![Estudio](https://lacronicadehoy-lacronicadehoy-prod.web.arc-cdn.net/resizer/v2/URLFTTTNCZAR7HDX4GUHQ4UWEE.jpg?auth=be104846bac993538dbac469991eb19a1406e8e524ffdccf5bbe89182f920224&width=800&height=306)
Una característica cultural de nuestra especie, es la necesidad de ordenar las cosas. Con la llegada del internet y las redes sociales esto se ha acervado. Podemos encontrar listados de cualquier cosa que se nos pueda ocurrir; por ejemplo, los diez mejores autos deportivos, las diez mejores películas de la década, las diez playas más exclusivas de mundo, etc. Abundan los listados que pretenden ranquear a las aves de acuerdo a su belleza. No es de sorprender, pero la discrepancia entre estos listados de aves es muy grande. Esto se debe, probablemente, a que el concepto de belleza es subjetivo. Entre las especies frecuentemente enlistadas están el chinito de Bohemia (Bombycilla garrulus), el tucán (Ramphastos sulfuratus), el pavo real (Pavo cristatus) y el faisán dorado (Chrysolophus pictus). Curiosamente, ningún listado menciona al quetzal (exceptuando a uno que lo coloca en el lugar 16), lo cual seguramente sorprenderá a muchas personas que conozcan a esta ave.
Existen cinco diferentes especies de quetzales. Todas ellas habitan en bosques de montaña muy húmedos distribuidos a lo largo de América tropical. Sin embargo, solo una de ellas se encuentra en México. Su nombre científico es Pharomachrus mocinno. El epíteto especifico (segunda parte del nombre científico) fue dado para honrar al naturalista novohispano, José Mariano Mociño y Losada (1757-1820). Mientras que, Pharomachrus proviene de las raíces griegas pharos (manto) y makros (largo) lo que hace referencia a las plumas iridiscentes que llegan a superar una longitud de 50 cm y que crecen al final de la rabadilla justo antes de la cola. Cabe aclarar que esas largas plumas que caracterizan al quetzal no son las plumas de la cola; de hecho, las plumas de la cola de los quetzales son hasta más cortas que las de otras aves de tamaño similar. El quetzal es un ave de talla mediana, su cuerpo rara vez sobrepasa los 25 cm. En la actualidad se puede encontrar en el estado de Oaxaca en la región de Los Chimalapas y en la Sierra de Chiapas entre 1500 y 3000 m de altitud en lo que se conoce como bosque de niebla. También se distribuye en Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras y Guatemala cuya moneda lleva el nombre de quetzal y donde se declaró como el ave nacional en el año de 1871. Se alimenta principalmente de frutos y se piensa que es el principal dispersor de semillas de las lauráceas (plantas relacionadas con el aguacate). Complementa su dieta consumiendo insectos y pequeños vertebrados particularmente durante la época de reproducción. Son aves solitarias fáciles de escuchar durante el ocaso, pero que a pesar de su gran colorido son difíciles de ver ya que permanecen muy quietas y el verde de su plumaje se pierde entre el follaje de los árboles. Anidan en huecos, abandonados por otras aves, que encuentran en troncos de árboles viejos. En la temporada reproductiva (febrero a marzo) la hembra pone uno o dos huevos que son incubados por ambos padres. Los pollos permanecen en el nido por lo menos un mes antes de poder volar. El Quetzal es considerada una especie amenazada y a pesar de que existen decretos oficiales para su conservación, el hábitat donde se encuentra es uno de los bosques con mayor tasa de destrucción.
![Estudio](https://lacronicadehoy-lacronicadehoy-prod.web.arc-cdn.net/resizer/v2/GEKISZNA5NGPZG3FYUPA2OQJXE.jpg?auth=f856fe47ab6b1290fd87185edb4d88eaf6c5d5a9a4e44ba51909464459686d99&width=800&height=493)
La cosmovisión prehispánica mesoamericana, particularmente la maya y la mexica, asociaba a los quetzales (quetzaltototl en náhuatl) con características como la abundancia, fertilidad, libertad y poder. Fue considerado una manifestación divina ligada a la serpiente emplumada Quetzalcoatl, (Kukulkan para los mayas). Para estas civilizaciones sus plumas eran codiciadas ya que se usaban como moneda de cambio. Las largas plumas cobertoras de la cola se empleaban en ropa, adornos y tocados de tlatoanis y altos sacerdotes para denotar su poder y riqueza. Tal vez una de las prendas más conocidas es el “Penacho de Moctezuma”; un tocado de plumas de hasta 55 cm de largo engarzadas en oro que actualmente se encuentra en el Museo de Etnología de Viena, en Austria. Por suerte, una réplica del penacho se puede ver en el Museo de Antropología e Historia en la Ciudad de México. Era tal el respeto que se tenía a esta especie que matar un quetzal era considerado un crimen mayor castigado con la muerte. Es por ello que la colecta de sus plumas se realizaba posterior a la temporada reproductiva haciéndose con extremo cuidado de no lastimar al ave y liberándola inmediatamente después. Para los mayas era fundamental en su cosmogonía, y es mencionado tanto en el Popol Vuh como en el Chilam Balam. Una leyenda dice que el K’uk (quetzal) nació cuando los dioses Kukulkán y Tepeu soplaron desprendiendo las hojas azul-verdosas del árbol Guayacán; mientras estas hojas caían tomaron la forma de un ave con largo y brillante plumaje. Se dice que cuando los españoles conquistaron Mesoamérica, el K’uk que solía cantar hermosamente guardó silencio y que sólo cantaría nuevamente, cuando la tierra fuera de nuevo verdaderamente libre. Esta ave se ha considerado un símbolo de libertad, ya que el quetzal suele morir si permanece en cautiverio.
En la actualidad el quetzal sigue atrayendo la atención de amantes de la naturaleza, científicos y artistas. Existen muchas pinturas en donde esta ave ha sido plasmada, se siguen escribiendo cuentos y poemas de los cuales es la principal protagonista. Sin embargo, aun cuando los quetzales han y siguen jugado un papel importante en la ciencia y la cultura latinoamericana, esta especie continúa siendo enigmática. Lamentablemente, si no se toman medidas drásticas para su conservación pronto será una más de las especies que se pierdan en nuestro planeta.
- Red de Biología Evolutiva, INECOL