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Desde la publicación del primer compendio de toda la información genética del ser humano con los resultados del Gran Proyecto del Genoma Humano en el año 2003, un acontecimiento de enorme valor científico y médico que ha permitido llevar a cabo innumerables estudios genómicos de una gran cantidad de poblaciones.
Actualmente contamos con información genómica de algunos millones de personas, por lo que tenemos un valioso acervo de información para estudiar diversas características y diferencias entre individuos y poblaciones que pueden impactar nuestra apariencia y susceptibilidad a enfermedades. Las bases de datos que compilan la diversidad genética encontrada en estos estudios contienen millones de variantes, la gran mayoría en muy baja frecuencia, mientras que otras aparecen en proporciones distintas y diferentes entre poblaciones.
Nuestro genoma está compuesto por aproximadamente seis mil cuatrocientos millones de nucleótidos en el ADN. La secuencia de estos nucleótidos entre cualquier par de individuos del mundo es alrededor de 99.9% idéntica, es decir, solamente nos diferenciamos de casi cualquier individuo que no sea nuestro familiar en sólo un 0.1% (uno entre 1,000 a 1,300 nucleótidos), mientras que las características genéticas compartidas entre poblaciones son no más de 2%.
Esta pequeña variabilidad es responsable de las diferencias físicas observadas entre poblaciones y es de gran utilidad para asignar ancestría, esto es, esa pequeña fracción de nuestros genomas permite identificar de dónde provinieron nuestros ancestros.
Un paréntesis. La genómica de las poblaciones mexicanas muestra una compleja mezcla de ancestrías: un grado elevado de los nativos americanos, pero también un componente variable de ancestría Europea, en particular de España; de África Occidental, por el traslado involuntario de individuos a América por la esclavitud; y en menor medida, de otras poblaciones de Asia, el Medio Oriente y el Norte de África. Todas están representadas en diferentes grados, por lo que el mexicano promedio es una mezcla de ancestrías de varias partes del mundo.
Gracias a los datos genómicos de millones de personas, sabemos que las variaciones entre individuos son mucho más significativas que las diferencias entre grupos poblacionales, siendo menos del 2% atribuible a su ancestría, lo que confirma los estudios de Lewontin en 1972.
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VARIACIÓN GENÉTICA HUMANA.
Pero ¿de dónde proviene la variación genética en humanos? Cada vez que se replica una célula tiene que replicar su ADN, lo cual implica copiar fielmente cromosoma tras cromosoma. Esto es una maravilla de la biología, imagínense copiar en unos cuantos minutos más de seis mil millones de nucleótidos del ADN, lo que equivale a copiar tres millones y medio de cuartillas sin equivocarse; bueno, casi sin errar pues gracias a la obtención de la información completa de genomas de cientos de familias, sabemos que cada individuo tiene en promedio 60 mutaciones que no están en sus padres; esto es, aparecen nuevas variantes en cada generación, la mayoría de estas mutaciones son heredadas del padre y sólo una pequeña parte provienen de la madre, lo cual resulta muy interesante.
La explicación es porque los espermatozoides se replican innumerables veces a lo largo de la vida, teniendo mucha más posibilidad de que en la replicación del ADN se originen errores, mientras que las mujeres nacen con un número finito de óvulos que no se replicarán después del nacimiento. Estudios recientes demostraron claramente este fenómeno: se encontró que, a mayor edad de los padres, mayor número de mutaciones en su descendencia. Sorprendentemente estas nuevas mutaciones son generalmente inocuas y en muy contadas ocasiones resultan en algún padecimiento.
NI RAZAS NI RACISMO.
En un reporte reciente de las Academias de Ciencias, Ingeniería y Medicina de Estados Unidos, donde se analiza el uso de los términos raza, etnia, ancestría, caucásico, negro, entre otros, concluye que es necesario tener cautela en su uso:
“Hay creciente preocupación sobre cómo se usan estos términos, la Asociación Americana de Antropología recomienda abandonar completamente el término raza…los fundamentos históricos de raza, como un concepto enraizado en el colonialismo europeo, fueron desarrollados con el propósito de oprimir, explotar económicamente y discriminar”.
En conclusión, ha sido demostrando fehacientemente y aceptado por la comunidad científica que la distinción de las poblaciones humanas en razas es una clasificación social que ha servido para justificar la esclavitud y el dominio sobre pueblos tecnológicamente menos avanzados y agentes sociales en condiciones de vulnerabilidad por su condición de ancestría que no es científicamente válida para medir la variación genética. Este es un ejemplo claro de cómo la ciencia destruye mitos y prejuicios en beneficio de la sociedad.
La evidencia científica es contundente: el concepto de raza no tiene fundamento biológico. Es importante que la sociedad deje atrás estas ideas obsoletas y construya un futuro más justo e igualitario; eduquémonos sobre la historia del racismo, cuestionemos los estereotipos y apoyemos a las organizaciones que trabajan para erradicar la discriminación.
*Versión editada del artículo “Racismo vs genómica: ¿Es científicamente válido hablar de razas en la población humana?”, del más reciente número de la revista “Biotecnología en Movimiento”, del Instituto de Biotecnología de la UNAM, al cual está adscrito el autor.
Para leer el artículo completo y referencias consulta https://biotecmov.ibt.unam.mx/