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Victoria Bautista trabaja en el rescate de las formas de producción tradicionales para integrarlas a la ciencia

Politécnica ayuda a preservar saberes de pueblos originarios de Oaxaca

Politécnica Victoria Bautista López es originaria de la Heroica Ciudad de Tlaxiaco, municipio de Oaxaca, que se localiza en la región de la Mixteca. (IPN)

La investigadora Victoria Bautista López trabaja en el rescate de las formas de producción tradicionales para integrarlas a la ciencia y generar economía local, en beneficio de la comunidad y las personas que viven de elaborar artesanías.

Hay quienes pueden pensar que la ciencia únicamente se encuentra en las aulas, los laboratorios y que las personas que investigan deben responder al mismo molde: grados académicos, guantes de látex y bata blanca. Aunque suene a cliché es la forma en que el común denominador visualiza a las personas dedicadas a la ciencia.

Esta conceptualización se logra romper desde el pensamiento comunitario e indígena, porque la ciencia se encuentra en los saberes de las abuelas, en la tradición oral y en la conexión ancestral que se tiene con el entorno y los recursos naturales.

Victoria Bautista López es originaria de la Heroica Ciudad de Tlaxiaco, municipio de Oaxaca, que se localiza en la región de la Mixteca. Es ingeniera en Sistemas de Calidad y actualmente estudia la maestría en Gestión de Proyectos para el Desarrollo Solidario en el Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR), Unidad Oaxaca del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

Una de sus líneas de investigación es la preservación de saberes ancestrales bajo una línea de revalorización, rescate cultural y ancestral de las comunidades y sus conocimientos, porque los pueblos originarios resguardan su propia ciencia.

La estudiante politécnica tiene conocimientos en el desarrollo de procesos industriales y el impacto que tienen en el entorno, muchas veces negativo, porque las empresas no miden las afectaciones de su producción y terminan siendo puntos rojos de contaminación, además de que la mayoría de las veces no crean vínculos directos con las localidades ni la sociedad en general.

Localidad como la de Tlaxiaco, que se encuentra alejada del caos citadino, opera bajo un modus vivendi que pocos se detienen a analizar, como cuestionar cuáles son las ventajas de las formas de producción que emplean.

“Muchas veces los pobladores de aquellas comunidades remotas trabajan o viven en automático y olvidan que ese conocimiento, el cual les fue otorgado generación tras generación es invaluable, y hasta cierto punto, poseerlo conlleva la responsabilidad de resguardarlo y no permitir que muera o quede oculto entre los vestigios arqueológicos que se esconden en el corazón de la selva”, afirmó Bautista López.

La investigadora politécnica plantea que los conocimientos ancestrales son técnicas y herramientas que se han implementado durante muchos años para generar economía local y por eso es importante fortalecer esos saberes y tradiciones.

CIENCIA EN COMUNIDAD

Una de las iniciativas que plantea la científica es trabajar directamente con las personas que se dedican en la elaboración de artesanías a base de carrizo, material amigable con el medio ambiente que sirve para elaborar canastos, servilleteros, lámparas y otros productos que generan un equilibrio productivo que contempla la mano de obra y la participación de personas de más de 40 años de edad.

Esta vinculación con la ciencia también es una oportunidad para que las mujeres reconozcan su potencial y las habilidades que pueden ser aplicadas al desarrollo tecnológico o científico.

“Lamentablemente en las comunidades el conocimiento y el saber no es valorado, cuando hablamos de producción, siempre nos referimos a las sociedades o a la industria. Esta producción también se hace de manera local en las comunidades con conocimientos de nuestros antepasados”, comentó.

INCLUSIÓN A TRAVÉS DE LA CIENCIA

Dijo que otra de las apuestas es que esos modelos de producción sean accesibles para todas las personas como la población de adultos mayores. En las comunidades es común ver a personas de 70 años produciendo artesanías, compartiendo conocimientos y generando economía local. Para Bautista López la ciencia es un todo. Está en las aulas, en los laboratorios, en las comunidades, en su gente y otro factor imprescindible es el idioma, porque habla mixteco y es importante empezar a reconocer el valor del idioma porque a través de su uso se transmite el conocimiento y ha sido posible heredar saberes, tradiciones y costumbres que tienen valor y aporte científico.

“Conocer la lengua es reconocer nuestros orígenes, nos hace más ricos en cultura y conocimiento. Nos hace ver otros panoramas y potencializar habilidades para generar estrategias y soluciones que el mundo globalizado necesita. Somos una alternativa y riqueza cultural, no solamente de Oaxaca, sino del mundo”, aseguró.

Toda la gente y los pueblos pueden generar ciencia, soluciones integrales y en equilibrio con el ser humano, la sociedad y el ambiente, incluyendo a todas las personas sin excepción, señaló Bautista López.

Así como Victoria, hay más científicas indígenas que luchan por amalgamar la sabiduría ancestral y la ciencia de nuestro tiempo a favor de los pueblos originarios.

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