Un estudio realizado por académicos de México y Estados Unidos comprueba la importancia de los manglares para amortiguar huracanes como “Otis”. El estudio “Mangrove preservation could have significantly reduced damages from Hurricane Otis on the coast of Guerrero, Mexico”, publicado en “Science of the total environment” señala que una cobertura de manglares existente en los años 80 habría protegido hasta un 3% de la infraestructura y evitado la destrucción de múltiples hogares.
Estos hallazgos ilustran cómo la deforestación de manglares, impulsada por la urbanización y la expansión turística, ha debilitado las defensas naturales de la región frente a huracanes, refiere un comunicado del equipo de investigación, encabezado por Bernardo Bastien Olvera, investigador recién ingresado al Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM y en el que participan investigadores del Instituto Scripps de Oceanografía de la Universidad de California, entre ellos el mexicano Octavio Aburto.
“Los manglares son nuestra mejor defensa contra los efectos cada vez más devastadores del cambio climático. Este mensaje es más relevante que nunca después del impacto del huracán Otis en la costa de Guerrero y del huracán John, que golpeó la región un año después. Ambos eventos no solo dejaron a Acapulco con enormes daños económicos y sociales, sino que subrayaron el papel fundamental de la naturaleza en la protección de nuestras comunidades costeras”.
LOS DATOS.
Según una publicación científica, la preservación de los manglares podría haber reducido los daños causados por el huracán “Otis” en Acapulco.
La investigación señala que más del 40 % de las localidades del área de estudio en la costa de Guerrero han experimentado una pérdida de cobertura de manglares cercanos. En promedio, el manglar más cercano en cualquier localidad de nuestra área de estudio se encuentra ahora 300 m más lejos en comparación con su proximidad en 1980, con el aumento máximo registrado de 3,6 km. Entre las localidades donde se produjo un cambio en los manglares cercanos, el aumento promedio en la distancia es de 730 m. El estudio recuerda que, los datos del estudio coinciden con las estadísticas nacionales de la CONABIO, que identifica a Guerrero como uno de los estados con las mayores pérdidas anuales de manglares en México, junto con Jalisco y Colima, durante finales del siglo XX y principios del XXI.
“Utilizando las estimaciones de la cobertura de manglares para cada ubicación en 1981 y las estimaciones de coeficientes de nuestros modelos estadísticos, calculamos el nivel de protección que los manglares habrían proporcionado para las tres métricas de daño. Si se hubiera mantenido la distribución de manglares de 1981, 164 hectáreas de vegetación natural se habrían salvado del daño lo que representa aproximadamente el 1,18 % del daño total a la vegetación. Además, la cobertura de manglares de 1981 habría protegido 85 ha de infraestructura en la Bahía de Acapulco y al norte, lo que representa una reducción del 3,02 % en el daño. Por último, mantener la cobertura de 1981 habría evitado la destrucción de 29 hogares”.
Estos hallazgos, refiere el comunicado, ilustran cómo la deforestación de manglares, impulsada por la urbanización y la expansión turística, ha debilitado las defensas naturales de la región frente a huracanes.
“A medida que el cambio climático intensifica eventos como Otis, el papel de los ecosistemas costeros se vuelve esencial para garantizar la resiliencia de nuestras comunidades” señala el Bastien Olvera.
SOBRE EL ESTUDIO.
La publicación es una comunicación breve, publicada en la revista “Science of the Total Environment”, un tipo de artículo revisado por pares cuyo objetivo es compartir resultados preliminares de investigaciones que indican que hay más que investigar para afinar los resultados.
El artículo es fruto de una colaboración internacional con miembros de la Universidad de California, incluyendo al Dr. Octavio Aburto-Oropeza del Instituto de Oceanografía Scripps en San Diego California, y al Dr. Exequiel Ezcurra del Departamento de Botánica de UC Riverside. Ambos investigadores han sido pioneros en promover la protección de los manglares mexicanos, mostrando no solamente los beneficios que proveen a las pesquerías y a una gran diversidad biológica, sino también como importantes ecosistemas que secuestran grandes cantidades de dióxido de carbono de la atmósfera. Esta colaboración entre la UNAM y la Universidad de California, busca combinar el conocimiento ecológico con herramientas de modelación socio-económicas para entender mejor las interacciones entre el cambio climático y las soluciones de adaptación para la sociedad, señalan los científicos.
“La relevancia de seguir promoviendo estas investigaciones es crucial para México, donde la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) ha manifestado reiteradamente su compromiso de restaurar un gran porcentaje de manglares para el 2030. Este objetivo no solo tiene sentido ecológico, sino que este estudio refuerza el argumento de su importancia para la protección de la salud humana y de las comunidades”.
Los investigadores también son reconocidos por su colaboración con organizaciones de la sociedad civil y por su trabajo en la protección del ambiente como National Geographic Explorers.
“Nuestro estudio exploratorio abre la veta para una ruta de investigación que permita arrojar luz sobre cómo las inversiones en capital natural pueden ser una solución efectiva y sustentable ante los impactos del cambio climático” destacaron los investigadores. “Una cruzada nacional por la restauración de manglares, no solo reduciría la vulnerabilidad de las comunidades, sino que contribuirá a una mayor justicia climática al priorizar soluciones que beneficien tanto a las personas como al medio ambiente” concluyeron.