Cada año 700 mil personas en el mundo mueren de enfermedades causadas por patógenos resistentes a los antibióticos. La culpa es de los propios seres humanos quienes han estado ayudándole a las bacterias a desarrollar resistencia al tomar antibióticos cuando no los necesitan y al abandonar el tratamiento antes de lo indicado.
En su primer informe mundial sobre la resistencia frente a los antibióticos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó en 2014 que el mundo está destinado hacia una era post-antibióticos en la que el riesgo de morir por infecciones comunes y lesiones menores reaparecería. Existe la propuesta de usar virus llamados bacteriófagos porque infectan bacterias y las destruyen para curar; a este procedimiento que usa los fagos se conoce como Fagoterapia.
En respuesta a esta necesidad, científicos del Instituto Politécnico Nacional (IPN) trabajan en una técnica olvidada para combatir a las bacterias más peligrosas, porque aislaron fagos que pueden atacar a los patógenos del grupo ESKAPE, bacterias que tienen una alta resistencia a los antibióticos que son: Enterococcus faecium, Staphylococcus aureus, Klebsiella pneumoniae, Acinetobacter baumannii, Pseudomonas aeruginosa e Enterobacter spp.
TERAPIA OLVIDADA.
Los bacteriófagos o fagos son virus que infectan y parasitan únicamente a las bacterias. Se les considera organismos capaces de regular las poblaciones bacterianas naturales. Los fagos son esenciales para los ciclos biológicos de la naturaleza y existen en casi cualquier ecosistema, se calcula que son capaces de infectar a más de 140 géneros bacterianos distintos y se considera que son las entidades biológicas más abundantes del planeta con cerca de 1031 fagos como masa biológica.
En 1915, el bacteriólogo británico Frederick Twort descubrió un agente bacteriolítico (rompe la membrana celular) que infectaba y mataba a las bacterias. Años después, el microbiólogo canadiense Félix d’Herelle anunció el descubrimiento en 1917 de “un antagonista invisible microbiano del bacilo de la disentería”, y lo llamó bacteriófago. Pero cuando los antibióticos se popularizaron en la década de 1950, la terapia con fagos quedó relegada y olvidada.
ANTIBIÓTICOS “ORGÁNICOS”.
Los bacteriófagos son altamente específicos porque reconocen a un grupo bacteriano en particular, un atributo denominado “especie-específicos”. Es por esto que son cazadores muy selectivos, ideales para eliminar poblaciones particulares de bacterias, pero respeta al resto del ecosistema bacteriano.
Este fenómeno contrasta con el mecanismo de acción de los antibióticos y otras sustancias químicas que no discriminan entre bacterias malas y buenas. Esta ventaja ha captado el interés científico, ya que pueden funcionar como una alternativa potencialmente eficaz para combatir y eliminar bacterias resistentes a los antibióticos.
CAZADORES DE BACTERIAS
Investigadores de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB), campus Santo Tomás y el Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas (Cicimar) del estado de Baja California Sur, en la ciudad de la Paz, lograron aislar fagos a partir de aguas residuales, un recurso local que contiene una gran diversidad de microorganismos. Estos virus resultaron ser eficaces contra bacterias como Pseudomonas aeruginosa, Klebsiella pneumoniae y Staphylococcus aureus, responsables de infecciones graves en hospitales y pertenecientes a ESKAPE.
Las aguas residuales están cargadas de microorganismos, lo que las convierte en una fuente rica para aislar fagos. Este enfoque local es crucial, ya que las bacterias tienden a variar según la región geográfica y los fagos de una zona pueden no ser efectivos en otra.
Además de su potencial terapéutico, los fagos también juegan un rol importante en la ecología al regular las poblaciones bacterianas. En ambientes como el intestino humano, los fagos pueden influir en la salud y el metabolismo de sus huéspedes.
Con la creciente amenaza de infecciones resistentes, es necesario crear biobancos locales de fagos que se adapten a las necesidades específicas de cada región, los cuales podrían ser una herramienta clave en la lucha contra las infecciones resistentes, especialmente en países donde el acceso a nuevos antibióticos es limitado.
Este hallazgo podría abrir una nueva era en la medicina, donde los virus que antes eran vistos solo como enemigos, ahora se convierten en aliados para salvar vidas.
*Investigadoras de la ENCB-IPN: Isamar Leticia Becerra Mejía, Ma. Guadalupe Aguilera Arreola, Julieta Luna Herrera *