El impacto del ruido ambiental en épocas pasadas era insignificante en comparación con el entorno urbano actual. Muchos vehículos cruzan las ciudades con regularidad; los aviones y varios tipos de automóviles añaden ruido a los entornos urbanos y rural. Asimismo, se deben evaluar la alta emisión de ruido en entornos industriales y clubes nocturnos. En comparación con otros contaminantes, el control del ruido ambiental ha sido insuficiente debido al conocimiento incompleto de sus efectos nocivos para los seres humanos.
Las normas nacionales e internacionales recomiendan que las emisiones sonoras no deben superen los 68 decibelios dB(A) durante el día y los 65 dB(A) durante la noche.
Durante casi dos décadas, el Centro de Investigación en Computación (CIC) desarrolla proyectos apoyados por el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt) y el Instituto Politécnico Nacional (IPN); y dirigidos por el científico Luis Pastor Sánchez Fernández, por medio de sistemas avanzados e inteligentes para monitorear y evaluar la contaminación acústica que existe en áreas de gran densidad poblacional de la Ciudad de México, entre ellas el Centro Histórico y la periferia del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
En el año 2011 se terminó la instalación y evaluación de un sistema de monitoreo del ruido ambiental para el Centro Histórico de la Ciudad de México (SIMAR-CDMX).
Las unidades de medición y procesamiento primario de la contaminación acústica, interconectadas mediante Internet a un centro de control aún se encuentran instaladas, aunque requieren actualización y mantenimiento.
Desde el año 2008 al 2016 se desarrolló el sistema computacional para estudiar el impacto acústico en la periferia del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (SIMAR-AICM) con dos tesis de maestría y dos de doctorado en ciencias de la computación del CIC, con el resultado de dos premios como mejor tesis de maestría y doctorado, respectivamente, en el área de ciencias físico matemáticas del IPN y el premio a la investigación aplicada en el 2014.
El proyecto SIMAR-CDMX, mediante mediciones continuas durante 24 horas diarias y durante los años 2010 y 2011, permitió evaluar los índices acústicos relevantes en diez puntos críticos: Eje Central frente a Plaza Meave; República del Uruguay e Isabel La Católica; José María Izazaga y Pino Suárez; República del Salvador y 5 febrero; Palma y 16 de septiembre; República de El Salvador y Pino Suárez; Pino Suárez y Corregidora; Moneda esquina Seminario; Isabel La Católica y Tacuba, y Eje Central y 5 de mayo.
Sus resultados apoyaron a las autoridades del Gobierno de la Ciudad en la toma de decisiones para reducir la contaminación acústica en el Centro Histórico y convertir varias calles en peatonales como Francisco I. Madero, Motolinia, Condesa-Marconi, entre otras; o semipeatonales como 16 de septiembre, la Moneda, calle Plaza de la Constitución y José María Pino Suárez.
Asimismo, se cambió el sentido de la circulación en otras como 5 de mayo porque el punto de encuentro de esa calle con el Eje Central era muy crítico. Se establecieron reglas para limitar la generación de ruido en espacios públicos y una mayor supervisión de las actividades generadoras de contaminación acústica urbana como reducir el volumen de la música y la promoción comercial en las banquetas.
Esas actividades del reordenamiento vial y comercial en la vía pública continuaron en los años posteriores, ya que las autoridades de la Ciudad de México también consideraron otros aspectos muy importantes, adicionales a la contaminación acústica.
Actualmente existen las diez unidades autónomas de medición del ruido ambiental, aunque se requiere su actualización.
El programa de cómputo en el centro de control puede desplegar un gráfico en tres o dos dimensiones con los niveles sonoros en cada punto específico para intervalos desde una semana hasta un año, lo cual permitía a las autoridades evaluar el comportamiento de la contaminación acústica.
Por ejemplo, en áreas donde se realizan actividades sociales como el Zócalo, se observa con claridad, el impacto acústico característico para intervalos desde las 7 a las 10 horas, de las 10 las 23 horas y de las 23 a las 7 horas del siguiente día.
Aunque no se muestra una figura ilustrativa específica, en puntos como el Eje Central Lázaro Cárdenas frente al Palacio de Bellas Artes o frente a la plaza comercial Meave, el intenso tráfico vehicular y las actividades comerciales hacían que el comportamiento acústico fuera diferente al Zócalo, es decir, una contaminación acústica superior para mayores intervalos de tiempo.
En muchos países es prioritario medir, caracterizar y reconocer patrones del ruido en áreas urbanas, laborales y de intensa actividad social, con el objetivo de establecer los momentos y niveles más críticos que puedan representar situaciones de riesgos a la salud, de confort reducido y generadores de otros problemas para la población.
Estos sistemas permiten que las autoridades realicen una planificación adecuada de las actividades urbanas y la reorganización del tráfico, así como medidas preventivas para el cumplimiento de las normas oficiales vigentes, tales como la “Norma Ambiental para el Distrito Federal, NADF-005-AMBT-2013, que establece las condiciones de medición y los límites máximos permisibles de emisiones sonoras, que deberán cumplir los responsables de fuentes emisoras ubicadas en el Distrito Federal” o la ISO 1996-1:2016 acústica — Descripción, medición y evaluación del ruido ambiental.
• Investigador del Centro de Investigación en Computación del Instituto Politécnico Nacional, Lsanchez@cic.ipn.mx