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Con motivo de la presentación del libro “El azar y la necesidad…”, El Colegio Nacional nos comparte un fragmento de su introducción, escrita por Pablo Rudomin

El Colegio Nacional lanza un nuevo libro en homenaje a Jacques Monod

Pablo Rudomin Benvenuti, Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica 1987
Pablo Rudomin. Pablo Rudomin. (Colnal.)

INTRODUCCIÓN

Pablo Rudomin

Miembro de El Colegio Nacional

Éstos son tiempos difíciles, ciertamente no los únicos por los cuales han transitado los humanos a lo largo de su historia. Pero hay algo ahora que los hace diferentes. Ahora contamos con medios para adquirir y procesar rápidamente grandes volúmenes de datos y establecer entre ellos posibles relaciones causales. En principio, esta situación debería brindarnos la posibilidad de anticipar y abordar en forma racional los retos y circunstancias que nos afectan como personas y como integrantes de una sociedad.

Me pregunto si realmente lo hemos hecho o si simplemente aquí estamos, sin la posibilidad de tomar decisiones basadas en el conocimiento, prisioneros del pasado, aparentemente expuestos a un destino inexorable.

Con esas inquietudes en mente, varios de mis colegas en El Colegio Nacional recordamos que Jacques Monod abordó algunas de estas cuestiones en su libro El azar y la necesidad, el cual lleva por subtítulo Ensayo sobre la filosofía natural de la biología moderna, que fue publicado hace cincuenta años. Este libro tuvo mucho impacto y generó grandes discusiones. Los conceptos que Monod presentó se basaron fundamentalmente en el conocimiento científico disponible en ese entonces. Algunos de ellos persisten, pero otros requieren ser revisados a la luz del conocimiento actual.

En su libro, Monod señala que todos los seres vivos, sin excepción, están constituidos por las mismas dos clases principales de macromoléculas: las proteínas y los ácidos nucleicos [...]. Para su funcionamiento todos los organismos utilizan las mismas secuencias de reacción, lo que le lleva a preguntarse si químicamente los constituyentes son los mismos y son utilizados de la misma manera por todos los seres vivos, ¿cuál es entonces la fuente de su asombrosa diversidad morfológica y fisiológica?Según Monod, tanto los nucleótidos como los aminoácidos son el equivalente lógico de un alfabeto en el que está escrita la estructura, esto es, las funciones asociativas específicas de las proteínas[...]. En otras palabras, considera que la invariante biológica fundamental es el ADN. Para Monod esta invariancia no es absoluta, dado que [...] incluye errores en la transmisión de información, algunos de los cuales pueden traducirse en alteraciones en la estructura de algunos componentes del mecanismo de traducción y así se modifica la interpretación del mensaje.

Considera además que estas alteraciones son accidentales y se producen al azar “y constituyen la única fuente posible de modificaciones del texto genético”. Una vez inscrito en la estructura del ADN el accidente singular, éste es fielmente replicado y transmitido a las generaciones subsiguientes, exponiendo a la población a los procesos de selección natural. [Es decir], “sólo en el azar está el origen de toda novedad, de toda creación en la biósfera, y que es este azar el origen y raíz del proceso evolutivo”.Al examinar el comportamiento de los seres vivos también se pregunta si éste tiene un propósito, es decir, si es parte de un proyecto, “teleonomía”, como él lo llama, o “teleológico”, como prefiere llamarlo Ragnar Granit en 1979, para quien es parte de un “proceso con un propósito definido que puede ser automático o consciente”.

Para Monod la teleonomía no tiene un fin predeterminado (vitalista); la considera parte de un proceso que tiene como finalidad “la conservación y la multiplicación de la especie”, que depende básicamente de su potencial reproductivo. O sea que tiene como fin “la transmisión de una generación a otra del contenido de invariancia característico de la especie”.

La importancia relativa de las mutaciones generadas al azar dependerá de su efecto sobre el conjunto, que a su vez está sujeto a numerosas restricciones. Las únicas mutaciones “aceptables” serán las que no reduzcan la coherencia del aparato teleonómico, sino más bien las que lo refuercen, lo que le lleva a concluir que la presión de la selección se ejerce no sobre el individuo sino en el seno de la población.[...] La propuesta de que “la vida surgió como consecuencia de un proceso al azar sin un propósito predeterminado” cuestiona conceptos míticos, religiosos e ideológicos acerca del “sentido de la existencia” y plantea cuestiones éticas acerca de la responsabilidad que tenemos los humanos como parte del genoma que compartimos con el resto de la biósfera.La lectura del libro de Monod deja claro que no somos la culminación de un proceso evolutivo. Somos la parte consciente de un genoma compartido, lo que nos hace absolutamente responsables de nuestras propias acciones y del cómo éstas afectan al resto de la vida en este planeta, compromiso que no podemos eludir.[...]Ahora poseemos la habilidad de editar no sólo el ADN de cualquier ser humano viviente, sino también el de las generaciones futuras; en esencia, de dirigir la evolución de nuestra propia especie. Esto es algo sin precedentes en la historia de la vida en la Tierra. Escapa a nuestra comprensión. Y nos fuerza a enfrentarnos a una pregunta imposible pero esencial: ¿qué decidirá hacer con este extraordinario poder una especie caprichosa, cuyos miembros no pueden ponerse de acuerdo en prácticamente nada?Algunas de estas cuestiones serán abordadas en este libro, conformado por la participación de colegas especialistas en distintas disciplinas para compartir y discutir los conceptos y reflexiones incluidos en el ensayo de Monod[...] y sobre todo para mostrar la forma en la que el conocimiento adquirido en ese medio siglo puede contribuir a crear una sociedad más justa y respetuosa con el entorno biológico del cual forma parte; y, si me es permitido soñar, para vivir en un país donde las grandes decisiones políticas y económicas se basen en la evidencia aportada por el conocimiento científico y en el que la educación sea el elemento clave para lidiar con los retos que tenemos que afrontar como sociedad organizada.En esta obra se reúnen las distintas conferencias que formaron parte del ciclo desarrollado en torno a las ideas de Jacques Monod, Premio Nobel de Fisiología o Medicina 1965, y titulado “El azar y la necesidad: 50 años después”, las cuales se realizaron de manera mensual y por la vía virtual del 18 de enero al 14 de diciembre de 2021, y que dan cuenta de diversas interpretaciones y acercamientos a los planteamientos de este científico desde la perspectiva de destacadas personalidades de la ciencia que, mediante un lenguaje accesible, nos invitan a emprender un viaje por sus distintas disciplinas: astronomía, ciencias genómicas, biomedicina, neurobiología, inteligencia artificial, computación, ecología, psicología social, lingüística y literatura. Se trata de una amena compilación de textos que pueden leerse de manera ordenada, de principio a fin, o de forma aleatoria, dependiendo de los intereses particulares de cada lector y lectora.

Cartelera de ECN El martes se llevará a cabo el encuentro.

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