
Arqueólogos glaciales han descubierto un segundo esquí en Divergarden, una montaña en el centro de Noruega, a apenas cinco metros de donde se descubrió el primero hace siete años.
El esquí fue datado por radiocarbono en 1.300 años. A medida que el calentamiento global provoca un mayor retroceso de los glaciares, han salido a la luz numerosos artefactos, lo que ha suscitado la necesidad de realizar más investigaciones arqueológicas en la zona.
Lars Holger Pilo, arqueólogo y codirector de la iniciativa ‘Secrets of the ice’ del Museo de Historia Cultural de Oslo, afirmó que estos esquís prehistóricos son el par mejor conservado del mundo conocido hasta la fecha.
“Este descubrimiento es revolucionario por dos razones. En primer lugar, demuestra que los humanos utilizaban las altas montañas para cazar y transportarse durante el invierno, a pesar de los considerables riesgos que conllevaba. En segundo lugar, la notable conservación de los esquís, incluidas sus fijaciones, nos permite crear réplicas precisas y experimentar con cómo podrían haber esquiado los humanos de la Edad de Hierro”, afirmó en un comunicado. Gracias a su estado intacto, también ofrecen “perspectivas completamente nuevas sobre las técnicas de esquí y su posible uso”, añadió Pilo.
UNO DE ABEDUL Y EL OTRO DE PINO
Cada esquí está hecho de una madera diferente: uno de abedul y el otro de pino. Sin embargo, su proximidad y las dataciones por radiocarbono sugieren que se utilizaban en pareja en aquella época, aunque esta no fuera la intención original. Este hallazgo pone de manifiesto el valor que las personas de este agreste paisaje, muy por encima del límite arbóreo, otorgaban a los objetos de madera.
Para realizar estos descubrimientos, los científicos deben primero identificar los lugares con mayor potencial de hallazgos arqueológicos. Los glaciares descienden de las montañas y pueden destruir artefactos frágiles, por lo que las placas de hielo inmóviles son una apuesta más segura para encontrar piezas bien conservadas.
Utilizando fotografías aéreas e imágenes satelitales, así como información local de excursionistas y pastores de renos, los arqueólogos cartografian las placas de hielo en busca de sitios prometedores.
“El rápido derretimiento del hielo glacial debido al cambio climático antropogénico está revelando objetos arqueológicos que han estado congelados durante siglos o incluso milenios. Estos hallazgos ofrecen información sobre la actividad humana, la tecnología y la adaptación a entornos desafiantes del pasado”, explicó Pilo a GlacierHub. Normalmente, el hielo derretido realiza el trabajo de excavación para los científicos, pero en el caso del esquí prehistórico, se necesitó un picahielos para facilitar la extracción del artefacto.
Al derretir el hielo para revelar estos importantes artefactos, en cierto modo, el cambio climático ha impulsado el avance de los descubrimientos arqueológicos que podrían ayudarnos a comprender mejor cómo la humanidad afrontó los cambios climáticos del pasado. Esta capacidad histórica de adaptación al cambio climático ha sido “una de las revelaciones más impactantes” de la iniciativa, afirmó Pilo.
PEQUEÑA EDAD DE HIELO
“Por ejemplo, durante la Pequeña Edad de Hielo de la Antigüedad Tardía (535-660 d. C.), un período de enfriamiento climático significativo, la agricultura local en las montañas enfrentó graves desafíos, ya que se encontraba al borde de su viabilidad“, explicó Pilo. “En respuesta, la gente intensificó la caza de renos en el hielo, un claro ejemplo de adaptación climática y gestión de recursos bajo presión. Podemos observar evidencia de un aumento de la actividad cinegética en la cantidad de flechas perdidas en el hielo”, afirmó.
Estas flechas demuestran un cambio en la actividad humana congruente con un cambio climático. Los esquís recientes encontrados en las altas montañas también muestran que los humanos utilizaban la zona en invierno. Pilo explicó que, dado que los hallazgos anteriores de esquís provenían principalmente de zonas más bajas, donde probablemente sirvieron para travesías de esquí de fondo, estos esquís de alta montaña demuestran que los humanos viajaban a mayores altitudes en invierno de lo que los científicos creían.
Estas flechas y esquís ayudan a construir la historia humana que los arqueólogos intentan descifrar. También podrían ir de la mano con la historia ambiental de la historia natural de la Tierra.