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La sonda espacial Solar Orbiter de la NASA/ESA ejecuta este 18 de febrero su encuentro más cercano con Venus hasta el momento.
Se trata del primer sobrevuelo en “inclinar” significativamente la órbita de la nave espacial y permitirle ver las regiones polares del Sol, que no se pueden ver desde la Tierra.
El estudio de los polos del Sol mejorará nuestra comprensión de la actividad solar, el clima espacial y la conexión Sol-Tierra.
Desde su lanzamiento en 2020, Solar Orbiter ha realizado una serie de asistencias gravitacionales en la Tierra y Venus para reducir gradualmente su órbita y acercarla al Sol, pero nunca antes se había acercado tanto a un planeta.
A las 20.48 UTC, la nave espacial pasará a solo 379 kilómetros de Venus. A modo de comparación, los astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional orbitan la Tierra a una altitud media de 408 kilómetros.
“Al acercarnos tanto al planeta, podemos usar su gravedad para cambiar significativamente la órbita de la nave sin gastar mucho combustible”, afirma en un comunicado Julia Schwartz, experta en dinámica de vuelo de la ESA.
“Los planetas de nuestro Sistema Solar orbitan alrededor del Sol en el mismo plano, más o menos plano. El encuentro con Venus utilizará la gravedad del planeta para “inclinar” significativamente la órbita de Solar Orbiter con respecto a ese plano. Esto le permitirá a Solar Orbiter una visión mucho mejor de las regiones polares del Sol, que no se pueden ver desde el interior del plano".
Los futuros sobrevuelos de Venus, como el de diciembre de 2026, inclinarán aún más la órbita de la nave y permitirán obtener imágenes de alta resolución de todas las regiones polares del Sol.
Desde su órbita única, la misión nos ayudará a refinar nuestra comprensión de la actividad solar y mejorar nuestra capacidad para proteger la tecnología en la Tierra de las potentes explosiones solares y el clima espacial errático.
Pasar tan cerca de Venus presenta una serie de desafíos para el equipo del Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC) de la ESA en Alemania. Antes y después del sobrevuelo, es necesario realizar cálculos precisos y realizar pequeñas correcciones de rumbo para mantener la nave espacial en el rumbo correcto.
“El sobrevuelo se ha planificado cuidadosamente para acercarse lo suficiente a Venus y aprovechar al máximo el encuentro, manteniendo la nave espacial a salvo por encima de la atmósfera del planeta para evitar que experimente resistencia“, afirma Sam Bammens, del equipo de control de vuelo de Solar Orbiter.
Sin embargo, Solar Orbiter seguirá estando bañada por la radiación térmica emitida por el planeta a su paso.
LA NAVE SE CALENTARÁ DURANTE EL SOBREVUELO
“Esperamos que Solar Orbiter se caliente significativamente durante el sobrevuelo. Para prepararse para esto, el equipo realizó una simulación detallada del efecto de calentamiento de la maniobra de asistencia gravitatoria de Venus. Varias partes de la nave espacial experimentarán un aumento significativo de temperatura, pero todos los componentes se mantendrán dentro de sus límites de diseño".
Durante la maniobra, Solar Orbiter seguirá apuntando su “frente” (sus instrumentos y, lo que es más importante, su escudo térmico) hacia el Sol para mantener la nave espacial a salvo. Eso significa que no podrá apuntar ninguna de sus cámaras hacia Venus y sus cimas de nubes durante el sobrevuelo, pero aun así es una oportunidad para recopilar algunos datos científicos.
A diferencia de la Tierra, Venus carece de un campo magnético global para interactuar con las partículas cargadas del viento solar. Sin embargo, una capa de su atmósfera conocida como ionosfera interactúa con el viento solar de formas únicas.
Los sensores de ondas de plasma y de radio del Solar Orbiter se encenderán cuando la nave espacial pase por Venus para registrar el entorno magnético y de plasma del planeta. Los datos que recopilen contribuirán a la investigación en curso sobre cómo el viento solar afecta las atmósferas planetarias más allá de la Tierra.