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El CEIBAAS-INECOL está implementado la cartografía comunitaria en distintos grupos poblacionales con el objetivo de identificar las percepciones ambientales sobre su territorio

Cartografía social en la Cuenca: una iniciativa del CEIBAAS-INECOL

Inecol. Cuautlalcingo. (: Josefina Pedraza López y Laura Patricia Sánchez Vega)

El deterioro ambiental en diversas cuencas hídricas de México ha generado impactos significativamente nocivos a la salud en las comunidades que las habitan, siendo la niñez y juventud los sectores más vulnerados. En los Proyectos Nacionales de Investigación e Incidencia (Pronaii) sobre salud, así como el de tóxicos y procesos contaminantes, mostraron que este sector de la población son los más afectados por la degradación ambiental y presentan mayores riesgos en su salud y bienestar.

Con esto en consideración y como parte de las actividades realizadas por el CEIBAAS-INECOL (Centro de Estudios e Investigación en Biocultura, Agroecología, Ambiente y Salud – INECOL), se está implementando la cartografía comunitaria en distintos grupos poblacionales con el objetivo de identificar las relaciones y percepciones que éstos tienen sobre su entorno para posteriormente, de menara colectiva, construir estrategias que transformen el territorio. Para ello, se utilizan metodologías participativas que han permitido generar espacios de diálogo donde las niñeces expresan sus percepciones, preocupaciones y conocimientos sobre la calidad ambiental de su entorno.

Hasta ahora se han llevado a cabo talleres con estudiantes de educación básica en los municipios de Cuautlancingo (Puebla) y Papalotla (Tlaxcala), bajo la premisa de reconocer la perspectiva sobre su entorno y su relación con el río que atraviesa sus comunidades. La metodología implementada incluye diversas técnicas de investigación participativa, tales como: cartografía comunitarios, los estudiantes elaboran mapas social de su entorno destacando elementos clave del espacio como el río, áreas verdes, la relación con su entorno con la señalización de espacios recreativos, así como puntos de contaminación; dinámicas donde se fomenta el análisis colectivo y la reflexión sobre cómo perciben su ambiente y cómo este afecta su vida cotidiana; así como narrativas visuales en donde se promueve que los estudiantes dialoguen con sus abuelos o padres sobre los ríos cercanos para que les compartan información de la historia de esos ríos, los recuerdos que ellos tienen de estos espacios, y de ser posible, utilizar fotografías para que puedan dimensionar los cambios.

Inecol
Inecol Papalotla. (Josefina Pedraza López y Laura Patricia Sánchez Vega)

A partir de las actividades realizadas con los estudiantes, los primeros hallazgos revelan aspectos clave sobre la percepción de las niñeces respecto a su ambiente, entre las que se pueden mencionar los siguientes:

  • La mayoría de los estudiantes identifican su entorno como saludable, a pesar de que muchos mencionan padecer problemas de salud recurrentes.
  • Se ha identificado una alta incidencia de alergias en piel, ojos, nariz y boca, así como enfermedades gastrointestinales frecuentes.
  • Pese a lo anterior, los estudiantes no establecen una relación directa entre estas afecciones a su salud y la calidad ambiental del entorno. Lo que hace necesario continuar el diálogo y la reflexión para que se reconozca y entiendan las formas de relación entre ambos aspectos y que a partir de estos nuevos conocimientos se trabaje en estrategias transdisciplinarias. a percepción de la calidad del río es predominantemente negativa.
  • Las niñeces lo visualizan como “el problema” en lugar de un elemento natural valioso. Esto sugiere la necesidad de una mayor sensibilización sobre la importancia ecológica del río y su papel en la vida comunitaria.

Los resultados obtenidos reflejan una paradoja en la percepción infantil sobre el medio ambiente, mientras las niñeces consideran su entorno saludable, sus testimonios revelan problemas de salud que podrían estar relacionados con la contaminación ambiental. Esta desconexión entre percepción y realidad sugiere la necesidad de fortalecer programas ambientales que permitan a la niñez identificar los factores de riesgo asociados a la degradación de su entorno.

Además, la conceptualización del río como un problema y no como un ecosistema valioso pone de manifiesto la urgencia de transformar la relación de la comunidad con este recurso hídrico. La recuperación del río no solo debe enfocarse en su saneamiento físico, sino también en el fortalecimiento de un sentido de apropiación y cuidado entre la población más joven. Por lo tanto, es imperioso que estos esfuerzos se complementen con políticas públicas que recuperen y protejan el medio ambiente. Solo a través de una acción coordinada entre instituciones, academia y la ciudadanía será posible garantizar un futuro en el que las nuevas generaciones no solo reconozcan los riesgos asociados al deterioro ambiental, sino que también se conviertan en agentes de cambio comprometidos con la preservación de los ecosistemas, como el río, fundamentales para su bienestar y el de toda la comunidad.

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