El Colegio de México (COLMEX) albergó un diálogo crucial sobre el estado de la democracia global, organizado en conjunto con el Centro David Rockefeller de Estudios Latinoamericanos en México de la Universidad de Harvard (DRCLAS, por sus siglas en inglés).
La actividad inició con las palabras de la doctora Silvia Giorguli, presidenta de COLMEX, y contó con la participación especial del doctor Steven Levitsky, director académico de DRCLAS. Posteriormente, se llevó a cabo un conversatorio moderado por el doctor Rafael Rojas, profesor-investigador y director de la revista Historia Mexicana del Centro de Estudios Históricos (CEH) de COLMEX.
El panel, realizado el pasado 22 de enero, contó con la participación de la doctora Fernanda Somuano, directora del Centro de Estudios Internacionales (CEI) de COLMEX, y del doctor Juan Olmeda, profesor-investigador del mismo centro.
DECLIVE DE CONDICIONES FAVORABLES
Según Levitsky, los años 90 representaron una era dorada para la democracia. Potencias occidentales como Estados Unidos y la Unión Europea promovieron activamente los valores democráticos en todo el mundo. Sin embargo, en el siglo XXI, las condiciones que respaldaron la “tercera ola de democratización” se han debilitado. El ascenso de China y los cambios en el equilibrio de poder global han brindado a los líderes autocráticos alternativas económicas y militares, principalmente de Rusia y China. Al mismo tiempo, las democracias occidentales enfrentan crisis internas que han limitado su capacidad y voluntad de abogar por la democracia en el extranjero.
Ejemplos como el retroceso democrático en Hungría y Centroamérica muestran la falta de intervención significativa. Esto ha permitido que los autócratas operen con menos restricciones, respaldados por una comunidad internacional menos firme. Desafíos Internos: Instituciones Débiles y Gobernanza Deficiente Muchas democracias surgidas durante la tercera ola se establecieron en países con inestabilidad económica y debilidad institucional.
Estas naciones, marcadas por la pobreza, la desigualdad y la corrupción, han luchado por satisfacer las demandas de gobernanza. Cuando los gobiernos no logran abordar estos problemas, la frustración pública crece, lo que lleva a la desilusión con los sistemas democráticos. En este contexto, los ciudadanos a menudo buscan líderes populistas o extremistas que prometen soluciones rápidas a problemas estructurales. Factores Económicos y la Resiliencia Democrática El desarrollo económico sigue siendo un factor crucial para la sostenibilidad democrática.
Datos del Banco Mundial muestran que, de los 53 países de altos ingresos, 51 son democráticos, destacando la relación entre la modernización económica y la estabilidad democrática. Sectores privados sólidos y ciudadanos autónomos desempeñan un papel esencial al crear oposición y contrapesos, dificultando la consolidación del control autoritario. Aunque las crisis económicas pueden desestabilizar democracias, no necesariamente conducen al autoritarismo.
La historia demuestra que los regímenes autoritarios fallidos también generan insatisfacción pública, como se ha visto en países como Venezuela y Nicaragua. Populismo y el Nuevo Escenario Político El siglo XXI ha sido testigo del auge de líderes populistas, impulsados por el descontento generalizado hacia las élites políticas tradicionales. Los avances tecnológicos y la disminución del control tradicional sobre los recursos políticos han permitido que outsiders populistas accedan directamente a los votantes a través de redes sociales y otras plataformas. Si bien esta democratización del acceso político fomenta la inclusividad, también abre la puerta a líderes que pueden debilitar las instituciones democráticas una vez en el poder. Países como Brasil, México y Estados Unidos ilustran la complejidad de equilibrar la participación democrática con la estabilidad institucional.
EN MÉXICO.
Fernanda Somuano, directora del Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México, destacó el caso mexicano como un ejemplo paradójico. Según encuestas recientes, aunque algunas instituciones parecen estar debilitándose y la administración de Claudia Sheinbaum ha tomado medidas asociadas con el retroceso democrático, como cambios en el sistema judicial, el público general muestra mayor satisfacción con la democracia. Algunos indicadores preocupantes incluyen:
● La transferencia de 250 funciones gubernamentales al ejército.
● La asignación de la seguridad pública a la Guardia Nacional.
● El desplazamiento de voces críticas en medios públicos y privados.
● Ataques consistentes a asociaciones de la sociedad civil.
A pesar de esto, el 50% de los encuestados expresó estar “muy” o “altamente” satisfechos con la democracia, posicionando a México en tercer lugar en satisfacción democrática en América Latina. Además, el 74% de los mexicanos respalda la democracia como la mejor forma de gobierno. Este contraste entre el análisis institucional, que muestra signos de erosión, y las percepciones ciudadanas, que reflejan alta satisfacción, subraya la complejidad del caso mexicano.
¿ESTÁ EN CRISIS LA DEMOCRACIA?
Para Juan Olmeda, profesor-investigador del Centro de Estudios Internacionales en El Colegio de México, la sensación de crisis democrática no es nueva en la región. Sin embargo, lo que la hace más visible ahora es su impacto en las democracias ricas. Esta “latinoamericanización” de la democracia en Estados Unidos, ejemplificada por figuras como Donald Trump, plantea interrogantes sobre sus efectos a corto y mediano plazo en la dinámica democrática.
RESILIENCIA.
A pesar de estos desafíos, la democracia demuestra resiliencia. El apoyo público a principios democráticos, como el derecho al voto y la rendición de cuentas de los líderes, sigue siendo un pilar de su estabilidad. Aunque persisten problemas como la desigualdad económica, instituciones débiles y polarización política, la capacidad de adaptación de los sistemas democráticos ofrece esperanza para su evolución continúa. El debate global sobre la democracia está lejos de concluir, y comprender sus complejidades es clave para garantizar su preservación en un mundo en constante cambio.