Hasta ahora se pensaba que el Homo sapiens había sido la única especie capaz de adaptarse y vivir en climas extremos pero, ahora, un estudio ha descubierto que, hace un millón de años, Homo erectus logró sobrevivir en un paisaje similar al Sáhara actual, con poca vegetación y constantes incendios.
Cuándo y cómo los primeros homininos desarrollaron la capacidad de adaptarse a ecosistemas extremos es uno de los grandes enigmas de la evolución humana. Este estudio demuestra que los H. erectus supieron explotar los recursos naturales de la Garganta de Olduvai (Tanzania, África), hace aproximadamente un millón de años.
La investigación, liderada por Julio Mercader, de la Universidad de Calgary (Canadá) y del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES-CERCA), es una colaboración internacional en la que han participado científicos de Canadá y Australia, del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) de Burgos (norte de España), del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) y de la Universidad Autónoma de Madrid.
El estudio, cuyos detalles se han publicado este jueves en la revista Communications Earth & Environment, del grupo Nature, se basa en las muestras recogidas en el yacimiento de Engaji Nanyori, en la llanura oriental del Serengeti, en la Garganta de Olduvai, considerada la cuna de la civilización humana.
Aunque el yacimiento se excavó entre las décadas de 1960 y 1970, con el tiempo gran parte del material se extravió, por lo que el equipo decidió abrir una nueva excavación en una zona que había quedado protegida por las paredes de un museo que se construyó y abandonó en los 70.
La nueva excavación permitió al equipo recuperar muchísimo material, especialmente industria lítica y fauna procesada, que ha sido estudiada de manera multidisciplinar con nuevos programas de dataciones, modelizaciones espaciales, y análisis de los marcadores moleculares, análisis de isótopos y de geoquímica de las rocas.
Los análisis revelaron que los H. erectus habían ocupado el lugar de manera reiterada y, lo que es más importante, que hace un millón de años, esta parte de África no era un bosque de praderas como se pensaba sino un lugar árido con un paisaje mucho más parecido al Sáhara actual, lo que demuestra que H. erectus, “tenía una flexibilidad ecológica desconocida y unas características que hasta ahora solo se habían atribuido al hombre moderno (sapiens)”, explicó a EFE, María Soto, arqueóloga de la Universidad Autónoma de Madrid y coautora del estudio.
Un cambio climático
Los Homo erectus, presentes en África desde hace casi dos millones de años, fueron el primer representanta de nuestro género que salió del continente (hace 1,9 millones de años) para expandirse hacia el este y ocupar Asia hasta su desaparición, hace unos 100.000 años.
Con las muestras de fauna y el análisis de los dientes, el equipo pudo reconstruir la dieta de estos animales -principalmente herbívoros, como antílopes, bóvidos, caballos, hipopótamos y rinocerontes- y determinar cómo era el paisaje.
Además, el análisis de los pólenes y de los hidrocarburos conservados en los sedimentos, permitieron a los científicos hacer una modelización del paisaje y descubrir que “hace un millón de años, se estaba produciendo un cambio climático en la Garganta de Olduvai”.
“En ese lugar, que contiene un registro de 2 millones de años de evolución humana, se dieron unas condiciones ambientales muy especiales: se estaba desecando un lago que había y empezaban a aparecer distintos cursos fluviales en el entorno. Los H.erectus probablemente se encontraban en la zona para aprovechar un ambiente más o menos húmedo en un lugar con poca agua e incendios recurrentes, un ambiente que, a priori, no es del todo idóneo para habitar y en el que, sin embargo, los erectus lograron sobrevivir”, subrayó Soto a EFE.
El estudio no solo retrasa un millón de años la capacidad humana para adaptarse a los entornos extremos sino que además permite abrir nuevas líneas de investigación porque “si tenemos esa capacidad de adaptación desde prácticamente el origen de nuestro género, tenemos que cambiar las hipótesis de la salida de África”, concluyó.
“El H. erectus demostró una gran capacidad de resiliencia y estrategia en un ambiente hostil y cambiante” y esa capacidad para gestionar los recursos de manera eficiente y adaptarse a condiciones cambiantes ofrece una nueva perspectiva sobre cómo se configuró la expansión geográfica de esta especie", resumió el autor principal del estudio, Julio Mercader.