La segunda etapa de la nave Starship, el cohete más grande y poderoso del mundo, se perdió este jueves después de un despegue sin problemas desde la base de SpaceX en Boca Chica, en el sur de Texas (EU), en la frontera con México.
Antes de confirmar la noticia, la empresa del magnate tecnológico Elon Musk señaló durante la transmisión en directo que había perdido contacto con el cohete, que debía amerizar en el océano Índico.Sin embargo, el despegue en sí no tuvo problemas, e incluso la primera etapa, el Super Heavy, logró regresar a tierra, a la base, y ser atrapada por las pinzas de forma espectacular, por segunda vez.“La nave espacial Starship sufrió un desmontaje rápido e imprevisto durante su ascenso. Los equipos seguirán revisando los datos de la prueba de vuelo de hoy para comprender mejor la causa raíz”, señaló SpaceX en la red social X.Agregó que en una prueba como esta, “el éxito depende de lo que aprendemos, y el vuelo de hoy nos ayudará a mejorar la fiabilidad de la nave espacial Starship”.El cohete había sido mejorado para este séptimo vuelo de prueba y la parte que se perdió llevaba por primera vez carga al espacio, en este caso una decena de réplicas de satélites de internet Starlink.La nave extraviada debía volar en una trayectoria suborbital durante aproximadamente una hora, al cabo de la cual tenía previsto amerizar en el océano Índico, como en las últimas pruebas.En estos vuelos de prueba iniciales, la idea no es alcanzar la órbita sino dar la vuelta al planeta y descender por la cola por delante y propulsadas por cohetes en el océano Índico.El cohete había despegado hoy a las 16:37 hora local (22:37 GMT) impulsado por el Super Heavy como estaba previsto después de varios retrasos debidos a desfavorables condiciones meteorológicas.EL VUELO
La nave debía cruzar el golfo de México en una vuelta al mundo similar a la de anteriores vuelos de prueba. SpaceX la había cargado con 10 satélites ficticios para practicar su lanzamiento. Era el primer vuelo de esta nueva y mejorada nave espacial.
Antes de la pérdida, SpaceX utilizó por segunda vez brazos mecánicos gigantes para atrapar el cohete en la plataforma minutos después del despegue desde Texas. El cohete descendente planeó sobre la plataforma de lanzamiento antes de ser agarrado por un par de brazos mecánicos apodados “palillos”.
El cohete de 123 metros partió a última hora de la tarde de Boca Chica, cerca de la frontera con México. La hora tardía garantizaba una entrada con luz diurna en la otra punta del mundo.
Rozando el espacio, la brillante nave espacial de aspecto retro –pensada por Musk como nave lunar y marciana– se dirigió al océano Índico para poner fin de forma controlada pero destructiva a la demostración de una hora de duración.
SpaceX reforzó la torre de captura después de que el lanzamiento de noviembre dañara los sensores de los brazos robóticos, lo que obligó al equipo a renunciar a un intento de captura. En su lugar, el cohete se dirigió hacia el golfo.
La empresa también mejoró las naves espaciales para la última demostración. Los satélites de prueba tenían el mismo tamaño que los satélites de Internet Starlink de SpaceX y, al igual que la nave, debían caer en el océano Índico para cerrar la misión. Se perdió el contacto a los 8 minutos y medio de vuelo.
Musk planea lanzar Starlinks reales en naves estelares antes de pasar a otros satélites y, con el tiempo, a tripulaciones.
Se trata del séptimo vuelo de prueba del cohete más grande y potente del mundo. La NASA ha reservado un par de naves estelares para el aterrizaje de astronautas en la Luna a finales de esta década. El objetivo de Musk es Marte.
“Cada lanzamiento de una Starship es un paso más hacia Marte”, dijo Musk vía X antes del despegue.
Horas antes, en Florida, la empresa de cohetes de otro multimillonario, Blue Origin, de Jeff Bezos, lanzó su cohete súper gigante más reciente, el New Glenn. El cohete alcanzó la órbita en su primer vuelo, y colocó con éxito un satélite experimental a miles de kilómetros de la Tierra. Pero el propulsor de la primera etapa se destruyó y no pudo aterrizar en una plataforma flotante en el Atlántico.