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El término hotspot de biodiversidad fue acuñado por Myers et al. y en español también le llaman puntos calientes o puntos críticos de biodiversidad

Mesoamérica, hotspot de biodiversidad y de culturas

Estudio.
Imagen Bosque mesófilo de montaña, Totontepec Villa de Morelos, Sierra Mixe, Oaxaca. (Esteban Manuel Martínez Salas.)

Nos encontramos en el corazón de una de las zonas con mayor diversidad de plantas, animales y culturas de nuestro planeta: Mesoamérica.

¿Ya has escuchado de los hotspots de biodiversidad? Son regiones en nuestro planeta con altos niveles de diversidad de plantas y animales, de los cuales muchos están amenazados por actividades humanas. Se definen por tener por lo menos 1500 especies de plantas vasculares endémicas, que no crecen en ningún otro lado en la Tierra, y por haber perdido más de 70% de su vegetación primaria. El término hotspot de biodiversidad fue acuñado por Myers et al. (1988, 1990, 2000) y en español también se llaman puntos calientes o puntos críticos de biodiversidad. La gran mayoría del territorio mexicano pertenece a uno de dos de estos hotspots: los bosques madrenses de pino-encino que se encuentran especialmente en las regiones montañosas de nuestro país, extendiéndose del sur de los Estados Unidos de América hasta Nicaragua, y Mesoamérica.

Este último es el tercero más grande de las 36 regiones que cumplen con los criterios de hotspots de biodiversidad a nivel mundial y extiende en total 1130019 km2. Les explicaremos aquí con más detalle porqué la región en la cual muchos de ustedes lectores viven verdaderamente es único en el mundo. Veamos primero su delimitación: en México, incluye bosques y selvas, así como pequeñas porciones de pastizales de páramo montañoso, manglares, vegetación semidesértica y matorral espinoso en los estados de Chiapas, Yucatán, Quintana Roo, Tabasco, Campeche, Veracruz y porciones de los estados de Oaxaca, Guerrero, Puebla, México, Michoacán, Morelos, Querétaro, Jalisco, Nayarit, Colima, Guanajuato, Hidalgo, San Luis Potosí, Zacatecas, Sinaloa, Durango, Sonora, Chihuahua y Tamaulipas. En Centroamérica, incluye todos los tipos de vegetación tropical y subtropical en el este de Panamá (el oeste de Panamá pertenece al hotspot Tumbes-Chocó-Magdalena), Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala y Belice. También incluye numerosas islas en el Mar Caribe y el Océano Pacífico (Mittermeier et al., 2004).

Estudio.
Imagen. Tetechera, Oaxaca. (Esteban Manuel Martínez Salas.)

El término Mesoamérica fue acuñado en 1943, basándose en los límites geográficos, la composición étnica y las características culturales en el momento de la conquista (Kirchhoff, 1943). La región alberga un mosaico étnico y lingüístico, debido a factores similares y con patrones similares a la diversidad vegetal con la que está estrechamente relacionada. En Mesoamérica hasta la fecha aún se hablan más de 100 lenguas indígenas, agrupadas en ocho familias, así como varias lenguas aisladas. Estos pueblos han domesticado hace 12000 años la calabaza, el cultivo más antiguo del hemisferio occidental y el segundo más antiguo en el mundo (Smith, 1997), así como muchas especies de plantas, que hoy son cultivos de importancia mundial, como el cacao, el maíz, el frijol, el tomate, el aguacate, el chile, y vainilla (Vavilov, 1994).

Con respecto a la diversidad de plantas vasculares, se calcula en Mesoamérica entre 17000 y más de 20000 especies, con una reciente estimación de 25000, de las cuales 3000-8000 son endémicas. El hotspot contiene más de 300 especies de cactus, de las cuales 85% es endémico de México. También hay más de 100 géneros que solo tienen una especie, reflejando la enorme riqueza evolutiva de la región. Tres familias son endémicas, Guamatelaceae, Petenaeaceae y Ticodendraceae. De interés excepcional es Lacandonia schismatica (Triuridaceae), una pequeña planta sin clorofila, endémica de Chiapas, una línea evolutiva nueva.

Las amenazas a la biodiversidad mesoamericana son muy altas, con la destrucción de bosques que comenzó hace más de un siglo y que continúa aumentando, lo que, junto con el cambio climático antropogénico, ha resultado en la pérdida de gran parte de su vegetación original. Todos los ecosistemas que contienen árboles están en riesgo y en gran medida desprotegidos, siendo la selva baja caducifolia la más amenazada, seguida del bosque mesófilo de montaña.

1Instituto de Ecología, A.C., Centro Regional del Bajío, Red de Diversidad Biológica del Occidente Mexicano, Pátzcuaro, Michoacán.

*mariestephanie.samain@inecol.mx

2 Universidad Nacional Autónoma de México, Herbario Nacional de México, Ciudad de México.

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