La sonda Parker de la NASA llegó este 24 de diciembre a un sitio privilegiado frente al Sol: atravesó su atmósfera y está 6 millones de kilómetros y cuenta con escudo térmico para soportar las abrasadoras temperaturas de más de 930 grados Celsius. Así, en esta Navidad inició una de las mayores investigaciones científicas de la humanidad para conocer los secretos de nuestra estrella.
Esta histórica misión del pasado martes se registró, según la NASA, a las 06:53 horas, pero la agencia estadunidense señaló que se tendrá que esperar hasta el viernes para una confirmación exacta, pues se pierde el contacto con la nave durante varios días debido a su proximidad al Sol. En ese momento, si el Sol y la Tierra estuvieran en extremos opuestos de un campo de fútbol, Parker “estaría en la línea de 4 yardas”, dijo Joe Westlake de la NASA.
Lo que explican, es que ahora Parker se moverá a un ritmo vertiginoso de alrededor de 690 mil kilómetros por hora en su órbita por el Sol, lo suficientemente rápido para volar desde la capital estadounidense, Washington, hasta la japonesa Tokio en menos de un minuto. Continuará orbitando el Sol a esta distancia al menos hasta septiembre.
Lanzada en agosto de 2018, la nave emprendió una misión de siete años para recabar datos científicos de la principal estrella de la Tierra y ayudar a pronosticar eventos meteorológicos espaciales que puedan afectar la vida en nuestro planeta.
“Este es un ejemplo de las misiones audaces de la NASA, haciendo algo que nadie más ha hecho antes para responder a preguntas de larga data sobre nuestro universo”, dijo Arik Posner, científico del programa Parker Solar Probe en un comunicado el lunes.
“Estamos ansiosos por recibir esa primera actualización de estado de la nave espacial y comenzar a recibir los datos científicos en las próximas semanas”, añadió.
“Ningún objeto creado por el hombre ha pasado nunca tan cerca de una estrella, por lo que Parker realmente enviará datos de territorio desconocido", resaltó Nick Pinino, gerente de operaciones de la misión en el Laboratorio de Física Aplicada (APL) de Johns Hopkins en la ciudad de Laurel, estado de Maryland.
INVESTIGACIÓN
En su desafío a las condiciones extremas, Parker viene ayudando a los científicos a abordar algunos de los mayores misterios del Sol: cómo se origina el viento solar, por qué la corona es más caliente que la superficie debajo y cómo se forman las eyecciones de masa coronal (nubes masivas de plasma expulsadas al espacio).
Los científicos esperan comprender mejor por qué la corona es cientos de veces más caliente que la superficie del sol y qué impulsa el viento solar, la corriente supersónica de partículas cargadas que constantemente surge en forma de explosiones solares.
El calor del Sol hace posible la vida en la Tierra. Pero las tormentas solares severas pueden alterar temporalmente las comunicaciones por radio y perturbar la energía.
Nuestra estrella se encuentra actualmente en la fase máxima de su ciclo de 11 años, y por eso se han visto auroras coloridas en lugares inesperados.
“Es nuestro vecino más cercano y amigable”, dijo Westlake, “pero también a veces es un poco enojón”.
“La sonda solar Parker está cambiando el campo de la heliofísica”, afirmó Helene Winters, directora del proyecto de la sonda solar Parker del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins, en un comunicado. “Tras años de enfrentarse al calor y al polvo del sistema solar interior, recibiendo ráfagas de energía solar y radiación que ninguna nave espacial ha visto jamás, la sonda solar Parker sigue prosperando”.
PRIMER VUELO
Este primer vuelo de Parker será el primero de los últimos tres acercamientos más cercanos de la nave espacial; se espera que los otros dos ocurran el 22 de marzo y el 19 de junio.
La nave espacial estará tan cerca que si la distancia entre la Tierra y el Sol fuera la longitud de un campo de fútbol americano, la nave espacial estaría a unos 4 metros de la zona de anotación, según la NASA.
A esta proximidad, la sonda podrá volar a través de columnas de plasma, así como dentro de una erupción solar si alguna se libera del sol.
La nave espacial está equipada con un escudo de espuma de carbono de 11.4 centímetros de espesor y 2.4 metros de ancho. En la Tierra, antes del lanzamiento, el escudo fue probado y pudo soportar temperaturas cercanas a los mil 400 grados Celsius. En Nochebuena, el escudo podría soportar temperaturas de hasta 930 grados Celsius.
Mientras tanto, el interior de la nave espacial estará a una temperatura ambiente confortable para que los sistemas electrónicos y los instrumentos científicos puedan funcionar como se espera. Un sistema de refrigeración único diseñado por el Laboratorio de Física Aplicada bombea agua a través de los paneles solares de la nave para mantenerlos a una temperatura constante de 160 °C, incluso durante las aproximaciones al sol.
Después del acercamiento más cercano, alrededor de la medianoche entre el jueves y el viernes, Parker enviará una señal llamada tono de baliza al control de la misión para confirmar el éxito del sobrevuelo.
El inmenso conjunto de datos e imágenes recopilados durante el sobrevuelo no estará disponible para el control de la misión hasta que Parker se haya alejado del Sol en su órbita, lo que ocurrirá unas tres semanas después, a mediados de enero.