“Estos son tiempos complejos, aunque no los únicos que ha enfrentado la humanidad, sin embargo, hoy contamos con herramientas capaces de procesar vastos volúmenes de datos y establecer posibles relaciones causales, esto debería de permitirnos anticipar y abordar racionalmente los desafíos que enfrentamos como individuos y sociedad. ¿Realmente hemos aprovechado este conocimiento o permanecemos atados al pasado e incapaces de tomar decisiones informadas y sometidos a un destino ineludible?”, cuestionó Pablo Rudomin, durante la presentación de “El azar y la necesidad: cincuenta años después”, que compila las conferencias realizadas en un encuentro llevado a cabo en El Colegio Nacional en 2021 sobre la obra del francés Jacques Monod.
En 1970 apareció el libro “El azar y la necesidad: ensayo sobre la filosofía natural de la biología moderna”, escrito por Monod, el cual “marcó un antes y un después en la biología molecular al explorar sus implicaciones filosóficas y espirituales”, según las reflexiones de su tiempo que todavía siguen vigentes.
Como una manera de rendir homenaje a la publicación y, en especial, para reflexionar desde diferentes perspectivas y con la mirada de nuestro tiempo, El Colegio Nacional lanzó el libro “El azar y la necesidad: cincuenta años después”, coordinado por el colegiado Pablo Rudomin y compilado por Ruth Guzik Glantz.
Monod, recordó Rudomin, dijo que todos los seres vivos comparten dos clases principales de macromoléculas, proteínas y ácidos nucleicos; observó que todos los organismos utilizan las mismas secuencias de reacciones bioquímicas, lo que lo llevó a preguntarse si los componentes químicos son los mismos y se utilizan de la misma forma, “¿de dónde surge la asombrosa parte biomorfológica y fisiológica?”.
Para Monod, añadió el miembro de El Colegio Nacional e investigador del Cinvestav, los nucleótidos y los aminoácidos son el equivalente lógico de un alfabeto que codifica la estructura y función de las proteínas. La reproducción celular garantiza la invariancia de la especie, transmitiendo de manera fidedigna la información escrita en el ADN.
“Sin embargo, este proceso no es perfecto, ya que incluye errores aleatorios que pueden alterar el mensaje genético. Estas mutaciones accidentales, una vez incorporadas al ADN, se replican y trasmiten, exponiendo a la población a la selección natural. Monod concluye que sólo en el azar reside el origen de toda novedad y la evolución de la biosfera. Monod también cuestiona si el comportamiento de los seres vivos responde a un propósito, lo que para él no implica un fin determinado, si no la conservación y reproducción de la especie mediante la transmisión de su invariancia”, enfatizó el biólogo mexicano.
LECTURAS SOBRE MONOD.
El colegiado Christopher Domínguez Michael realizó una lectura más vinculada al ámbito cultural y literario del personaje y su obra. Desde su óptica, definió a Monod como un hombre representativo de su tiempo, un científico con gran compromiso político, algo frecuente en la tradición francesa. Monod fue miembro del Partido Comunista francés hasta que el escándalo por la grave intromisión del estalinismo en las ciencias biológicas lo llevó a retirarse del partido, aunque mantuvo una posición de izquierda.
“Fue de los que se opuso, como la gran mayoría de los intelectuales y científicos franceses, a la guerra de Argelia, y participó en el movimiento estudiantil de 1968”. El azar y la necesidad se considera el correlato científico del existencialismo francés. Monod, gran amigo de Albert Camus y ávido lector de su obra El mito de Sísifo, inscribió de alguna manera su publicación en estas coordenadas, reuniendo la metafísica con una exploración filosófica de la existencia”, destacó el también miembro de El Colegio Nacional.
De acuerdo con el crítico literario, el volumen transmite una sensación de tristeza. Publicado en 1970, en un mundo bipolar marcado por la rivalidad entre la Unión Soviética y Estados Unidos, Monod y otras personas de su tiempo veían estas sociedades como simétricas, creyendo que ambas mostraban que “el camino de la humanidad es la verdad y la ciencia”.
Olbeth Hansberg, filósofa e investigadora, reconoció que, si bien “apenas” han pasado 50 años desde la publicación de El azar y la necesidad: ensayo sobre la filosofía natural de la biología moderna, para la ciencia eso es muchísimo. Durante este tiempo, han ocurrido muchos cambios, mientras que la filosofía continúa repasando las mismas cuestiones “sin llegar a grandes soluciones, aunque sí cambia sus argumentos. Además, le importa cada vez más considerar lo que dice la ciencia. “La filosofía ha cambiado, pero en realidad 50 años no son nada”, concluyó.
Monod abogó por una visión del mundo basada en la objetividad científica, centrada en las ideas de azar y necesidad, así como en su interacción. El libro es una defensa de la naturaleza mecanicista de los procesos biológicos, y postuló que la vida surge de la interacción de mutaciones fortuitas y leyes deterministas.
“Las mutaciones genéticas aleatorias o al azar introducen la variabilidad, mientras que la necesidad determina qué rasgos persisten”. Monod enfatiza la objetividad científica como el único marco epistemológico legítimo, afirmando que después del conocimiento objetivo y verdadero, no existe otra fuente de conocimiento, ni otro propósito inherente.
“Darse cuenta de que existimos por azar y no dependemos más que de nosotros mismos y de nuestro ambiente, es una idea que puede ser aterradora, pero si se entiende bien, puede ser liberadora. Monod piensa que es una gran oportunidad para que los seres humanos construyan sus propios valores y propósitos: esto es, la ética y el significado no derivan de la naturaleza o de un Dios, sino que son productos humanos: el ser humano es producto del azar, pero también es creador de necesidad”, dijo la también integrante de la Junta de Gobierno de la UNAM.
Durante la presentación, realizada en el Aula Mayor de El Colegio Nacional, el colegiado Javier Garciadiego conversó sobre el contexto histórico en el que Jacques Monod vivió y escribió su ensayo, analizándolo particularmente desde la perspectiva de los grandes acontecimientos históricos.
Más que eso, aseguró que, en la historiografía, la polémica entre el azar y la necesidad fue una discusión desnivelada, con una versión claramente ganadora. “En el proceso histórico real la discusión me parece totalmente prescindible. Por ejemplo, ¿fue un mero azar que Madero se convirtiera en espiritista y que así se politizara, o que a la hermana pequeña de Villa la molestara sexualmente un hacendado? Los deterministas asegurarían que, de no haber pasado estos hechos, hubieran surgido otros líderes y caudillos, pero que la Revolución estaba destinada a ocurrir”, enfatizó el historiador.
“Pongámonos más serios. Se dice que la Revolución estalló porque México tenía una terrible dictadura y una inequitativa estructura agraria; sin embargo, otros países pasaron por lo mismo y hasta peores estructuras agrarias, pero no hubo revoluciones. Ambas serían causas necesarias, pero no suficientes, lo que me llevaría a preguntar si existen causas suficientes en los procesos históricos. Reitero: rechazo todo determinismo, y el azar, y las contingencias e interesantes, a sabiendas que son meras fantasías”.
En el volumen celebratorio, El azar y la necesidad: cincuenta años después, publicado por El Colegio Nacional, participan únicamente once integrantes de la institución: siete científicos y cuatro humanistas, de disciplinas como la astronomía, la biomedicina y la lingüística.
La presentación de El azar y la necesidad. Cincuenta años después se encuentra disponible en el Canal de YouTube de la institución: elcolegionacionalmx