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Los incendios en Los Ángeles, intensificados por los vientos de Santa Ana, han destruido 16,255 estructuras, desplazado a 200,000 personas y causado 28 muertes, destacando la urgente necesidad de prevención

Incendios Forestales en California en 2025

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Incendios. 9 enero 2025 - Copernicus Sentinel-3. (Alexandro Medina Chena, Laura Alejandra Barradas Sánchez, Rafael Villegas Patraca)

Los incendios forestales son algunos de los desastres naturales más frecuentes que podemos registrar; sin embargo, hay que recordar que dichos fenómenos, así como las erupciones volcánicas, los terremotos, y los ciclones tropicales, entre otros, son eventos que forman parte de la naturaleza y los ciclos de materia y energía que han configurado el territorio y el ambiente desde tiempos prehistóricos.

En estos días han ocurrido una serie de incendios forestales y urbanos en distintos sectores del área metropolitana de Los Angeles, al sur del estado norteamericano de California. Esta conurbación abarca los condados de Los Angeles, Orange, San Bernardino y Riverside, además de las poblaciones de Pasadena, Long Beach, Irvine y muchas otras, junto con numerosos fraccionamientos, ubicados en áreas boscosas o costeras del suroeste de los Estados Unidos, que en conjunto alberga a unos 18.5 millones de habitantes, incluyendo alrededor de 6 millones de origen mexicano.

Aunque los incendios forestales que se presentaron en aquella región abarcaron una superficie relativamente pequeña, estos se localizaban en una zona muy densamente poblada, a diferencia de la mayoría de los incendios forestales en México, que muchas veces ocurren en áreas forestales o de cultivos, con densidades habitacionales bajas.

Los incendios que ocurren en esa región están asociados a un patrón de circulación atmosférica local o regional, conocido como vientos de Santa Ana. Se trata de un viento de tipo catabático caliente, que se mueve desde zonas más elevadas del continente hacia zonas más bajas, en este caso de la región costera, con velocidades medidas de hasta 130 km/h. Esta masa de aire extremadamente seco y denso proviene del desierto de Mojave, ubicado en los límites de California, Nevada y Arizona, y se calienta aún más durante su descenso, lo que produce una abrupta caída en la humedad atmosférica.

La combinación de vientos intensos, altas temperaturas y una atmósfera extremadamente seca en presencia de grandes masas forestales con déficit hídrico genera las condiciones para el desarrollo de incendios arrasadores, de larga duración y de muy difíciles circunstancias de control y extinción en la vegetación de matorrales y bosques de coníferas, que son las dominantes en esa región.

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Incendio. Incendio en Palisades - Alexandro Medina Chena. (Laura Alejandra Barradas Sánchez, Rafael Villegas Patraca)

Como muchos otros eventos en la naturaleza, se trata de fenómenos multifactoriales, cuya previa mayor manifestación corresponde al año de 2003, en el que se incendiaron alrededor de 1,500 km² en dos semanas durante octubre de ese año, principalmente en las inmediaciones de San Diego y muy cerca de la ciudad de Tijuana.

La gran diferencia entre lo ocurrido entre 2003 y 2025 es en términos de infraestructura afectada, porque hace 22 años se destruyeron poco más de 3,000 inmuebles (incluyendo viviendas, escuelas, oficinas y negocios) así como numerosos vehículos e infraestructura pública. Para el caso de los eventos de 2025, hasta el día 30 de enero la superficie de afectación era de más de 200 km2 en un periodo de tiempo similar, pero con un número todavía en ascenso de más de 16,255 estructuras destruidas, y con dos incendios en particular (Palisades y Eaton) aún sin poder ser contenidos durante tres semanas continuas desde el 7 de enero.

Para la fecha en que se escriben estas líneas, no se prevé aún el fin de la contingencia ambiental, que ha costado hasta ahora por lo menos 28 víctimas mortales, el desplazamiento temporal de al menos 200 mil personas y pérdidas económicas que al momento se estiman en 250 mil millones de dólares, lo que lo convierte en uno de los siniestros más costosos en la historia de los Estados Unidos.

Faltan todavía algunas semanas para tener un balance final de la magnitud de los daños y mucho tiempo más para conocer sus efectos e implicaciones para el ambiente, el ecosistema y la sociedad en aquella región, sin embargo, circunstancias de este tipo abren una gran puerta al aprendizaje y razonamiento sobre diversos temas como son la prevención de riesgos, el cambio climático, degradación de los suelos y restauración ecológica con vista al futuro de estos procesos que, sin duda, seguirán ocurriendo.

*USPAE-INECOL

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