La concentración en la atmósfera del gas de efecto invernadero HFC-125 ha aumentado exponencialmente en los últimos 20 años, según el primer estudio que utiliza satélites para medirlo.
El Atmospheric Chemistry Experiment, un grupo de investigación de la Universidad de Waterloo, es el primero en medir desde el espacio la concentración atmosférica de HFC-125, un hidrofluorocarbono (HFC) que se encuentra comúnmente en extintores de incendios y sistemas de refrigeración comerciales. Las mediciones se realizan desde los satélites SCISAT, de la Agencia Espacial Canadiense (CSA).
El HFC-125 es uno de los tres HFC más comunes en uso en Canadá. Los HFC están regulados por una enmienda al Protocolo de Montreal, un tratado internacional para proteger la capa de ozono de la Tierra. Aunque los HFC no destruyen la capa de ozono, contribuyen al calentamiento del planeta.
Durante varios años, el equipo ha medido la disminución de las sustancias restringidas que destruyen la capa de ozono y el aumento del ozono global. Ahora, los investigadores se centran en medir las concentraciones de HFC-125 en todo el mundo y entre 11 y 25 kilómetros de altura.
“Nuestro satélite ha recopilado datos desde 2004 y hemos descubierto que las concentraciones de HFC-125 en la atmósfera son ahora casi 10 veces superiores", dijo en un comunicado el Dr. Peter Bernath, profesor de la Facultad de Ciencias de Waterloo y científico de la misión del Experimento de Química Atmosférica. “Con las nuevas regulaciones internacionales, esperamos ver pronto una disminución en esta tasa creciente de HFC-125 como lo hemos hecho con los refrigerantes regulados anteriormente".
Los datos satelitales del equipo proporcionarán a los climatólogos más información para predecir con precisión el cambio climático y revelar más sobre las reacciones químicas en la estratosfera. Antes de este estudio, las únicas otras mediciones disponibles para los modeladores del clima eran las que se hacían a nivel del suelo o en niveles mucho más bajos de la atmósfera.
“Después de dos décadas en órbita y de medir más de 46 moléculas atmosféricas diferentes, esta misión exclusivamente canadiense ha sido una de las misiones científicas canadienses con mayor éxito (si no la más exitosa)”, afirmó Bernath. “Seguimos encontrando nuevas formas de proporcionar información a la comunidad científica mundial sobre las moléculas de la atmósfera que afectan a la capa de ozono y al calentamiento global”.
Los resultados se publican en el Journal of Quantitative Spectroscopy and Radiative Transfer.