Descubierto en 2001 en Países Bajos por el equipo de científicos del Laboratorio Nacional de Salud Pública y Medio Ambiente, encabezado por el virólogo Ben Van Den Hoogen, el metapneumovirus humano (HMPV) no es un nuevo virus. Este grupo de expertos investigaba casos de infecciones respiratorias agudas y encontraron un patógeno no antes descrito perteneciente a la familia Paramyxoviridae, del género Metapneumovirus. Este virus tiene alta similitud con su contraparte aviar, por lo que se piensa que es una variante derivada y ha estado circulando por décadas entre los seres humanos, incluso antes de ser identificado.
Hasta ahora, el HMPV no había recibido atención como sí la tienen el virus de la influenza o el virus respiratorio sincitial, sin embargo, a finales del 2024, un brote de infecciones respiratorias en China acerca los reflectores al poco conocido metapneumovirus humano; la pandemia nos dejó sensibles. De acuerdo con el Centro Chino para el Control y Prevención de Enfermedades, se registró un aumento de enfermedades respiratorias entre el 16 y el 22 de diciembre pasado, con el 6.2% de las pruebas positivas y 5.4% de las hospitalizaciones por esta causa; superando los casos de COVID-19, rinovirus o adenovirus. Los casos se han presentado principalmente en niñas y niños menores de 14 años, ya que es una población susceptible, así como las y los adultos mayores y personas inmunosuprimidas. Medios internacionales apuntan que también se han presentado casos en la India, Malasia y Kazajistán.
La Organización Mundial de la Salud ha hecho un llamado a la calma, insistiendo en que se trata de un virus conocido y estacional y que los niveles de infección están dentro de lo esperado. No obstante, es importante monitorear la enfermedad y procurar los cuidados preventivos que ya conocemos, además de atender a tiempo cualquier situación médica, sobre todo con niñas y niños pequeños.
Los síntomas van desde una ligera gripe hasta cuadros muy graves en los grupos de riesgo. Como sucede en estos casos, no existe un tratamiento específico, salvo los paliativos para cuidar los síntomas; ya existen algunos avances en cuanto al desarrollo de vacunas, pero se encuentran en etapa experimental. Lo mejor es mantener la calma, aislar al paciente que presente síntomas de resfriado, cuidar que el estado de salud no se agrave y acudir al médico.
Como con éste, coexistimos con infinidad de virus y nuestro sistema inmune va tomando nota de cada uno de ellos. Desarrollamos inmunidad contra cada variante específica, por ello, cuando nos exponemos a nuevas mutantes necesitamos tiempo para generar inmunidad. Informarnos y tener calma es esencial para no provocar alarma innecesaria y, en ese sentido, los medios de comunicación deben ser muy responsables. La pandemia de COVID-19 nos dejó aprendizajes importantes, es necesario aplicarlos por el bien común. La generación de conocimiento en estos y otros temas permite el avance de la ciencia por el bien de la humanidad.