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El 28 de febrero de 1525 fue ejecutado Cuauhtémoc, el último huey tlatoani de Tenochtitlan. Su nombre significa “descendió como águila”.
Cuauhtémoc fue el encargado de defender la gran ciudad mexica frente a Hernán Cortés y su ejército hispano-indígena, prisionero durante varios años y quien en el imaginario colectivo es también conocido por la tortura a la que lo sometieron los hispanos.
No se sabe qué fue de sus restos, si fue cremado –como dictaba la tradición tenochca– o si fue enterrado. Esta es una pregunta de los historiadores que aún sigue vigente.
Hace casi 60 años, en 1949, se anunció que habían sido hallados sus vestigios en el pueblo de Ichcateopan, Guerrero. Una primera excavación parecía confirmar tal identificación, sin embargo, trabajos posteriores concluyeron de manera clara y contundente que no existe suficiente evidencia para afirmar que fueran los restos del gobernante mexica.
“Hay una tradición local oral sobre Cuauhtémoc con Ichcateopan, pero no es exclusiva; hay otros lugares que se vinculan con Cuauhtémoc. No nos debe de extrañar, pero toda tradición oral tiene que ser avalada por otras fuentes, porque puede ser imprecisa e incluso apócrifa”, explica el doctor Miguel Pastrana Flores, del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM.
Sobre Cuauhtémoc se han formulado distintas propuestas: su actuar como funcionario, su familia, las frases que probablemente dijo, o cómo pudo haber vivido. Sin embargo, el historiador destaca que lo más importante es basarse en las fuentes disponibles: testimonios físicos o escritos de frailes, oficiales reales o de antiguos soldados, así como documentación en lengua náhuatl.
“No poseemos la cantidad de fuentes que podemos tener para otros periodos históricos, por ejemplo, documentos de archivo producidos por las burocracias administrativas de cada época, pues muchos documentos fueron destruidos durante el proceso de Conquista y se ha conservado muy poco del siglo XVI”.
Sus primeros años
No es posible reconstruir cabalmente la historia de vida del último huey tlatoani mexica, reconoce Miguel Pastrana. “La parte biográfica es un poco más complicada, porque en general no tenemos las anécdotas ni los detalles específicos del individuo”. Sin embargo, se ha podido profundizar a través de conocer cómo era la educación, el sistema social y político de la época en que vivió Cuauhtémoc.
Por ejemplo, se sabe que perteneció a la élite, al grupo del poder: fue hijo del gran tlatoani Ahuítzotl y de Tiyacapantzin, heredera de los grandes linajes de Tlatelolco, ya que su padre fue Moquíhuix, último gobernante independiente de dicha ciudad, además de que era nieta de Nezahualcóyotl.
Se cree que Cuauhtémoc nació entre 1497 y 1499, pero no tenemos la fecha exacta porque no existe un documento que dé cuenta de ello, sin embargo, se sabe que participó en combate en 1515, y según la tradición, un joven no podía hacerlo antes de los 15 años; con base en este dato es que se ha podido calcular su nacimiento. También se conoce que su padre murió en 1502, por lo que se cree que fue su madre, quien se encargó de su educación durante los primeros años.
MUERTE.
Existen dos versiones sobre su detención. Una dice que trató de huir para continuar la lucha desde otro lugar y la segunda afirma que pactó su rendición para que no muriera más gente. La primera versión es más consistente con lo que se conoce del personaje y de la sociedad a la que pertenecía.
También se le atribuye la frase “toma este cuchillo que traes en el cinto y mátame”, que habría dicho cuando fue presentado ante Cortés, lo cual respondía a la tradición del guerrero tenochca de que era mejor ser sacrificado a los dioses, pues de lo contrario sería deshonroso para él en lo personal, para su linaje y para toda la sociedad mexica.
Cortés no lo mató en el momento, sino que lo mantuvo preso por varios años y su tesorero lo torturó con cera o aceite que le derramó en los pies, lo cual le causó lesiones permanentes y le imposibilitó volver a caminar. Si el conquistador lo mantuvo vivo, destaca el doctor Pastrana Flores, fue porque la población indígena era enorme y Cortés lo necesitaba para controlarla.
No se sabe qué hizo en el periodo mientras estuvo preso, sólo que durante un viaje a Honduras, Cortés ordenó su ejecución en un proceso irregular. Murió colgado el 28 de febrero de 1525 al ser acusado de organizar una supuesta rebelión.
En el futuro es probable que se pierda la figura de Cuauhtémoc. No hay muchas referencias al personaje, pues en la época colonial hay poco interés por la historia prehispánica y sólo algunas figuras como Carlos de Sigüenza y Góngora se interesaron en ella, sobre todo en personajes como Motecuhzoma Xocoyotzin.
Para el siglo XIX, ya con el México independiente, Cuauhtémoc se empezó a reinterpretar como la figura heroica, el joven valeroso, aguerrido y que no se amedrentaba ante nada, “y se da ese trastocamiento que tiene que ver con la construcción del nacionalismo mexicano, que nace del patriotismo criollo”, puntualiza el doctor Pastrana.
“Cuauhtémoc, más allá de donde lo queramos ubicar, debe estudiarse y comprenderse como parte de un proceso histórico de su momento o de las elaboraciones de su figura donde el Estado trata de generar elementos identitarios… [es dos personajes] el real y el simbólico, ambos están relacionados, pero el segundo, el simbólico, no puede tergiversar el conocimiento del personaje histórico”.
*Colaboración de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM
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