Academia

“Lo que te afectó una noche no lo vas a reponer el fin de semana o cuando salgas de vacaciones”, señala Rafael Santana, responsable de la Clínica de Trastornos del Sueño-UNAM

“Las deudas de sueño son impagables”

Sueño deficiente Las actividades productivas, horarios y otros factores impiden el correcto descanso de la población. (Juan Pablo Zamora/Cuartoscuro)

Una hora o una noche de sueño perdida no se podrá recuperar nunca. La sociedad contemporánea ha establecido un ritmo de vida a veces incompatible con un sueño completo y reparador. Hasta hace poco la falta de sueño ha cobrado superficialmente la alerta correspondiente en la sociedad, debido a sus consecuencias en la salud y la vida social y familiar de las personas.

Las condiciones de nuestra sociedad señalan que debes trabajar todo el día, pasar horas en el transporte público o tráfico; en imponer a los niños y adolescentes horarios escolares incompatibles con su desarrollo y descuidar el sueño, señala en entrevista Rafael Santana Miranda, responsable de la Clínica de Trastornos del Sueño de la Facultad de Medicina de la UNAM, en el marco de la Semana de la Concientización del Sueño, del 9 al 15 de marzo y del Día Mundial del Sueño, que este 2025 se conmemora este viernes.

El especialista refiere que hay condiciones sociales que no facilitan el sueño adecuado de la población mexicana y global, que se combinan o propician toda una pléyade de trastornos del sueño, padecimientos que se obvian, asumen e incluso presumen, en vez de atenderse.

Tras una semana de trabajo y responsabilidades que pueden limitar el sueño, agrega, “llegamos al fin de semana para intentar ‘reponerlo’. Incluso tenemos términos absurdos como la llamada ‘deuda de sueño’. Es absurdo porque las deudas son algo que puedes pagar, el sueño no. Lo que te afectó una noche no lo vas a reponer el fin de semana o cuando salgas de vacaciones. Eso tendrá repercusiones inmediatas, en la salud e incluso en tus actividades diarias, que pueden conllevar a accidentes asociados a la restricción de sueño”.

DATOS QUE NO MEJORAN.

De acuerdo con el artículo “Los trastornos del sueño en México. A propósito de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT)”, un estudio del INER y el INSP, sólo uno de cada dos adultos mexicanos duerme el tiempo considerado como saludable (siete a nueve horas por noche).

La ENSANUT 2016 documenta que uno de cada cinco adultos tiene “sueño no reparador” y cansancio o fatiga. “De manera alarmante, hasta uno de cada 10 hombres mayores de 20 años reconocen haber tenido somnolencia al conducir un vehículo (...) La privación de sueño afecta a un tercio de la población general adulta en México y es más frecuente en hombres que habitan áreas urbanas”.

Datos más recientes, de la ENSANUT Continua 2022, indican que el 31% de adultos (de entre 40 y 67 años) no cumple las recomendaciones de un sueño saludable, el porcentaje se incrementa a casi el 48% en adultos mayores.

“Problemas relacionados con el sueño pueden provocar un accidente en carretera durante tus vacaciones, pero también si eres un operador de tráiler: las leyes en este país dicen que pueden manejar máximo seis horas para evitar accidentes, cuando que en otros países no rebasan las cuatro; a eso sumemos la inseguridad que los obliga a conducir sin parar para evitar un asalto. Esto propicia el abuso de sustancias activadoras y los problemas que conllevan. Es algo que ocurre en nuestro país y el mundo, en carreteras, maquiladoras y otros escenarios incompatibles con la salud del sueño”.

El somnólogo enfatiza que el ser humano no está diseñado para trabajar todo el día en jornadas y horarios aberrantes, como el nocturno. “Los médicos tenemos que hacer guardias, pero no puedes estar en ello todo el tiempo. Otro gran problema son los turnos rotatorios de trabajo: hoy trabajas en la mañana, el próximo turno en la noche y al siguiente ya veremos… es aberrante”.

ÁLGEBRA A LAS 7 AM.

Los horarios en las escuelas tampoco están diseñados acorde a los horarios naturales de niños y jóvenes, con necesidades de sueño diferentes a los adultos y las actividades productivas sociales. “Enviamos a la escuela a nuestros hijos para que tomen álgebra a las 7 am, cuando en otros países con mejores resultados las clases inician más tarde y son más limitadas”.

Es por ello que el investigador puntualiza que, los padecimientos del sueño están correlacionados no sólo con la mala higiene de éste, enfermedades vinculadas, apneas y parasomnias, sino también con la imposición social de las actividades productivas.

“Esto nos lleva a un cuestionamiento profundo de las políticas que tenemos en la actualidad y que valdría la pena sumergirnos en la ciencia para diseñarlas, en emplear los avances del conocimiento para cambiarlas y hacer modificaciones no sólo para el mejoramiento del diagnóstico de los trastornos en una clínica, sino como sociedad tener una mejor respuesta y que pueda ser evaluada con el desempeño”.

Por ejemplo, el sexenio pasado se eliminó el horario de verano, el cual se había comprobado que no generaba un beneficio para la población, señala. “Tenía que ver con otros intereses y sólo afectaba los horarios y regulación del sueño de las personas, e incluso ponía en mayor riesgo a quienes ya tenían estas ‘deudas de sueño’. Al país no le beneficiaba ni económicamente, qué bueno que lo quitaron”.

De igual forma, se podrían establecer políticas que estructuren mejor los horarios escolares o faciliten el trabajo de los transportistas. “Los horarios de trabajo deben estar en la mesa de discusión porque desde ahí se tienen que resolver los problemas sociales que causan o aumentan los trastornos del sueño”.

Para atender los trastornos y abordar problemas que no son causados por una mala higiene del sueño, apunta, existen instituciones como la Clínica de Trastornos del Sueño de la UNAM a la que puede acudir la población.

Lo más relevante en México