Las conclusiones de un estudio sismológico publicado este miércoles en la revista Nature indican que las dos enormes “islas” existentes bajo la superficie terrestre están a una temperatura más elevada que el material circundante, lo que indicaría que el manto de la Tierra está menos mezclado de lo que se pensaba.
Ambas “islas” fueron halladas a finales del siglo pasado. Los investigadores las definen como dos “supercontinentes” situados entre el núcleo y el manto de la Tierra: uno bajo África y otro bajo el océano Pacífico, ambos a más de 2.000 kilómetros bajo la superficie terrestre.
“Estas dos grandes islas están rodeadas por una especie de ‘cementerio’ de placas tectónicas que han sido transportadas hasta allí por un proceso de subducción, en el que una placa se sumerge bajo otra y se hunde desde la superficie de la Tierra hasta una profundidad de casi 3.000 kilómetros”, señala una de las autoras, Arwen Deuss, sismóloga en la Universidad de Utrecht (Países Bajos).
Los rayos X de la Tierra
Hasta ahora, los modelos sísmicos usaban únicamente las velocidades de onda para distinguir la composición y características térmicas de las diferentes partes de la estructura interior de la Tierra.
La investigación actual ha combinado las velocidades de onda con una técnica llamada “observaciones de atenuación” que han permitido estudiar el interior de la tierra en tres dimensiones, algo “fundamental para comprender la evolución de la composición” del manto, destacan los autores.
La nueva técnica les permite “obtener una visión del interior del planeta, a modo de las que los médicos obtienen del cuerpo humano a través de rayos X”.
Sus resultados indican que al llegar a estas “islas” interiores del tamaño de los continentes, las ondas se ralentizan porque la temperatura es mayor.
Estudiando la composición de los minerales en el manto, los investigadores también vieron que el tamaño de los gránulos de mineral en esas “islas” gigantes es notablemente más grande que en las placas tectónicas “muertas” que lo rodean.
“Esos gránulos minerales no crecen de la noche a la mañana, lo que sólo puede significar una cosa: son muchísimo más grandes, rígidos, y, por tanto, más antiguos que los cementerios de capas muertas circundantes. Esto indica que las “islas” no participan en el flujo en el manto de la Tierra”, apunta otra de las autoras, Sujania Talavera-Soza, de la misma universidad.
Clave para entender el vulcanismo
“Contrariamente a lo que nos enseñan los libros de geografía, el manto tampoco puede estar bien mezclado. Hay menos flujo en el manto terrestre de lo que se piensa”, agrega Talavera-Soza.
El conocimiento del manto terrestre es esencial para entender la evolución de nuestro planeta y otros fenómenos de la superficie terrestre, como el vulcanismo y la formación de montañas.
Para este tipo de investigaciones, los sismólogos aprovechan las oscilaciones provocadas por terremotos fuertes ocurridos a gran profundidad, como el ocurrido en Bolivia en 1994 -a 650 kilómetros bajo la superficie- sin causar daños ni víctimas, y la descripción matemática de la fortaleza de esas oscilaciones.