la entidad donde se habían firmado más contratos entre comunidades y la Conafor; además de que ella sabía que ya existía historia previa de buen manejo forestal de comunidades indígenas y campesinas.
“Yo pienso que las comunidades de Oaxaca –y de otras regiones de México, pero con más claridad en Oaxaca—, pueden considerarse como un ejemplo para el mundo, en manejo forestal. Podemos aprender mucho sobre cómo trabajan las comunidades de Oaxaca para juntarse y trabajar en una misma dirección, Aquí se practican mucho los “usos y costumbres” y se reflejan en formas tradicionales de reunirse en asambleas para tomar decisiones de cuidado del medio ambiente. También estas formas de organización se usan para abordar otros problemas de la comunidad. Esto es muy diferente a lo que tenemos en Estados Unidos y la mayoría de los países, donde hay un enfoque muy fuerte en la propiedad privada y en los logros de cada individuo”, dice la experta, antes de detallar que las soluciones comunitarias en manejo forestal han demostrado más efectividad que las individuales.
“Cuando mis estudiantes de posgrado vienen a Oaxaca, desde Estados Unidos y otras partes del mundo, es un ‘shock’ ver cómo se organizan las comunidades. No quiere decir que dentro de las comunidades y asambleas no haya conflictos, pero sí son ejemplos reales de cómo se pueden resolver grandes problemas y realizar grandes acciones si se logra una misma visión”, concluye la profesora de la Universidad de Duke.
Importante para los pueblos constituirse como asociación civil
La Doctora Shapiro trae a estudiantes de posgrado de la Universidad de Duke a Oaxaca desde 2013. Antes, ella estudió 10 años el modelo de trabajo que comenzó con una asociación civil que se llamaba Servicios Ambientales de Oaxaca y en 2012 se transformó en ICICO, con pueblos de cinco regiones del estado y donde hoy participan 6 etnias. “Al principio no fue fácil estudiar el tema; pasé siete meses antes de poder lograr el contacto para trabajar con las comunidades. Lo logré gracias a Carlos Marcelo Pérez, quien fue fundador de ICICO y se tomó el tiempo de escucharme, hablar conmigo e introducirme con los pueblos, en 2003”, agregó.