Un planeta de tres millones de años, el más joven en tránsito hasta la fecha, ha sido descubierto por astrónomos de la Universida de Carolina del Norte en Chapel Hill.
Este mundo, que a escala humana equivale en edad a un bebé de dos semanas, desafía las teorías previas sobre la velocidad de formación de los planetas. Mientras que la Tierra tardó entre 10 y 20 millones de años en formarse, TIDYE-1b surgió en apenas 3 millones de años y orbita su estrella aproximadamente cada semana con un tamaño similar al de Júpiter.
Esta investigación proporciona una visión revolucionaria de las primeras etapas de la formación de planetas, estableciendo un nuevo punto de referencia para los planetas jóvenes y marcando un paso adelante en nuestra comprensión de los sistemas planetarios más allá del nuestro, según los autores.
“La astronomía nos ayuda a explorar nuestro lugar en el Universo: de dónde venimos y hacia dónde podríamos ir. Descubrir planetas como este nos permite mirar atrás en el tiempo y echar un vistazo a la formación planetaria a medida que sucede”, dijo en un comunicado Madyson Barber, autora principal del estudio e investigadora del departamento de física y astronomía de la UNC-Chapel Hill.
El equipo de investigadores se propuso explorar cómo se forman y evolucionan los planetas, con un enfoque en la identificación de planetas en varias etapas para comprender mejor estos procesos. TIDYE-1b, el planeta en tránsito más joven conocido, ofrece una ventana única al entorno de un sistema planetario emergente. Este descubrimiento arroja luz sobre las posibles diferencias entre nuestro sistema solar y los sistemas que albergan planetas gigantes cercanos como TIDYE-1b, lo que proporciona un contexto más amplio para nuestro propio vecindario cósmico.
Este descubrimiento abre nuevas vías de investigación, ya que este planeta, todavía dentro de su disco natal de material, permite a los científicos estudiar el proceso de formación de cerca. Los estudios de seguimiento analizarán cómo se compara la atmósfera del planeta con el material del disco circundante, proporcionando pistas sobre su viaje a su órbita compacta. Los investigadores también examinarán si TIDYE-1b todavía está creciendo mediante la acumulación de material o posiblemente perdiendo su atmósfera superior debido a la influencia de su estrella anfitriona.
“Los planetas generalmente se forman a partir de un disco plano de polvo y gas, por lo que los planetas de nuestro Sistema Solar están alineados en una disposición ‘plana como un panqueque’. Pero aquí, el disco está inclinado, desalineado tanto con el planeta como con su estrella, un giro sorprendente que desafía nuestra comprensión actual de cómo se forman los planetas", dijo Andrew Mann, investigador principal del Laboratorio de Mundos Jóvenes y profesor asociado de física y astronomía en UNC-Chapel Hill.
La técnica utilizada para detectar el planeta hace que este descubrimiento sea especialmente significativo. Por lo general, los planetas en el borde de su sistema solar tan jóvenes son imposibles de observar debido a la interferencia del disco circundante. Sin embargo, el disco de la estrella está deformado, lo que permite una rara oportunidad de observación.
El equipo de investigación empleó un algoritmo de búsqueda especialmente diseñado, Notch, y métodos refinados de extracción de datos de la misión TESS de la NASA para detectar y confirmar este planeta. El acceso de la colaboración a numerosos telescopios facilitó la verificación del descubrimiento, asegurando que la señal era planetaria.