La biotecnología se ha convertido en un pilar fundamental para enfrentar los retos de la agricultura moderna. En este contexto, la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG) ha dado un importante paso con el desarrollo de Triasper, un bioinsumo diseñado para mejorar la productividad de los cultivos mientras reduce el uso de agroquímicos.
El proyecto, liderado por el egresado en Biología Juan Pablo Hernández García, surgió como una tesis universitaria que buscaba combatir el impacto del hongo fitopatógeno Colletotrichum gloeosporioides en los cultivos de aguacate. Con la guía del Dr. Miguel Beltrán García, investigador de la UAG, se logró aislar un hongo endófito, Trichoderma Asperellum, que mostró propiedades excepcionales como control biológico.
El desarrollo de Triasper se llevó a cabo en el Laboratorio de Agrobiotecnología de la UAG, espacio en el que Hernández combinó conocimientos teóricos y prácticos para transformar una problemática familiar en una solución de gran alcance. Según explicó el egresado, la investigación inició en 2011 con un enfoque en mejorar la salud de las plantas, proteger los cultivos y disminuir la dependencia de productos químicos tradicionales.
Sostenibilidad e innovación
“El objetivo era ofrecer una alternativa que no solo ayudara a los agricultores, sino que también fuera amigable con el medio ambiente. Este proyecto no habría sido posible sin la formación integral recibida en la UAG, donde los profesores fomentan una visión crítica y práctica para enfrentar los desafíos del sector agrícola”, comentó Hernández.
Triasper ya ha sido aplicado en más de 100 hectáreas de cultivos de aguacate, agave y berries, donde ha demostrado su efectividad al estimular el crecimiento vegetal, fortalecer el sistema inmunológico de las plantas y mejorar los microecosistemas del suelo. Además, el producto tiene el aval de la COFEPRIS, certificación que garantiza su seguridad y viabilidad en el mercado mexicano.
Este avance es un ejemplo del impacto que pueden tener los proyectos académicos cuando están orientados a resolver problemas reales. Según cifras del sector, el mercado de bioinsumos crece un 12.5% anual, y su adopción es clave para promover la agricultura ecológica y mitigar el cambio climático.
Retos y proyección futura
Aunque el desarrollo de Triasper representa un logro significativo, Hernández subraya que los principales desafíos incluyen educar a los productores agrícolas sobre los beneficios de los productos biotecnológicos y facilitar su acceso a estas soluciones.
Con este producto, no solo se promueve la sostenibilidad, sino que también se abre la puerta a nuevas investigaciones dentro de la UAG. “La investigación agrobiotecnológica tiene el potencial de transformar la agricultura en México, y proyectos como este demuestran que las universidades son un semillero de soluciones innovadoras para el país”, concluyó el Dr. Beltrán.