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Estos reptiles, que podían crecer hasta 12 metros de largo, se alimentaban de peces y se desplazaban de forma muy similar a las tortugas marinas utilizando cuatro aletas similares a remos

Primer análisis de tejido blando de un plesiosaurio fósil

Estudio.-
Fósil. Esqueleto del nuevo plesiosaurio en el Urwelt-Museum Hauff en Holzmaden, Alemania. (KLAUS NILKENS/URWELT-MUSEUM HAUF/KLAUS NILKENS/URWELT-MUSEUM HAUFF)

El primer análisis de tejido blando de un plesiosaurio fosilizado revela que este reptil marino de cuello largo tenía piel lisa y escamosa, probablemente para poder nadar veloz y hábilmente.

Los plesiosaurios vivieron en los océanos del mundo durante gran parte de la Era Mesozoica (hace entre 203 y 66 millones de años). Estos reptiles, que podían crecer hasta 12 metros de largo, se alimentaban de peces y se desplazaban de forma muy similar a las tortugas marinas utilizando cuatro aletas similares a remos. Hasta ahora se sabía poco sobre la anatomía externa de los plesiosaurios.

Sin embargo, en un nuevo estudio publicado en la revista científica Current Biology, un equipo de investigación dirigido por científicos de la Universidad de Lund ha logrado analizar el tejido blando de un plesiosaurio de 183 millones de años encontrado cerca de Holzmaden, Alemania.

“Los tejidos blandos fosilizados, como la piel y los órganos internos, son excepcionalmente raros. Utilizamos una amplia gama de técnicas para identificar piel lisa en la región de la cola, así como escamas a lo largo del borde posterior de las aletas. Esto nos proporcionó información sin precedentes sobre la apariencia y la biología de estos reptiles extintos hace mucho tiempo", dice en un comunicado Miguel Marx, estudiante de doctorado en geología en la Universidad de Lund y autor principal del estudio.

Los resultados revelan una combinación inusual de piel lisa y escamosa en diferentes partes del cuerpo. Los investigadores creen que esta variación podría estar relacionada con diferentes funciones. El plesiosaurio necesitaba nadar eficientemente para atrapar peces y animales similares a calamares, una tarea que se le hacía más fácil gracias a su piel lisa e hidrodinámica. Sin embargo, también necesitaba moverse a través de fondos marinos accidentados, algo que probablemente le habrían permitido hacer las aletas escamosas.

“Nuestros hallazgos nos ayudan a crear reconstrucciones más precisas de la vida de los plesiosaurios, algo que ha sido extremadamente difícil desde que se los estudió por primera vez hace más de 200 años. Además, el fósil alemán bien conservado realmente resalta el potencial de los tejidos blandos para proporcionar información valiosa sobre la biología de estos animales extintos hace mucho tiempo“, explica Miguel Marx.

Al reconstruir la apariencia de animales antiguos, los investigadores pueden mejorar nuestra comprensión de la macroevolución y las adaptaciones necesarias para sobrevivir en entornos específicos. Al recrear el pasado, también podemos entender mejor la historia de la Tierra y hacia dónde nos dirigimos.

“Aparte del mosaico de piel suave y escamas, fue un momento increíble visualizar las células en secciones delgadas de la piel fosilizada del plesiosaurio. Me sorprendí cuando vi células de la piel que se habían conservado durante 183 millones de años. Era casi como mirar piel moderna“, dice Miguel Marx.

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