Sigilosos, veloces, ruidosos, de cola anillada y mirada tierna, son algunas características que podrían describir a los cacomixtles (cacos), esos animales que de a poco se han ido acostumbrando a vivir entre nosotros, ya que hace algunos años podían verse sobre todo en el sur de la Ciudad de México y hoy ya hay registros de su presencia en todas las alcaldías de la capital del país.
Pero esta presencia ha sido más visible a partir de la pandemia que vivimos en 2020, la maestra Claudia Moreno Arzate, del Laboratorio de Ecología y Conservación de Vertebrados Terrestres del Instituto de Ecología de la UNAM, explica que aún no se sabe por qué ocurrió esto, aunque se tienen algunas hipótesis al respecto.
Una es que durante la pandemia disminuyó el número de personas en los espacios públicos y tal vez esto permitiría que los cacomixtles aumentaran su presencia en estos sitios. Otra podría estar relacionada con modificaciones genéticas de la especie, que les han permitido estar en lugares con características como las que se viven en la Ciudad de México, como la contaminación.
Otra hipótesis apunta hacia la disponibilidad de comida en la calle para estos animales, pues hoy es común que las personas dejen alimento para perro o gato en la vía pública. También se piensa que algo se modificó en su comportamiento y está permitiendo un aumento de su presencia en distintos sitios.
“Platiqué con alguien que trabajó 15 años en la Brigada de Vigilancia Animal, que rescatan a los animales, y me dijo que desde el día que él entró siempre hubo registros de cacomixtles, pero eran espaciados y a partir de la pandemia se les multiplicaron muchísimo, algo pasó, tenían uno o dos registros a la semana”, comparte la maestra Moreno Arzate.
CIENCIA CIUDADANA.
En 2019, la maestra Moreno Arzate empezó a registrar la presencia de este animal, ya que en ese momento no había un trabajo sistemático que lo hiciera. A raíz de la pandemia se empezó a escuchar más sobre su presencia, lo cual fue el punto de partida que la universitaria, junto con una de sus estudiantes, tomaron para recopilar información sobre avistamientos de cacos hechos en las redes sociales, en la página Naturalista y en algunos periódicos.
Dentro de los datos que se recopilaron algunas personas destacaban que empezaron a ver a estos animales a partir de 2014 a 2015, sin embargo, instituciones como la Semarnat o la Profepa no tienen bases de datos que registren su presencia.
Entre lo que obtuvieron con este registro de información destaca que antes de la pandemia detectaron 400 registros, y durante los primeros meses de ésta el número aumentó a más de 700. Además, registraron su presencia en todas las alcaldías de la Ciudad de México y el mayor número de avistamientos fue en Tlalpan, Coyoacán y Xochimilco y el menor número en Iztacalco.
Toda la información que recopilaron les permitió hacer –desde la Ecología– lo que se conoce como ciencia ciudadana, que es cuando la comunidad comparte información que puede ser utilizada por los investigadores para explicar un fenómeno.
Esta información les permitió hacer análisis espaciales, a través de sistemas de información geográfica para encontrar patrones del comportamiento y variables que expliquen la presencia del cacomixtle.
Entre los aspectos que analizaron se encuentran la proximidad de estos animales a áreas verdes, la densidad poblacional, porcentaje de área boscosa y cercanía a cultivos. Esto último porque pensaban que estos animales estaban asociados mayormente al sur de la Ciudad de México, pero no encontraron ese patrón, uno que sí hallaron es que la densidad humana sí explicaba la presencia del cacomixtle, es decir, “les gustan los humanos”, comenta.
“Gracias a la ciencia ciudadana las personas comparten información a la academia, la academia la procesa, la maneja, genera ciencia y la regresamos a la sociedad. En nuestro caso hacemos infografías, videos, van dos tesis de cacos hasta el momento y así vamos interactuando”.
Uno de los aspectos que más han llamado la atención últimamente con los cacomixtles es que son animales que han encontrado en las ciudades su nicho ecológico, es decir, ese espacio donde están las condiciones para que una especie nazca, se reproduzca y sea parte de una cadena trófica, es decir, qué come, quién se lo come o quién no se lo come.
Por ello, se les ha visto cruzando cables, andar por las bardas, sobre los árboles o techos, entre los edificios, debajo de los tinacos del agua o los carros. En las ciudades, uno de sus principales depredadores en la actualidad es el perro.
Desde el Laboratorio de Ecología y Conservación de Vertebrados Terrestres del Instituto de Ecología de la UNAM se creó la iniciativa Vecinos nocturnos, a través de la cual se registran los avistamientos de cacomixtles en la Ciudad de México.
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*Colaboración de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM