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“La empresa encargada de ese ‘control’, se vale de jeringas, anestésicos, rifles y pistolas de calmantes para espantar a la fauna, advierte Greenpeace

Tren maya considera a jaguares, tapires, monos y vida silvestre como “fauna nociva”

Jaguar en obras del Tren Maya Joven jaguar en el Tramo Akalki-Bacalar, Viaducto 2 del Tren Maya. (X: QuintaRooNews/JoelUrbina)

El jaguar, el tapir, el venado, los monos araña, entre muchos otros, son considerados como “fauna nociva” para la empresa que opera el Tren Maya, motivo por el cual “se hacen cargo” ante el riesgo que representan para la operación del tren, alertó la organización Greenpeace.

“La empresa encargada de ese ‘control’, se vale de jeringas, anestésicos, rifles y pistolas de dardos calmantes, redes, trampas de muchos tamaños, ganchos, costales, además de cohetes diseñados para espantar a la fauna con estruendos, todo esto para reubicarlos de manera forzosa, dejándolos despojados de su propio hogar y hasta señalados como nocivos”, señaló la organización medioambiental en un artículo titulado “El tren contra la fauna ¿”nociva”?, de Carlos Samayoa, que retoma información del trabajo realizado por Alelhí Salgado para “El Universal”.

En el artículo el autor señala que estas especies emblemáticas sólo forman parte de una lista que es un largo compendio adicional de mamíferos, aves, reptiles y otras especies que forman parte de la Selva Maya y su gran riqueza biológica.

Entre lo indignante, asevera, es que, la empresa –que depende de la Secretaría de la Defensa Nacional– y agentes vinculados ven a la diversidad de todas esas formas de vida como una amenaza a la operación de sus máquinas, sabiendo que no sólo se trata del tren para los turistas, sino también de los verdaderos intereses que se esconden detrás de esa fachada: los trenes de las industrias y sus mercancías, que estarán pasando cada vez con más frecuencia por los 1,500 kilómetros que abarcan los siete tramos de esta obra.

“Además de los más de 10 millones de árboles que se han derribado para construir esta mega obra, a ese altísimo costo ambiental se suma también el precio que los animales de la selva han tenido que pagar: su propia libertad. La brecha que se abrió a la mitad de la selva para construir el tren alcanza a medir más de 60 metros de ancho, lo cual ha pasado a convertirse en una inmensa barrera que ha fragmentado la libertad de movimiento que especies como el jaguar necesitan para poder reproducirse y cazar sus alimentos”.

Por si esto fuera poco, agrega, este control de fauna nociva, “como ellos lo llaman”, consiste en asegurar que los animales no se acerquen a las vías del tren para evitar atropellar más jaguares y otras especies, “que se topan con que su hogar ahora tiene límites, está enrejado, y los pasos que se hicieron ni siquiera son suficientes para permitirles la libertad de movimiento que necesitan para existir”.

Aún más preocupante, enfatiza, es la mención del manejo y sacrificio de animales que mueran atropellados en las vías del tren.¿A cuántos animales está matando el tren?, estamos preguntando al gobierno”.

“Desde Greenpeace, estamos tomando acción y presentando denuncias ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) para que realice una investigación exhaustiva, revise el contrato y aplique sanciones a los responsables en caso de que se confirme que este control de fauna está incumpliendo la legislación ambiental.

“Pero para ir más allá, también estamos pidiendo a las autoridades ambientales del país que nos abran sus puertas para trabajar en un plan real de protección para la Selva Maya y la vida que la habita. Necesitamos soluciones reales”.

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