
El futuro colisionador de partículas propuesto por la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), con un perímetro tres veces mayor al actual, “podría ser uno de los instrumentos más extraordinarios construidos por la humanidad para investigar las leyes de la naturaleza”, aseguró este martes la directora general del centro, Fabiola Gianotti.
Uno de sus objetivos sería “estudiar con todo detalle el bosón de Higgs, la partícula más simple jamás descubierta y a la vez una de las que genera más incógnitas”, señaló la máxima responsable del CERN en una rueda de prensa para presentar el estudio de viabilidad del futuro colisionador.
En la víspera, el CERN ya adelantó que la futura infraestructura sería un anillo de 90,7 kilómetros de circunferencia (frente a los 27 kilómetros del actual) y costaría 15.000 millones de francos suizos (unos 15.600 millones de euros).
Tres años para decidir
El proyecto será estudiado a partir del próximo mes de noviembre por el Consejo del CERN, compuesto por representantes de los 23 países miembros de la institución, entre ellos España, y se espera que hacia 2028 éste decida si el nuevo colisionador se construirá o no.
La directora general se mostró claramente a favor de la inversión, al asegurar que “no hay otro tipo de experimento que permita aproximarnos tanto a las cuestiones más fundamentales en la física de partículas, una de las partes más desconocidas del modelo estándar”.
El estudio elaborado con ayuda de más de un millar de físicos e ingenieros propone un anillo a 200 metros de profundidad (el colisionador actual está a 100 metros bajo tierra), con ocho accesos desde la superficie y cuatro centros principales de experimentación, los mismos que tiene la estructura ahora en funcionamiento.
Se encontraría también en la zona fronteriza entre Francia y Suiza, aunque debido a su mayor perímetro involucraría un área 11 veces mayor, que incluso podría pasar por debajo del lago Lemán, el mayor de Europa Occidental.
Michael Benedikt, líder del equipo que ha llevado a cabo el estudio de viabilidad, detalló en la rueda de prensa que el nuevo colisionador tendría que esperar al cierre del actual, previsto hacia comienzos de la década de los 40 de este siglo, antes de funcionar.
El programa de investigaciones en el futuro colisionador tendría dos fases, y en una primera, desde finales de los años 40 hasta aproximadamente 15 años después, se colisionarían electrones y positrones para “fabricar” partículas especiales como el mismo bosón de Higgs, partículas electrodébiles y quarks del tipo “top”.
En una segunda etapa, en el último cuarto de este siglo, colisionarían sólo protones a una energía de hasta 100 teraelectronvoltios (TeV), mucho mayor que los 13-14 TeV utilizados en la estructura actual, y con ello se espera poder avanzar en “misterios” de la física actual como la materia oscura.
Coste alto pero no imposible
Según el estudio de viabilidad, el coste del proyecto se repartiría a lo largo de 12 años, comenzando a principios de la próxima década, y aproximadamente un 65 % de la financiación provendría del presupuesto anual del CERN.
Los responsables de la organización expresaron este martes su confianza en que los países europeos y otros socios que colaboran con la institución, como Estados Unidos, mantengan su actual inversión para permitir estos futuros proyectos, pese al mayor foco actual en otras cuestiones como la defensa continental.
“Los Estados miembros del CERN han afrontado en los últimos años todo tipo de desafíos, como la pandemia, la guerra de Ucrania o los problemas energéticos, pero nunca hubo ninguna voz en el Consejo que sugiriera reducir sus contribuciones”, aseguró Gianotti en este sentido.
“En un momento de conflictos geopolíticos y otros problemas, sigue siendo importante invertir en ciencia, tecnología, educación y otros valores positivos y de colaboración”, afirmó.
Los responsables del CERN expresaron asimismo su esperanza en que Estados Unidos, pese a su actual ola de recortes a la cooperación internacional, no retire su presencia en la institución, donde unos 2.000 de los más de 12.000 investigadores que trabajan en sus instalaciones provienen del país norteamericano.
El CERN, fundado en 1954, y su actual colisionador de particulas, abierto en 2008 y donde se descubrió el bosón de Higgs en 2012, buscan responder numerosas cuestiones de la física fundamental para entender mejor un universo en el que, según los científicos, aún nos quedan por conocer el 95 % de la masa y la energía.